Las temporales del Prado: Metapintura, Ribera y el Maestro Mateo
Metapintura. Un viaje a la idea del
arte
El Museo del Prado propone con esta un viaje que se inicia
con la Edad Moderna y finaliza en 1819, año de la creación del museo,
organizado en torno a dos pilares fundamentales para el museo, las Colecciones
Reales y el arte español, el ameno y variado itinerario incluye pinturas,
dibujos, estampas, libros, medallas, piezas de artes decorativas y esculturas.
La muestra, comisariada por Javier Portús, Jefe de
Conservación de Pintura Española del Museo Nacional del Prado, está organizada
quince etapas: Los orígenes: la religión; Los orígenes: la mitología; El
Quijote y las Meninas; Cuando no basta el arte: el poder de las imágenes; La
pintura como signo; Los límites del cuadro; Historia y tradición: Tiziano; Arte
infinito; El rostro del arte; Los lugares del arte; La historia del arte; Goya
y la crisis de la imagen religiosa; Mitos modernos: el amor, la muerte, la
fama; Hacia un nuevo artista: entorno afectivo y subjetividad; El final de este
viaje.
Ribera. Maestro del dibujo
El Museo del Prado en colaboración con el Meadows Museum de
Dallas presenta la exposición “Ribera. Maestro del dibujo. Comisariada por
Gabriele Finaldi (ex director adjunto de Conservación del Museo del Prado y
actual director de la National Gallery de Londres) se organiza con motivo de la
publicación del primer catálogo razonado completo de los dibujos del artista,
que permite tener una visión completa de Ribera como dibujante y catalogar los
aproximadamente 160 diseños que llevó a cabo.
Además de incluir varias de sus obras maestras ya conocidas como el Sansón y Dalila del Museo de Córdoba, Aquiles entre las hijas de Licomedes del Teylers Museum en Haarlem o el San Alberto del British Museum, se pueden contemplar dibujos recientemente descubiertos como el titulado Aparición de Cristo resucitado a su madre del Kent History and Library Center.
Además de incluir varias de sus obras maestras ya conocidas como el Sansón y Dalila del Museo de Córdoba, Aquiles entre las hijas de Licomedes del Teylers Museum en Haarlem o el San Alberto del British Museum, se pueden contemplar dibujos recientemente descubiertos como el titulado Aparición de Cristo resucitado a su madre del Kent History and Library Center.
También se pueden contemplar una docena de
dibujos que nunca antes vistos en España, como las Adoraciones de Berlín y
Nueva York o el Hércules descansando llegado desde Malta.
La exposición que ahora nos presenta el Museo Nacional del
Prado está dividida en nueve secciones y combina dibujos, pinturas y estampas
ordenados cronológica y temáticamente que permiten comprobar la excepcional técnica
del Españoleto, así como la extraordinaria originalidad de su temática. Un
total de 52 dibujos, 10 pinturas y 8 estampas, y una pequeña escultura en cera
de un alma en el infierno realizada por su suegro Giovan Bernardino Azzolino
que se relaciona con las estampas anatómicas de Ribera.
En total, 71 piezas
procedentes de museos y colecciones de diversos países, incluida España, entre los que se cuentan, el British Museum
de Londres, el Fitzwilliam Museum de Cambridge, el Metropolitan Museum of Art de
Nueva York, el Istituto Centrale per la Grafica de Roma, el Museo de Bellas
Artes de Córdoba, la Academia de Bellas Artes de San Fernando y por supuesto
del propio Museo del Prado.
Santos y mártires
Gran parte del corpus de dibujos de Ribera lo ocupan las representaciones de santos, especialmente los santos penitentes y mártires, sobre los que trabajó durante toda su carrera. Ribera solía representarlos en los momentos más dramáticos de sus penitencias o martirios, centrando su atención en la tensión espiritual y el sufrimiento físico de los personajes.
Gran parte del corpus de dibujos de Ribera lo ocupan las representaciones de santos, especialmente los santos penitentes y mártires, sobre los que trabajó durante toda su carrera. Ribera solía representarlos en los momentos más dramáticos de sus penitencias o martirios, centrando su atención en la tensión espiritual y el sufrimiento físico de los personajes.
