Las temporales de Palacio: Carlos III. Majestad y ornato en los escenarios del Rey ilustrado.


Corría el mes de diciembre del año 1779 y toda España aguardaba su llegada con impaciencia, admiración, esperanza y desconcierto. Carros con alegorías mitológicas, música, desfiles, besamanos, tapices brillantes y coloridos colgando de las ventanas y los balcones, pasos nocturnos iluminados con antorchas, teatro, fuegos artificiales… Todo valía para anunciar a lo largo y ancho del reino que, él hasta ese momento conocido como Carlo di Borbone, Rey de Nápoles y Sicilia, y duque de Parma, regresaba a España para ser su nuevo monarca.



 

Y ahora, en el año 2016, cuando se cumple el tercer centenario del nacimiento del monarca, Patrimonio Nacional, con el patrocinio de la Fundación Banco Santander,  presenta hasta el 31 de marzo de 2017, un recorrido a través de 131 piezas relacionadas con el que fue el gran reformador urbano de Madrid. Una cuidada selección de pinturas, tapices, mobiliario, armas, porcelanas y otros objetos de decoración estrechamente relacionados con S. M. Carlos III.


La exposición, comisariada por María Pilar Benito García, Javier Jordán de Urríes y José Luis Sancho Gaspar, se organiza en nueve secciones y recupera piezas que habían permanecido desmontados y almacenados, sin haber sido expuestos de forma conjunta desde el siglo XVIII, como la tapicería y el mobiliario del dormitorio del Monarca.
Sitios Reales



Las diferentes residencias del soberano son las protagonistas de esta sección. Durante sus casi treinta años de reinado, Carlos III realizo numerosos cambios en el Palacio Real de Madrid y los diferentes Sitios Reales, de modo que su paso fue decisivo para todos ellos. 


En esta sala pueden admirarse, entre otras obras, los magníficos paisajes de Antonio Joli, un vedutista italiano: una grandiosa vista del Palacio Real desde el Manzanares; el Palacio Real de Aranjuez y la escuadra del Tajo y una vista del Real Monasterio de El Escorial, que se expone por primera vez
El Real Dormitorio de Carlos III


El dormitorio de Carlos III en el Palacio Real de Madrid constituía un gran conjunto decorativo neoclásico realizado entre 1762 y 1772. Su principal artífice fue el pintor Anton Raphael Mengs, que creó un espacio de estilo neoclásico en el que equilibraba la pintura, de tema religioso, y los grutescos con los que la tapicería daba calor a las frías estancias de Palacio.



Para la ocasión se ha reunido la decoración íntegra de esta estancia, tanto sus conjuntos pictóricos como las suntuosas piezas textiles que revestían las paredes del dormitorio real.



Destacan en esta sala tres pinturas procedentes de la Colección Wellington: San Juan Bautista, Santa María Magdalena y Aparición del Niño Jesús a San Antonio de Padua, que se encontraban en el lugar donde el Rey se reunía con sus hijos para rezar
Los Tipos Populares de Lorenzo Tiepolo



Entre las obras más originales del S. XVIII, se encuentran doce obras realizadas entre 1773 y 1775 por el menor de los hijos de Gian Battista Tiepolo, utilizando la delicada técnica del pastel, que no se habían expuesto de forma conjunta desde 1946.






Lorenzo Tiepolo supo reflejar con eficacia y verismo algunos de los tipos populares del Madrid de mediados del S. XVIII: vendedores, militares y gentes de la clase media y el pueblo llano.
La Pintura mural



Tras su instalación en el Palacio Real de Madrid, quien fuera su primer inquilino, se concentró especialmente en la decoración de tan noble edificio con pinturas que contribuyesen a realzar la imagen de la Majestad en la sede oficial de la Corona. Posteriormente, la actividad decorativa se extendió posteriormente a otros palacios, pintándose frescos en el Palacio Real de El Pardo, en la Colegiata de La Granja de San Ildefonso y en la ampliación del Palacio Real de Aranjuez. 


Esta sección presenta dibujos y bocetos de varios de estos frescos, como los de Corrado Giaquinto, Anton Raphael Mengs, Francisco Bayeu y Mariano Salvador Maella, bien representados en los bocetos y estudios de pinturas murales desaparecidas.
El Rey “de monte en monte”



Para escapar de la melancolía hereditaria, Carlos III estimó que el mejor remedio era:
“Huir la ociosidad y estar siempre empleado, y en acción violenta en lo posible. Si muchos supieran lo poco que me divierto a veces en la caza me compadecerían más de lo que podrían envidiarme esta inocente diversión"




Esta sección nos muestra una cuidada selección de armas, objetos y cuadros relacionados con la práctica de la caza, la gran pasión de Carlos III, como prueba el hecho de que solo viviera en Madrid ocho semanas y el resto en el campo, para así disfrutar el mayor tiempo posible de la libertad de la naturaleza
Chinoisseries



La fascinación por las chinoisseries se plasmó en algunas decoraciones del reinado de Carlos III, quizás por influencia de su esposa, Maria Amalia de Sajonia, en las que jugaban un papel esencial los llamados “pequines”, delicados tejidos de seda pintados al temple con adornos vegetales y florales o con escenas con personajes chinos. 



