La Gran Vía y sus edificios. Tramo III.
En esta tercera y
última parte de nuestro recorrido a lo largo de la Gran Vía, recorreremos el
Tramo III o Avenida C desde su inicio en la plaza del Callao, hasta finalizar en
la plaza de España.
La construcción del
tercer y último tramo de la Gran Vía no se inició hasta 1925. En un principio estaba
previsto que la anchura de esta avenida fuera de 25 metros al igual que el
tramo I o Avenida B, pero finalmente se decidió ampliar su anchura hasta los 35
metros, igualándolo con el tramo II o Avenida A.
Los edificios de este
tramo de la Gran Vía son menos monumentales y llamativos que sus predecesores,
lo cual no quiere decir que tengan menos calidad. Aunque algunos de ellos
fueron edificados en una época de escasez de materiales como fue la posguerra.
Se abandona el barroco por estilos más racionalistas y funcionales, con un gran
número de comercios, cines, salas de fiestas y bares. La muy discutida
demolición del mercado de los Mostenses o de la Iglesia del Sagrado Corazón y
San Francisco de Borja retrasó la construcción de parte de los edificios.
La avenida A se llamó
desde 1921 Avenida de Eduardo Dato. Durante la Guerra Civil fue conocida como
Avenida de Méjico. Del año 1939 hasta 1980 Avenida de José Antonio y desde 1980
Gran Vía.
Si los dos primeros
tramos seguían el trazado de las calles San Miguel y Jacometrezzo, en esta
tercera parte no había una calle preexistente sobre la que construir, por lo
que se hizo enteramente nueva atravesando callejones y callejuelas.
Desaparecieron
para facilitar la construcción de este último tramo en este el mercado de los
Mostenses y la Iglesia del Sagrado Corazón y San Francisco de Borja, así como las
calles de San Cipriano, Eguiluz, Santa Margarita, Travesía del Conservatorio,
Rosal, Parada, Federico Balart, Travesía de Altamira, Peralta, el Callejón del
Perro y la Travesía de la Moriana y fueron reformadas las calles de Ceres,
Leganitos, San Bernardo, Reyes, Plaza de los Mostenses, Isabel la Católica,
Flor Alta, Silva, Tudescos y las plazas de Leganitos y San Marcial.
Y ahora, pasemos a repasar los edificios más representativos de este
último tramo de la Gran Vía madrileña
EDIFICIO CARRIÓN - GRAN VÍA, 41
El Carrión es sin duda, el más destacado representante del estilo Streamline o arquitectura aerodinámica en Madrid, con su inconfundible perfil de proa de barco recortándose en el arranque del tercer tramo de la Gran Vía madrileña.
Enrique Carrión y
Vecín, II marqués de Melín, fue el promotor de este icono de la arquitectura
madrileña, situado en un solar de 1.349m2 de forma triangular con su eje enfrentado al tramo II de la
avenida.
Con este fin, convocó en 1929 un concurso al que fueron invitados los
arquitectos Luis Gutiérrez Soto, Pedro Muguruza Otaño, Manuel de Cárdenas
Pastor, Eduardo de Garay y Garay, Emilio Paramés García, José María Rodríguez
Cano, Juan de Zabala Lafora, Luis Martínez Feduchi y Vicente Eced, aunque
finalmente dicho concurso fue anulado, adjudicando el proyecto a los dos últimos
citados, pese a que por entonces tan sólo podían ser considerados como jóvenes promesas de la arquitectura.
Carrión se propuso
construir un edificio audaz que hiciera que Madrid adquiriera un perfil
cosmopolita próximo a las modernas ciudades alemanas o americanas. Esa labor se
reconoce en la placa de piedra situada sobre la puerta principal con la efigie
del marqués en bronce en la que figura la siguiente inscripción:
"LA VILLA DE
MADRID / A / D. ENRIQUE CARRIÓN / CREADOR DE ESTE EDIFICIO / OCTUBRE -
1933"
La empresa
adjudicataria de la obra fue Construcciones Macazaga, que contrató a Luis Moya
como arquitecto de la empresa en la dirección de la obra y el coste, excluyendo
el solar fue de aproximadamente 12.000.000 de pesetas de la época, iniciándose las obras de este icono de la arquitectura madrileña el 11 de abril de
1931, tres días antes de la proclamación de la II República, finalizando el 15
de octubre de 1933. Un año después, el Carrión obtendría la segunda medalla de
la Exposición Nacional de Bellas Artes,
tras declararse desierto el primer premio.
El edificio, con 54
metros de altura desde el nivel de la calle y 16 plantas, contando los sótanos,
fue concebido como símbolo de la modernidad de una ciudad, que quería
incorporarse de lleno a las corrientes artísticas más vanguardistas del arte.