San Sebastián y San Bartolomé son las más representativas de
su producción. Ambos le otorgaban la oportunidad de experimentar con uno de sus
temas predilectos, el hombre desnudo atado a un árbol. San Pedro, crucificado
boca abajo, y San Jerónimo, rezando en el desierto, son otros de los santos
habituales en sus obras.
Dioses y héroes
Ribera pintó pocas obras de contenido clásico o mitológico,
apenas una décima parte de su producción. Entre estos dibujos destacan el
Aquiles entre las hijas de Licomedes, el Laocoonte, cuya expresividad facial y
corporal le sirvió de modelo para sus posteriores escenas de martirios, o la
Ariadna dormida, su único desnudo femenino clásico.
Castigo y tortura
Son varios los dibujos de Ribera que representan tribunales
dela Santa Inquisición y ajusticiamientos en las plazas de Nápoles. Contornos
esquemáticos y concisos, con trazos cortos realizados con rapidez que captan
las posturas y los gestos de sus protagonistas, como si se tratara de un
reportaje del acontecimiento. Otros dibujos, alejados de la realidad, responden
a la fantasía del artista que inventa terribles escenas de castigo y de horror
que reflejan su curiosidad morbosa por la violencia física.
Los años prodigiosos
1634-37
En los años centrales de la década de 1630, coincidiendo con
el virreinato de Manuel de Fonseca y Zúñiga, VI conde de Monterrey, Ribera se
encontraba en la cumbre de su carrera como pintor, produciendo en esta época varias
obras maestras.
A esta etapa pertenece el grupo más importante de los escasos
quince dibujos preparatorios de Ribera conservados, como la Inmaculada
Concepción de 1635, el Apolo y Marsias
de 1637 o la Piedad de la cartuja de San Martino de Nápoles, realizada ese
mismo año.
Estos bocetos permiten conocer su proceso de trabajo: primero ideaba
una escena y la dibujaba, normalmente con pluma, añadiendo y eliminando
elementos para mejorar la composición, posteriormente hacía bocetos de
personajes y detalles concretos y finalmente disponía a los modelos en las
posturas seleccionadas, pintando desde el natural, lo que explica la gran diferencia
entre sus bocetos de figuras muy alargadas y la obra final, con proporciones
más reales.
Cabezas
Un tema con gran importancia dentro de la obra de Ribera son
sus cabezas. Son veinticinco dibujos, realizados con diversas técnicas:
sanguina, lápiz negro, pluma, aguada roja… Varias de las cabezas presentan
deformidades, como bocio, o rasgos muy exagerados, como narices alargadas o
labios excesivamente carnosos.
Otras son estudios que servían para documentar
diversos tipos, a la manera de las ilustraciones de tratados fisionómicos como
Della fisonomía dell’huomo del napolitano Giambattista della Porta. La mayoría
están de perfil, para poner más énfasis en el carácter del personaje o en las
deformidades.
Maestro del dibujo
A diferencia de Caravaggio y de los pintores de su estela,
que no dibujaban sino que pintaban directamente en el lienzo, Ribera concedía
al dibujo una gran importancia. Por la excelente calidad de muchos de los
dibujos conservados, la gran variedad de técnicas y el grado de acabado de
algunos de ellos, Ribera merece ser considerado como un maestro del dibujo. En la
escuela que fundo, los alumnos dibujaban al modelo del natural y recibían lecciones
prácticas del maestro. Los tres aguafuertes anatómicos presentes en la muestra,
de gran expresividad, estaban probablemente destinados a un manual de dibujo
para la enseñanza de los jóvenes pintores.
Nápoles era, con unos trescientos mil habitantes, la segunda
ciudad más poblada de Europa en la primera mitad del siglo XVII. Sus calles y
sus plazas estaban abarrotadas de soldados, clérigos, nobles, vendedores
ambulantes, mendigos… Se conocen más de una docena de dibujos de Ribera, la
mayoría de pequeño formato, que recogen aspectos de la vida cotidiana de la
ciudad.
Asimismo, el descubrimiento de obras nuevas ha permitido conocer el interés que Ribera tuvo en las escenas campestres, que dibujo en sus salidas de la ciudad.
