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Mostrando entradas de enero 1, 2016

El virtuosismo naturalista de Arcimboldo florece en la fundación Juan March.

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La prestigiosa institución madrileña exhibe en estas fechas, dos obras del singular artista italiano, Giuseppe Arcimboldo, «Flora» y «Flora Meretrix», hasta ahora nunca vistas por el público. Giuseppe Arcimboldo nació en Milán en 1526 en el seno de una familia de pintores. Como su padre, trabajó sobre todo para la gran fábrica del Duomo, donde entre 1549 y 1558 trabajó como diseñador de cartones para vidrieras y tapices. Pintó también frescos en la catedral de la vecina Monza. En 1562 la vida de Arcimboldo dio un giro decisivo, al trasladarse a la corte imperial invitado por el futuro Maximiliano II, donde su principal actividad sería la de retratista. Hacia 1570 trabajó como escenógrafo de los múltiples espectáculos que se celebraban en la corte imperial. Arcimboldo permaneció en la corte imperial, primero en Viena y después en Praga, hasta 1587, cuando abandonó la corte cargado de honores y regresó a Milán, donde murió en 1593, a los 66 años de edad. La fantasía y el ingeni

El Paseo de la Castellana o las heridas del tiempo.

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Hubo en Madrid una época en la que el paseo de la Castellana comenzaba donde la ciudad de Madrid acababa. Poco a poco se fue poblando de encantadores y señoriales palacetes. Era la época de los grandes señores, que levantaban sus grandes mansiones, de estilo francés, en el Paseo de la Fuente Castellana. Años más tarde, la fuente desapareció y al paseo sólo le quedó el nombre. Tras la Guerra Civil, comenzó la reconstrucción de lo que quedo de España, y en aras del progreso y el desarrollo fueron desapareciendo los palacetes y otras viviendas particulares de la clase media acomodada de Madrid, y en su lugar se levantaron, poco a poco, pero de forma inexorable, torres de cemento y hormigón, plazas frías e inhóspitas. Donde había vivido la aristocracia se instalaron bancos, compañías de seguros, multinacionales…. La historia del paseo de la Castellana reúne lo mejor y lo peor de la historia de Madrid y de su arquitectura, y quedara para siempre en nuestra memoria como la crónica