En su interior podíamos encontrar un hotel, 64 apartamentos de alquiler
amueblados, oficinas, restaurante, bar,
cafetería, cine, sala de fiestas y lo más sorprendente, una fábrica de agua de
Seltz.
Sin escatimar en gastos, se utilizaron los mejores
materiales para su construcción: granito
de Segovia pulimentado para el chaflán de la esquina con la calle
Jacometrezo, arenisca de Villamayor (Salamanca) en los laterales, caliza de
Colmenar de Oreja para las molduras, pórfido en el basamento y mármoles
travertinos en la entrada y los interiores, utilizando además, telas ignífugas,
un sistema de refrigeración centralizado, el primero de Madrid, que ocupaba una
planta entera del edificio o las vigas Vierendeel de hormigón armado, utilizadas para cubrir sin apoyos la sala
de cine, con 31 metros de longitud y más de 3 de altura, que, durante algunos
años ostentaron el récord mundial para este tipo de viga.
Martínez Feduchi y
Eced se inspiraron para el proyecto del Carrión en la Mosse Haus de Berlín,
obra de Erich Mendelsohn y Richard Neutra, mientras que para el interior de
claro estilo Art Decó lo hicieron basándose en imágenes y objetos de la
Exposición de Artes Decorativas de París de 1925. Los arquitectos, se
encargaron de diseñar hasta el último de los detalles, diseñando muebles,
cortinas, alfombras e incluso la cubertería del hotel, que serían realizados
por la firma Rolaco-Mac.
La decoración contó con la participación del pintor Hipólito Hidalgo de Caviedes que ya había trabajado en el Bar Chicote y el edificio de la Telefónica, mientras que el propio Martínez Feduchi, se encargó del diseño del mobiliario a base de muebles metálicos de tubo curvado, entre los que destaca el carrito del bar y las butacas de la sala de cine, unos diseños que ganaron en 1933 el premio del Ayuntamiento de Madrid. Por su parte, el edificio Carrión ganaría la segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1934, en la que quedó desierto el primer premio. Como
curiosidad, creo que merece la pena destacar, que el Carrión, fue utilizado
como observatorio durante la Guerra Civil, al igual que la mayoría de los edificios altos de la zona.
La sala de cine y espectáculos
denominada Capitol se inauguró el día 15 de octubre de 1933, con un programa
múltiple que incluía una revista cinematográfica de actualidad producida por la
Paramount, un corto de dibujos animados de Betty Boop titulado “La suerte de Betty”,
un intermedio musical a cargo de la Orquesta Capitol, concluyendo la velada con
la proyección de la película estadounidense “El soltero inocente”, dirigida por
Norman Taurog. La sala estuvo arrendada a la Paramount, que tenía sus oficinas
en el mismo edificio, hasta 1935 pasando poco después a la Metro Goldwyn Mayer.
En 1935 se instaló la productora CIFESA (Compañía Industrial Film Española,
S.A.), al igual que lo hicieron más tarde Air France, la cafetería Manila o
Benetton. Además de los arquitectos Luis Martínez Feduchi y Vicente Eced,
autores del edificio que abrieron aquí su estudio de arquitectura.
Para siempre
quedara en la retina de todos los que hemos paseado en alguna ocasión por la
zona, la inconfundible imagen de los rótulos luminosos que iluminaban la fachada
del Carrión: El letrero de CAPITOL de los primeros años,los de CIFESA, PARAMOUNT FILMS o el de CAMEL que estuvo
hasta finales de los años 70, cuando o fue sustituido por el actual de
Schweppes, conocido en todo el mundo gracias a la película El día de la bestia,
dirigida por Álex de la Iglesia en 1995. Un anuncio de Vodafone corona la torre
del Carrión y dos fantásticas terrazas situadas a ambos lados del edificio nos
permiten disfrutar de unas de las mejores vistas de Madrid.
En 2004 el arquitecto
Rafael de la Hoz propuso un Plan Especial de Protección para la rehabilitación
del edificio, que finalmente llevaron a cabo los arquitectos Pablo Alberto
Giménez Gancedo y César González López Plaza en 2008, aunque hay que lamentar
que no se haya aprovechado la ocasión
para recuperar el mobiliario y la decoración original del interior. En
la actualidad la mayor parte del edificio está ocupado por el hotel Vincci
Capitol.
