Las temporales del Thyssen: Caillebotte, pintor y jardinero.
El Museo
Thyssen-Bornemisza nos ofrece, hasta el 30 de octubre de 2016, la posibilidad
de disfrutar de una retrospectiva titulada Caillebotte, Pintor y Jardinero,
gracias a la cual, tras largos años relegado a un segundo plano, se sitúa al
pintor francés en el lugar de honor que le corresponde entre los impresionistas.
Caillebotte y los
impresionistas.
Gustave Caillebotte
(París, 1848-Gennevilliers, 1894), fue considerado durante mucho tiempo como un
simple pintor aficionado, coleccionista de arte y mecenas de sus coetáneos y
amigos impresionistas, pese a la indudable calidad de sus obras. Han sido
necesarios más de 100 años para que finalmente, Caillebotte sea considerado
como uno de los miembros más destacados de esta corriente artística surgida en
Francia en la segunda mitad del S.XIX. Amigo de Monet, Renoir y Sisley y
enemistado en varias ocasiones con Degas, Caillebotte asimiló rápidamente el recién nacido estilo impresionista de sus
amigos con su característico sentido del color, aunque su forma de pintar y su
trazo no siempre eran fieles a este movimiento.
Sus primeros estudios sobre jardines y
naturaleza los pinto en la casa familiar situada en Yerres, a las afueras de
París, comenzando en 1872 a recibir clases en el estudio de León Bonnat, para
pocos años más tarde, en 1876 ser invitado a participar en la segunda
exposición impresionista celebrada en
parís. Su más que desahogada situación económica hizo que pronto se
convirtiera en mecenas de Monet y Renoir como a otros artistas, financiando y
organizando sus exposiciones, a la vez que adquiría algunas de sus obras.
Caillebotte, decidió que tras su muerte, ocurrida cuando apenas contaba 45 su
colección de pintura impresionista, con más de 400 obras pasará al Estado Francés, sin duda una
generosa donación que fue recibida con reticencias por las autoridades del país
vecino, que finalmente pasaría a formar la espina dorsal del Museo D’Orsay.
El
estado francés se quedó únicamente con 40 de las 60 obras del legado, con
lienzos de Degas, Cézanne, Monet, Renoir, Pissarro, Sisley... Un asunto no
exento de polémica que pasaría a la historia como el “Affaire Caillebotte”. Una
prueba más del poco interés que despertaba la obra de Caillebotte por aquel
entonces, la encontramos en el hecho de que en un principio no se incluyó entre
las obras seleccionadas ninguna de sus pinturas, si bien finalmente se añadió
una, “Los acuchilladores”, (en el
Thyssen podemos ver un pequeño estudio preparatorio), una de sus primeras obras
y una de las más conocidas, aunque en su momento, sería rechazada en el Salón
Oficial por su uso del color como por su tema (unos trabajadores reparando la
madera del suelo). En 1888 se instaló en la finca junto a Charlotte Berthier, con
la que no tuvo hijos, razón por la que decidió legar toda su colección al
Estado Francés tras su fallecimiento.
La exposición.
“El morir tan joven, y no pintar tanto por su
interés en la navegación y jardinería, afecta a que haya tan poco en mercado y
colección. Los herederos, además, suelen pujar si un cuadro suyo sale a
subasta. Por eso tampoco ha sido tan conocido y estudiado, pero su valor es que
ha mantenido la atemporalidad";“Tenía un punto muy chocante para la época
con unas composiciones tan particulares, siempre diferentes y muy originales”.
(Paula Luengo, conservadora del Thyssen)
La muestra,
comisariada por Marina Ferretti, directora de Exposiciones e Investigación del
Musée des Impresionnismes Giverny reúne 64 obras procedentes varias colecciones
privadas y museos como el Marmottan de París, el Brooklyn Museum de Nueva York
o la National Gallery of Art de Washington. Está dividida en cuatro secciones
que giran en torno a aquellos lugares donde Caillebotte vivió y pintó: El París
de Haussmann: un universo mineral; Vacaciones en Yerres (1861-1879); El Sena y
los viajes a Normandía (1880-1888) y El jardín de Petit‐Gennevilliers
(1888-1894) y está organizada en colaboración con el Museé des Impressionnismes
Giverny, haciendo especial hincapié en los jardines, tema favorito de la obra
de Caillebotte, así como en la estrecha amistad que mantuvo con Claude Monet.
