De Madrid al cielo: El Real Observatorio Astronómico
Asegura el dicho popular que, “de Madrid al cielo, y allí, un agujerito para verlo”. El origen de esta muy conocida frase parece estar en una obra del dramaturgo del Siglo de Oro, Luis Quiñones de Benavente titulada: “Baile del invierno y del verano”, en la que se pueden leer los siguientes versos: “Pues el invierno y el verano,/ en Madrid solo son buenos,/ desde la cuna a Madrid,/ y desde Madrid al Cielo” Pero para poder llegar hasta la bóveda celeste tras haber disfrutado de las bondades de la capital de España, hubo un tiempo en el que la puerta de entrada estuvo situada en lo alto del Cerro de San Blas, un altillo situado a las afueras de la Villa y Corte en las proximidades de la Puerta de Atocha, lugar en el que en 1588 un caballero llamado Luis de Paredes había construido una ermita dedicada a San Blas, donde se veneraba una reliquia del santo que había recibido de manos de la archiduquesa María de Austria. Aunque, años más tarde, tras la construcción del palacio