HOTEL Y CINE REX, GRAN VÍA, 43B
Este inmueble
destinado a viviendas, hotel y locales comerciales fue un encargo de Otelo Valiente
Pérez al arquitecto Luis Gutiérrez Soto que ya había construido en la Gran Vía el
Cine Callao y el Bar Chicote. Fue construido sobre un solar de 584'09 m2 de
superficie con planta trapezoidal, en la esquina con la calle de Silva.
En el proyecto inicial, con fecha de febrero de 1943, se proponía un edificio de trece plantas que se repartiría en dos sótanos, bajo, entresuelo, principal, siete pisos y un ático retranqueado. A las viviendas se accedía por la rotonda de esquina que daba paso a un vestíbulo del que arrancaba una escalera imperial, situándose en la Gran Vía la entrada al hotel, con un pequeño vestíbulo con la escalera principal al fondo, enfrentada a dos ascensores. El piso principal lo ocupaban los salones del hotel, mientras que cada uno de los siete pisos estaba distribuido en dieciocho habitaciones con baño, que en el sotabanco retranqueado se reducían a once. En la azotea se situaron el lavadero y el cuarto de plancha.
En el proyecto inicial, con fecha de febrero de 1943, se proponía un edificio de trece plantas que se repartiría en dos sótanos, bajo, entresuelo, principal, siete pisos y un ático retranqueado. A las viviendas se accedía por la rotonda de esquina que daba paso a un vestíbulo del que arrancaba una escalera imperial, situándose en la Gran Vía la entrada al hotel, con un pequeño vestíbulo con la escalera principal al fondo, enfrentada a dos ascensores. El piso principal lo ocupaban los salones del hotel, mientras que cada uno de los siete pisos estaba distribuido en dieciocho habitaciones con baño, que en el sotabanco retranqueado se reducían a once. En la azotea se situaron el lavadero y el cuarto de plancha.
La licencia de obras se solicitó el 8 de febrero de 1943, que fue concedida tras algunas modificaciones, como la instalación de aseos en las tiendas de planta baja, el 10 de junio de ese mismo año. El 29 de abril se aprobó la construcción en la planta baja de un cine con 500 localidades. Gutiérrez Soto modificó en 1943 el proyecto inicial que preveía una sala de exposiciones y un cine destinando el sub sótano a una sala de fiestas de doble altura con un escenario y un bar, rodeada en la planta superior por un anfiteatro con vestíbulo aseos y roperos a través del que se accedía a la sala de fiestas.
El que sería el cine
Rex, se situó en la planta y tenía entrada independiente por la Gran Vía, con
el vestíbulo de acceso rematado por un ábside semicircular que permitía
disimular el giro necesario para acceder a la sala. La modificación del
proyecto inicial afectó necesariamente a los restantes pisos, perdiendo el
hotel las habitaciones del primer piso y modificando la distribución de las
situadas en los pisos superiores, compensándose la pérdida de habitaciones con
la obtención de una planta más al reducir la altura de los pisos.
La fachada se resolvió con un basamento de triple altura de granito, en el que se situaban las tiendas y el piso principal. Sobre este primer cuerpo, un segundo cuerpo de ladrillo visto de seis plantas recorrido por una serie de miradores de fábrica con pequeñas terrazas separadas por hornacinas con jarrones de piedra y un primer friso de coronación en la séptima planta. Sobre ésta se observa un ático con balconcillos volados, enmarcados por medallones con perfiles en bajorrelieve de estilo clásico.
La fachada se resolvió con un basamento de triple altura de granito, en el que se situaban las tiendas y el piso principal. Sobre este primer cuerpo, un segundo cuerpo de ladrillo visto de seis plantas recorrido por una serie de miradores de fábrica con pequeñas terrazas separadas por hornacinas con jarrones de piedra y un primer friso de coronación en la séptima planta. Sobre ésta se observa un ático con balconcillos volados, enmarcados por medallones con perfiles en bajorrelieve de estilo clásico.
El edificio se remata con una cornisa sobre la que se elevan los torreones del sotabanco, que enmarcan una terraza cerrada por una balaustrada erizada de pináculos piramidales, siendo lo más singular su desarrollo lineal, que se dobla en torno a la esquina sin acusar la rotonda, en un intento de que toda la fachada parezca estar abierta a la Gran Vía. Este estilo neo clásico se aplicó también a los interiores, con la sala de proyecciones decorada con motivos pompeyanos, destacando el plafón de iluminación, rodeado por seis recuadros trapezoidales pintados al fresco y separados por otras tantas veneras.