Estos tejidos fueron adquiridos a través de la Compañía Sueca de las Indias Orientales y del Galeón de Manila, aunque también llegaron a ser imitados en España con gran habilidad.



Junto a estas manufacturas textiles se exhiben algunas piezas únicas de porcelana china o japonesas, que no suelen exponerse a causa de su gran fragilidad. Estos tejidos se adquirieron a través de la Compañía Sueca de las Indias Orientales y del Galeón de Manila, aunque también en algunas ocasiones, fueron imitados en España con gran habilidad. Los elementos de porcelana china o japonesa podían completar la decoración de estas salas para crear un ámbito decorativo homogéneo de carácter oriental.
Reales Fábricas



La grandeza artística de Carlos III se hace especialmente notable en los objetos realizados en las Reales Fábricas, tanto en la de porcelana del Buen Retiro creada por él, como en las que fundó su padre: la de tapices en Madrid, y la de cristales en San Ildefonso (Segovia). En esta última se producían espejos de gran tamaño, seguramente único en Europa, que sorprendían cuantos los veían.



Era entonces costumbre cubrir los muros de las residencias invernales con tapices que se encargaban a un único pintor, cuyo máximo representante fue Francisco de Goya, de quien la muestra presenta, reunidos por primera vez, los tapices realizados para la "pieza de comer" de Carlos III en Palacio Real de El Pardo, realizados entre 1786 y 1788.



En lo que respecta a las porcelanas, el Real Sitio del Buen Retiro, en Madrid, fue el lugar escogido por el rey para establecer la fábrica que hizo trasladar desde Capodimonte en 1759, con todos sus materiales y operarios, permitiendo una continuidad entre la producción italiana y las primeras piezas de la fábrica madrileña, que se puede observar en el Gabinete de porcelana del Palacio de Aranjuez.



En el mismo edificio, lamentablemente destruido durante la Guerra de la independencia, Carlos III creó el Real laboratorio de piedras duras, inspirado directamente en los talleres florentinos del Gran Duque de Toscana. De este Real laboratorio se muestra una magnífica mesa de piedras duras, enfrentada con una pintura que representa un trampantojo.
Carlos III y los talleres reales



En esta sección se muestra el Retrato de Carlos III, realizado por Anton Raphael Mengs, regalado por el Monarca al Rey Federico V de Dinamarca en 1765. Un retrato de cuerpo entero que jamás ha salido de Copenhague y que, por tanto, nunca se había visto antes de esta ocasión tan especial en España, considerado por los especialistas como el mejor retrato de Carlos III jamás pintado.



El impresionante retrato preside la sala en la que se exhiben las alegorías de Las horas del dia de Mengs junto a varias piezas de artes decorativas realizadas en los talleres reales españoles.
La muerte del Rey



Así llegamos al deslumbrante cierre de la exposición. Carlos III muere el 14 de diciembre de 1788, su capilla ardiente fue instalada en el Salón del Trono del Palacio Real Nuevo de Madrid. Según la etiqueta de la Casa de Austria, se desmontó la decoración habitual del salón y se cubrieron las paredes con una de las tapicerías más emblemáticas de las Colecciones Reales, probablemente la de La conquista de Túnez por Carlos V, que se colgaba habitualmente en el antiguo Alcázar en las capillas ardientes de los monarcas. 



Se instaló un estrado ricamente alfombrado, sobre el que se situó un dosel y bajo este una cama imperial y, en los laterales, blandones de plata. Además, se montaron siete altares para decir misas de continuo por el alma del monarca. La tradición exigía que la capilla fuera pública, permitiendo la entrada a:

“Todas las personas, de ambos sexos, sin distinción de clases que quisieron ver a S. M. difunto”



En la misma sala se muestra el testamento del monarca firmado de su puño y letra la víspera de su fallecimiento y un magnífico Santísimo Cristo de la Agonía, realizado en marfil en Italia hacia 1700, procedente del Real Convento de San Pascual de Aranjuez.


La despedida tiene lugar en una última sala, a modo de apéndice, en la que se proyectan en gran tamaño los frescos de los techos del Palacio Real mientras suena música de Boccherini.


Al concluir la visita de esta muestra que rinde tributo y homenaje Carlos III, Rey de Nápoles y Sicilia antes de convertirse en Rey de España tras el fallecimiento de su hermanastro Fernando VI, la percepción es la de un conjunto de obras ornamentales que revelan el poder y la grandiosidad de un monarca, que ocupa un lugar preferente en nuestra historia. Probablemente, el mejor Rey que jamás haya tenido España.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Paseo de la Castellana o las heridas del tiempo.

El Palacio Real de Madrid. Historia, secretos y leyendas de un noble edificio.

El Tío Pepe y la Puerta del Sol.