El París de Haussmann: un universo mineral. La exposición comienza
con “Autorretrato en el caballete”, en la que se puede observar un cuadro de
Renoir tras el pintor, pintado en su casa del bulevar Haussmann de París.
Siguen varias vistas de la capital francesa en las que Caillebotte, con su
particular y melancólica paleta de colores en la que predominan los grises y
malvas y tan solo el verde de las hojas de los arboles pone una nota de color,
nos muestra a los habitantes de la ciudad del Sena mientras pasean por sus
calles. Entre las obras que podemos ver en esta primera sección están entre
otras: “El bulevar visto desde arriba”;
“Pintores en un edificio” acompañado
de un boceto preliminar; “Balcón
Boulevard Hausmann” y los bocetos de “Calle
de parís, tiempo lluvioso” y “Los
acuchilladores”.
Vacaciones en Yerres (1861-1879).
En los años siguientes Caillebotte cambiaría el asfalto por la naturaleza.
En 1860, el padre del pintor adquirió una finca en Yerres, al sur de París
Yerres, con una casa de estilo neoclásico rodeada de un jardín inglés y un
huerto. Y será aquí, especialmente durante los veranos, cuando un aun joven
Caillebotte comenzó a pintar jardines y
escenas de deportes náuticos como el remo o el piragüismo. Las obras llevadas a
cabo en Yerres muestran ya una paleta de vivos colores conservando la
originalidad de la composición que se veía en sus escenas parisinas con sus
perspectivas forzadas. Los caminos de los jardines, sus árboles y frutos, la
luz de los estanques, las puestas de sol y los deportes náuticos son el centro
absoluto de la obra del pintor en esos años. Entre las obras presentes en la
muestra destacan ”Remero con sombrero de
copa”; “Piraguas en el río Yerres”;
un retrato titulado “Camille Dorelle en
el parque de Yerres” y varias vistas del jardín de la vivienda familiar.
Los caminos de los jardines, los frutos del huerto, la luz de los estanques,
las puestas de sol y los deportes náuticos son el centro absoluto de la obra
del pintor en esos años.
El Sena y los viajes a Normandía (1880-1888). Tras su etapa en
Yerres, vendrán sus años en Normandía y sus travesías por el Sena, tras vender
la propiedad familiar y comprar con su hermano Martial un terreno en
Petit-Gennevilliers donde construirán una casa. La proximidad de la propiedad
al Club de la Vela de París hace que se aficione a navegar, llegando incluso a
diseñar veleros, tan perfectos que llegarían a vencer en cuantas regatas
participaban. De esta etapa son sus cuadros con embarcaciones, campos, marinas…
con una técnica claramente impresionista y estudiados encuadres con su
característico punto de vista elevado. Entre las obras que cuelgan de las
paredes del Thyssen podemos ver “El Sena
y el puente del ferrocarril en Argenteuil”, “Embarcación anclada en el Sena, Argenteuil”; “Manzanos en flor”; “Las
Rosas, jardín de Petit-Gennevilliers” o “Chopos en el dique de Argentuil”.
El jardín de Petit‐Gennevilliers (1888-1894). Tras la boda de
Martial en 1887, Gustave se hace con toda la propiedad y compra las parcelas
colindantes, construyendo un gran estudio y un invernadero, instalando un
sistema de riego automático. Así desde ese momento su obra se consagra casi por
completo a las flores que el mismo cultiva, una auténtica explosión de color,
con primeros planos de gladiolos, dalias, girasoles y crisantemos, decorando
las puertas del comedor con unos paneles cuajados de orquídeas y capuchinas,
mientras que en una de las paredes colgaba un gran lienzo con margaritas.
“Caillebotte es de los pintores menos conocidos
del impresionismo, pero uno de los más interesantes. Utilizó vistas en picado
en unas obras muy cinematográficas, fue un rompedor con unas composiciones muy
modernas que no seguían los cánones"
(Paula Luengo, conservadora del Thyssen)
CAILLEBOTTE,
PINTOR Y JARDINERO
Museo
Thyssen-Bornemisza (Paseo del Prado, 8 – 28014, Madrid)
Hasta el 30 de octubre de 2016
Comentarios
Publicar un comentario