Ese mismo año el
propio Gutiérrez Soto diseñó la elegante decoración clasicista de la tienda de
modas Gonzalo, que ocupó el local de la esquina hasta el año 2007, en el que
también cerró sus puertas el cine Rex, a día de hoy aun cerrado y pendiente de
que se lleve a cabo la remodelación proyectada por el arquitecto Antonio Ruiz
Barbarín, aprobada por el Ayuntamiento el 29 de octubre de 2009
HOTEL NUEVA YORK - GRAN VÍA, 48
El solar donde se
levantó el Hotel Nueva York, es el único
de la Gran Vía sobre el que se han construido 3 edificios: el mencionado hotel en los años 30 y el poco
agraciado edificio del Banco Atlántico en los 60, para finalmente construirse
el que es el primer edificio del siglo XXI de la Gran Vía, obra del arquitecto Rafael de la Hoz.
El Hotel New York fue
un encargo de Ángel Ruiz Cortés al arquitecto Manuel Muñoz Casajús, que diseño
un edificio de una modernidad racionalista dentro del estilo del movimiento
Gatepac (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la
Arquitectura Contemporánea) del que era seguidor. El edificio, planteaba un
interesante juego de volúmenes en la fachada con cuerpos de dobles ventanales
en esquina y en planos retranqueados y volúmenes escalonados en las dos plantas
de áticos que se elevaban sobre las ocho de la base. Los materiales utilizados
fueron el ladrillo visto oscuro con entrepaños y recercados de piedra
artificial. El hotel presentaba,
como era habitual en el estilo racionalista, una perfecta uniformidad entre
arquitectura y mobiliario, destacando la decoración a base de frescos con
motivos arquitectónicos neoyorquinos en clara alusión al nombre del hotel.
En 1932 se inauguró
en sus bajos el cine Actualidades, con tan solo 308 localidades, obra del arquitecto
S. Ulargui, aunque para la solicitud de la licencia se presentó un proyecto de
Luis Gutiérrez Soto y Daniel Zavala, que firmado por Ulargui, fue el que
finalmente se construyó. Un gran ejemplo de arquitectura racionalista cuidado
en todos sus detalles, cristal, acero, con un llamativo color rojo en puertas y
butacas originales, como puede apreciarse en las imágenes tanto del proyecto
como de lo ejecutado. El edificio cambia de
propiedad en los años 60 del siglo XX siendo adquirido que tras la demolición,
del edificio existente edificó uno de los mayores desatinos arquitectónicos de
la Gran Vía, acerca del cual, únicamente
diré que era obra arquitecto José Manuel Fernández Plaza.
Finalmente en el año
2006 Rafael de la Hoz, presentó a Renta Corporation un proyecto de
demolición y construcción de 72 viviendas con planta comercial y garajes que,
tras varias modificaciones ha terminado por disponer de 141 viviendas, la
mayoría apartamentos, un gran local comercial en planta baja, primera y sótano
con escaleras mecánicas, actualmente ocupado por la firma C&A y cuatro
plantas de sótano destinadas a aparcamiento robotizado.
De La Hoz realizó un edificio en cristal y piedra en el que logró disimular el importante desnivel existente con el Palacio de la Prensa, un edificio con una altura mucho mayor, planteando un acertado juego de volúmenes con las terrazas de los apartamentos como si de una escalera descendente en dirección a la plaza de España se tratara.
De La Hoz realizó un edificio en cristal y piedra en el que logró disimular el importante desnivel existente con el Palacio de la Prensa, un edificio con una altura mucho mayor, planteando un acertado juego de volúmenes con las terrazas de los apartamentos como si de una escalera descendente en dirección a la plaza de España se tratara.
EDIFICIO DE VIVIENDAS Y LOCALES COMERCIALES - GRAN VÍA, 49
Los materiales utilizados
consistían en una estructura de hormigón en la cimentación, estructura metálica
en las plantas superiores, placas de granito pulido sujetas con grapas de cobre
en la fachada, que nos recuerdan a la arquitectura vienesa de estilo Secesión
de Otto Wagner y carpintería metálica.
El edificio
resultante, de influencia racionalista, se nos ofrece a la vista con una gran
simplicidad de huecos, recurriendo a pequeños vuelos que dan un cierto volumen
a la fachada, a la vez que proporcionan una gran luminosidad a la entreplanta
de uso comercial.
HOSTAL LAURIA - GRAN VÍA, 50
Se desconoce la
autoría de este edificio, aunque se sabe que en 1929 ya estaba construido,
gracias a una foto de Contreras en la que se pueden ver las obras de infraestructura
y pavimentación de la Gran Vía. Poco más se sabe de este edificio en los
primeros años, salvo que durante la Guerra Civil resulto seriamente dañado conservándose
en el Archivo de Villa el expediente de las obras de reparación de los daños solicitada
en 1939 “año de la victoria”, mención que aparece en toda la documentación
aportada, según un proyecto del arquitecto Pascual Bravo Sanfeliú.