Extrañas fantasías
Ribera empleaba el dibujo no solo como medio para preparar
sus pinturas o como puros ejercicios académicos, sino también como una manera
de plasmar sus obsesiones, que a veces parecen adelantarse a las de Francisco
de Goya. Con la figura humana como tema central, estos “caprichos” pueden ser
de carácter humorístico, satírico, caricaturesco, ridículo, lo incluso tétrico
e inquietante. El ejemplar más temprano que se conoce es Escena fantástica:
caballero con hombrecillos encaramándose a su cuerpo, de finales de la década
de 1620, y el último está fechado unos diez años después. En esta sección se
incluye también Hecate, una inquietante pintura en cobre que muestra una escena
fantástica con figuras de pequeño tamaño.
Los dibujos de los últimos años de vida de Ribera retoman
algunos de sus temas predilectos, como el Martirio de San Bartolomé, que fue
desollado vivo, o la Adoración de los pastores. Ribera pintó un mínimo de seis
Adoraciones entre 1629 y 1650 para importantes clientes como el rey de España o
el virrey Medina de las Torres. En sus últimos años su estilo, que acusa una
mano menos segura con líneas finas y trémulas y un mayor uso de la aguada,
menos sutil que en años anteriores. También es evidente una despreocupación por
unificar la escala de las figuras con personajes extremadamente alargados o mucho
más grandes que otros, algo que no se transmite a sus pinturas.
Maestro Mateo en el Museo del Prado
El Museo del Prado, la Real Academia Gallega de Bellas Artes
y la Fundación Catedral de Santiago organizan conjuntamente una exposición
monográfica con obras realizadas por el Maestro Mateo para la catedral de
Santiago de Compostela entre los años 1168 y 1211.
El Maestro Mateo actuó en tres espacios destacados: la
cripta” el Pórtico de la Gloria y la desparecida fachada occidental. Realizando
igualmente el coro pétreo de los cuatro primeros tramos de la nave central de
la iglesia.
La cripta o catedral vieja fue construida para salvar el
desnivel existente entre las naves de la iglesia y la plaza del Obradoiro y
sirve de sustento al Pórtico de la
Gloria, una de las obras cumbre del arte europeo medieval, en cuyos dinteles,
colocados el 1 de abril de 1188, el propio Mateo dejó constancia de que él
había dirigido las obras de la catedral desde sus cimientos.
Esta exposición reúne las nueve esculturas conocidas que se
conservan de la desaparecida fachada exterior del Pórtico de la Gloria,
incluida la recientemente descubierta, un rosetón y dos dovelas, y piezas clave
para entender el coro pétreo, como San Mateo y Caballos del cortejo de los
Reyes Magos, que hasta el siglo XVII ocupó los primeros tramos de la nave mayor
catedralicia. Un total de catorce
piezas, que por primera vez salen de sus ubicaciones habituales.
La exposición
El Maestro Mateo realizó una rica fachada para el pórtico, modificada
a mediados del siglo XVI y sustituida en el siglo XVIII por la actual fachada
del Obradoiro, realizando igualmente el coro pétreo que se instaló en los
cuatro primeros tramos de la nave central de la iglesia, reemplazado a
comienzos del siglo XVII por otro de madera.
Varias esculturas de estos conjuntos desaparecidos fueron
reubicadas en la propia catedral, entregadas a diferentes instituciones o
vendidas a colecciones privadas. En la exposición, que comienza con el
documento de la concesión de una pensión vitalicia al Maestro Mateo por
Fernando II como primera referencia a su labor en la Catedral de Santiago, se
muestran catorce de estas piezas, como los caballos del cortejo de los Reyes
Magos o el San Mateo realizados por Mateo y su taller hacia el año 1200.
También se incluyen otros elementos arquitectónicos como el gran Rosetón que coronaba la portada central, reconstruido a partir de fragmentos hallados en 1961, y dos Dovelas con el castigo de la lujuria, cuya temática coincidía con la del arco del Pórtico de la Gloria dedicado al Juicio Final.
Una vez más, El Museo Nacional del Prado merece que le dediquemos unas horas y nos asomemos a sus salas. Seguro que, al igual que en ocasiones anteriores, disfrutaremos de todo lo que nos ofrece este museo, que como no podía ser de otro modo, es el mas visitado de la capital de España. Por algo será.
Museo Nacional del Prado
Paseo del Prado, s/n – 28014 Madrid
https://www.museodelprado.es/
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