El edificio está construido
sobre una parcela casi cuadrangular con fachada lateral a la calle Silva.
Presenta un patio central con la escalera principal y la de servicio, y otro
patio de luces en la medianera de menor tamaño.
La fachada responde a un estilo ecléctico con detalles decorativos clásicos: balaustrada en la planta baja y en el remate de las azoteas, miradores ortogonales y curvos en las esquinas y una coronación con columnata volada. El basamento, de al igual que los torreones de remate, carecen de decoración lo que concede a este edificio una excesiva sencillez estética, algo fuera de lugar entre el resto de edificios de la Gran Vía.
La fachada responde a un estilo ecléctico con detalles decorativos clásicos: balaustrada en la planta baja y en el remate de las azoteas, miradores ortogonales y curvos en las esquinas y una coronación con columnata volada. El basamento, de al igual que los torreones de remate, carecen de decoración lo que concede a este edificio una excesiva sencillez estética, algo fuera de lugar entre el resto de edificios de la Gran Vía.
EDIFICIO DE VIVIENDAS Y OFICINAS - GRAN VÍA, 51
Atribuido al
arquitecto Ignacio de Aldama Elorz, dadas las similitudes estilísticas con
otros edificios del mismo autor, la fecha de su construcción puede situarse en
torno a 1930, gracias a fotografías de la época, que nos permiten comprobar
como ya estaba construido antes de la desaparición de la Casa Profesa de los
Jesuitas, situada en la manzana siguiente y destruida durante la quema de
conventos de mayo de 1931, poco después de proclamarse la II República.
Su arquitectura es de
estilo ecléctica muy rica en elementos decorativos, con profusión de detalles
neo barrocos, tal vez algo trasnochados en la Gran Vía en la época de la que
hablamos. Presenta un basamento de doble planta con sillares simulados y arcos
rebajados en la entreplanta; los cuerpos principales de sus dos fachadas están volados
y presentan una balaustrada de hormigón moldeado que se prolonga a lo largo de
toda la planta. La última planta, con galería de cerrajería, se remata con una
última balaustrada con jarrones decorativos.
El edificio se remata con un
torreón de esquina octogonal con pilastras en los ángulos y cúpula de pizarra. En
el interior aún se conservan pavimento, mobiliario y acabados originales,
destacando la cabina del portero situada en el hall de entrada.
VIVIENDAS PARA FERNANDO M. VIDALES - GRAN VÍA, 52
Este edificio, obra
del arquitecto Luis Díaz Tolosana es el mejor exponente del Art Decó en la Gran
Vía. El proyecto fue un encargo hecho por Fernando M. Vidales en 1928,
terminándose la construcción en 1931 La parcela, de gran superficie, da a tres
calles: la Gran Vía, la antigua calle Ceres, actualmente Libreros y la calle
Silva.
Esta realizado con
estructura de hormigón en el sótano utilizando un entramado metálico en el
resto. En la planta baja y el entresuelo se utilizó granito de Guadarrama, en
el entresuelo piedra artificial y en el resto de las plantas ladrillo decorado
con piedra artificial.
El resultado final responde a la corriente neo egipcia enmarcada dentro del estilo Art Decó de los años 20 y 30 del S.XX, tras eliminarse los arcos de medio punto previstos en la planta tercera y las barandillas que fueron sustituidas por un elemento decorativo realizado en chapa metálica, con un motivo central de metal cromado. La portada, las pilastras rematadas con capiteles, la piedra artificial que rodea los huecos y la cerrajería responden al más puro estilo Art Decó. Cada una de las plantas se dividía en cuatro viviendas con una escalera principal y dos ascensores y dos escaleras de servicio con montacargas situadas en dos patios.
El resultado final responde a la corriente neo egipcia enmarcada dentro del estilo Art Decó de los años 20 y 30 del S.XX, tras eliminarse los arcos de medio punto previstos en la planta tercera y las barandillas que fueron sustituidas por un elemento decorativo realizado en chapa metálica, con un motivo central de metal cromado. La portada, las pilastras rematadas con capiteles, la piedra artificial que rodea los huecos y la cerrajería responden al más puro estilo Art Decó. Cada una de las plantas se dividía en cuatro viviendas con una escalera principal y dos ascensores y dos escaleras de servicio con montacargas situadas en dos patios.
El edificio aunque en
su origen se destinó a viviendas, es en la actualidad sede de los Juzgados de
lo Contencioso Administrativo y de Primera Instancia, para lo cual se
realizó una reforma llevada a cabo por los arquitectos José
Manuel González Marín y Carmen Marugán, en la que lamentablemente se distorsiono en gran
medida el aspecto exterior, eliminándose por completo la cuidada decoración interior
del inmueble.
En el exterior han desaparecido el placado de mármol de la planta
baja así como las piezas metálicas cromadas a juego con las de los entrepaños
de las ventanas de la, entrepaños que han cambiado el color verde original por
un chirriante color rojizo mientras los adornos han pasado a ser dorados. En
1980, Rafael Lahoz reformó la planta baja en la que desde entonces hay un
restaurante de Mac'Donalds y otro de K.F.C.
EDIFICIO LOS SOTANOS - GRAN VÍA, 53, 55, 57&59
Estamos ante el mayor
edificio de la Gran Vía. En su lugar se encontraban la iglesia del Sagrado
Corazón y San Francisco de Borja y la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, que
en un principio, cuando aún estaba prevista una anchura para este tramo de 25m iban
a conservarse. Finalmente, al decidirse que la anchura igualase los 35m del
tramo II, al estar ya edificado el
Palacio de la Prensa, la alineación se retranqueo en la acera de los impares,
lo que acarreo la desaparición de ambos edificios religiosos, tras duras
batallas legales y el incendio provocado que tuvo lugar en mayo 1931, durante
el lamentable episodio de la quema de conventos.
El solar resultante
fue adquirido por la Compañía Inmobiliaria Metropolitana constituida en 1918,
con la intención de construir un gran edificio de uso principalmente hoteleros.
El proyecto fue elaborado por los arquitectos Joaquín y Julián Otamendi, sobre
un solar que presentaba tres fachadas, la principal, con 258 m dando a Gran Vía
y las dos restantes a las calles San Bernardo e Isabel la Católica. Se planeaba
la construcción de dos hoteles; el Emperador, aún existente, situado en la
esquina de la calle San Bernardo, con 250 habitaciones, zonas comunes con una elegante
decoración que incluía una serie de paneles pintados por el pintor Sáez de
Tejada, y una piscina en su terraza, algo verdaderamente inusual para la época.
Lamentablemente nada queda de aquella decoración. En el proyecto original la entrada al hotel, que ahora se realiza por la esquina con la calle San Bernardo, estaba situada en la Gran Vía, entrando por el chaflán a las tiendas como puede verse en la planta original. Ahora la entrada al hotel se realiza por el chaflán. El segundo hotel, de menor categoría, estaba planeado en la esquina con la calle Isabel la Católica, un inmueble que también contaría con 200 apartamentos, oficinas y locales comerciales.
El aparcamiento
previsto inicialmente en el sótano se descaró para construir un innovador
centro comercial con gran número de locales comerciales que se llamó Los Sótanos
con acceso en un principio por la Gran Vía y desde 1956 también por la calle
San Bernardo.
El teatro Lope de
Vega, con capacidad para 1.350 espectadores ocupó el centro de la gran manzana,
convirtiéndose desde el principio en uno de los teatros más importantes de la
capital de España. Su elegante decoración fue llevada a cabo por lola empresa
Hermanos Arregui S. L. decoradores igualmente del cine Rialto, la tienda de
Loewe del tramo I y la desaparecida cafetería Fuencisla.
La fachada alterna paños
revestidos de granito, con otros paños de ladrillo visto con huecos de ventana,
balcones y miradores volados de corte racionalista. Todo ello sobre apoyado
sobre un basamento de granito, en el que los sucesivos portales son distintos
aunque dentro del mimo estilo.
El considerable tamaño del conjunto hizo que en él se instalaran gran número de comercios, como la compañía aérea KLM, Celso García, Ricardo Marinas, o la cafetería Nebraska entre otros. El conjunto es una excelente muestra del eclecticismo tan característico de sus arquitectos, que conserva un gran empaque, pese a las modificaciones sufridas a lo largo de su existencia.
El considerable tamaño del conjunto hizo que en él se instalaran gran número de comercios, como la compañía aérea KLM, Celso García, Ricardo Marinas, o la cafetería Nebraska entre otros. El conjunto es una excelente muestra del eclecticismo tan característico de sus arquitectos, que conserva un gran empaque, pese a las modificaciones sufridas a lo largo de su existencia.
CINE RIALTO - GRAN VÍA, 54
El edificio fue
proyectado por los arquitectos José Aragón Pradera, José María Mendoza Ussía e
Ignacio de Aldama Elorza en 1926, su construcción finalizó en 1930. El cine, que entre 1932 y 1934 se llamó Astoria, capacidad
para 1400 espectadores, siendo inaugurado el 17 de octubre de 1930 con el
programa "Variedades sonoras de la Paramount". Desde 1935 sería
conocido como cine Rialto.
El edificio resultante de equilibradas proporciones, tenía en
su origen una rica decoración con sus torreones decorados con elementos clásicos
rematados con unas cúpulas en forma de piña de estilo orientalista y una
balaustrada de remate también clásica, al igual que los frontones de coronación
de los huecos de la planta principal.
Lo más interesante
del edificio reside en la sala cinematográfica teatro y su cuidada y elegante decoración,
inspirada en los cines Paramount y Roxy de Nueva York, diseñada por el artista Agustín Espí y realizada
por la empresa Hermanos Arregui y
Compañía S.L. El volumen amplio del hall fue cubierto con una espléndida
vidriera de Maumejean, escalinata y paramentos de mármol de distinta
procedencia y colorido de inspiración clásica que por fortuna se conservan
íntegramente. Afortunadamente no llegó a ejecutarse un proyecto redactado en el
año 2000 de división de la sala en mini cines, gracias a la protección
estructural del edificio y a la protección integral de la sala, en este caso
fue desechada.
Como curiosidad creo
interesante citar que durante los primeros años no se permitía ningún tipo de
publicidad ni en la pantalla ni en los programas de mano, no se admitían
propinas y el público podía servirse agua de unas delicadas fuentes que aún se
conservan…
En 1935 José María de
Mendoza Ussía, uno de losarquitectos del edificio, presento un proyecto para
habilitar una sala de baile en el sótano, construyéndose unas
galerías laterales para los espectadores, un escenario para la orquesta, y otras dependencias auxiliares. Este local funcionó muchos años como el local de
espectáculos J'Hay, pasando posteriormente a ser la sala
Golden.
El proyecto para la
construcción de este edificio fue presentado por el arquitecto Luis López y
López en octubre de 1927. Constaba de ocho plantas con sótano para almacenes de
los locales comerciales e instalaciones, planta baja de uso comercial con la vivienda
de portero, entresuelo diáfano y cuatro plantas con tres viviendas en cada una
de ellas, ático con dos viviendas y dos estudios en los torreones previstos
inicialmente.
La entrada a la finca
se hacía través de un portal situado en la
calle de San Bernardo, en cuyo fondo se encontraba una escalera de tres tramos
con el ascensor en el centro. La estructura se realizó en hormigón en el sótano
y mediante estructura metálica en el resto del edificio. La licencia de
alquiler fue solicitada en 1928, otorgándose en diciembre del año siguiente.
Como ya hemos visto
que había ocurrido anteriormente con otros edificios de la Gran Vía, lo
construido no respondió a lo proyectado, eliminándose los frontones sobre los
huecos de la planta principal, la galería en las plantas primera y cuarta y su
balaustrada, así varios elementos de la decoración, si bien se conservaron los
acabados previstos para las balaustradas y el esbelto y elegante torreón de
esquina. Se preveían detalles decorativos en fachadas que se definen con
molduras corridas de cemento, balaustres de piedra artificial y paños de estuco
a la catalana, además de la cerrajería que se proyectó de hierro forjado según
detalles de los alzados.
Este edificio fue
proyectado por Emilio Ortiz de Villajos en 1930 por encargo del Banco Hispano
de Edificación, con un uso previsto mixto como sede bancaria, local comercial y
viviendas. El banco ocupaba la mitad de planta de calle, el sótano y el entresuelo
donde se encontraba el salón de actos que ocupaba el cuerpo central. Contaba
con dos viviendas por distribuidas en torno a sendos patios situados a ambos
lados de la escalera imperial central.
En mayo de 1930 se
solicitó una modificación del proyecto en la que se limitaba el uso de la segunda
planta del torreón central, a la vez que se unificaban los huecos de las ventanas
de los dos cuerpos volados laterales. El edificio fue inaugurado en junio de
1932 sustituyendo el torreón con remate de pináculos y reloj central previsto
por una estatua de 7,60 metros de altura realizada por Victorio Macho,
representando una figura masculina, que sostiene con los brazos extendidos sobre su cabeza una
casa en alusión a la empresa propietaria del edificio.
Tras los numerosos
daños sufridos durante la Guerra Civil, la entidad propietaria encargó al
arquitecto Casto Fernández Shaw la reconstrucción del edificio que se llevó a
cabo en 1944. En esta reconstrucción se creó un gran arco uniendo los dos
cuerpos de los extremos, inspirado en el Banco Mercantil e Industrial de la calle Alcalá, obra de Antonio Palacios
de quien Fernández Shaw fue discípulo. Además se eliminaron los balcones del
cuerpo central sustituyéndolos por ventanas, igual que se hizo con los dobles
huecos de los laterales que se convirtieron en huecos sencillos, unificando la
decoración con un motivo circular en los entrepaños verticales tras de los que surgía
unos haces luminosos, lo que dotaba al edificio de gran personalidad.
También se eliminó el bajorrelieve situado sobre el portal sustituyéndolo por un frontón de piedra liso decorado con un medallón de bronce con el nombre del banco, añadiendo una nueva puerta de entrada decorada con unos medallones de bronce con el Monasterio de el escorial las Pirámides de Egipto, la Catedral de Burgos y la Torre Eiffel. Igualmente, en la escalera imperial se eliminó la decoración, aunque afortunadamente se conservaron las vidrieras originales.
Este edificio es obra
del arquitecto Fernando de Escondrillas y López de Alburquerque, quien presentó
el proyecto en febrero de 1930 por encargo José Pérez Pla. Está situado en el
solar 104 de la nueva avenida dando a la Gran Vía y a la calle Flor baja y
consta de sótano, planta baja y ocho plantas con muros de hormigón en el sótano
y estructura metálica en el resto. Se distribuye alrededor de un patio principal
central y dos de menor tamaño con escalera principal y de servicio y dos
viviendas por planta.
El proyecto de estilo
ecléctico tenía detalles neo barrocos especialmente visibles en los miradores centrales que se alternaban con
otros tres más sencillos, marcando los cinco paños verticales en que estaba
dividida la fachada.
Una vez más el
resultado final varió respecto al proyecto original, al simplificar la
decoración y modificar la alternancia de los paños verticales más altos que los
demás, lo que hizo la estética saliera beneficiada. El basamento incluye la
planta baja y el entresuelo inspirada en edificios de Antonio Palacios, con
alternancia de huecos adintelados y arcos de medio punto, mientras que en las plantas
superiores solo aparecen huecos adintelados.
El edificio se remata con una balaustrada de hormigón moldeado que corona igualmente los miradores volados. En cuanto a la decoración interior de molduras, carpinterías, pavimentos, vidrieras y cerrajerías eran de estilo Art Decó, especialmente en el portal y hall de acceso
El edificio se remata con una balaustrada de hormigón moldeado que corona igualmente los miradores volados. En cuanto a la decoración interior de molduras, carpinterías, pavimentos, vidrieras y cerrajerías eran de estilo Art Decó, especialmente en el portal y hall de acceso
VIVIENDAS Y OFICINAS PARA JOSÉ PÉREZ PLA - GRAN VÍA, 64
El proyecto de este inmueble fue redactado en 1929 por el arquitecto Fernando de Escondrillas López de Alburquerque, por encargo de José Pérez Pla. Adquirido en 1931 por la Compañía Nacional de Seguros, responde al eclecticismo habitual de su autor en los años 30 aquellos años, que veremos más adelante en el edificio Vitalicio del nº 73 la Gran Vía.
El proyecto de este inmueble fue redactado en 1929 por el arquitecto Fernando de Escondrillas López de Alburquerque, por encargo de José Pérez Pla. Adquirido en 1931 por la Compañía Nacional de Seguros, responde al eclecticismo habitual de su autor en los años 30 aquellos años, que veremos más adelante en el edificio Vitalicio del nº 73 la Gran Vía.
La fachada presenta
gran profusión de elementos arquitectónicos decorativos con grandes pilastras,
dobles arcos en huecos centrales, jabalcones, cornisas... Por una vez, lo
construido finalmente resulto ser bastante fiel a lo proyectado, ya que tan
solo cambió el número de huecos en las plantas sexta y séptima que prolonga los
de las inferiores, además de aumentar el
número de huecos con arco medio punto del ático.
El edificio se
construyó con hormigón en el sótano y entramado metálico en el resto, como ya
venía siendo habitual. Consta de sótano, planta baja destinada a uso comercial
y vivienda de portero, un cuerpo principal de ocho plantas cada una con dos
viviendas y ático. Se distribuye en torno a dos patios centrales y otros cinco
de menor tamaño y cuenta con una escalera principal curva de mármol con
vidrieras de Maumejean y otra de servicio. El acceso, con suelo de teselas de
gres, está enmarcado por columnas y cubierto con un lucernario realizado
igualmente por la firma francesa antes mencionada.
En 1943 se presenta
un proyecto del arquitecto Germán Álvarez de Sotomayor Castro para la
construcción de un edificio en la Gran Vía esquina con la calle "E", actualmente
calle de García Molina, encargado por su propietario E. Patuel.
Este solar fue uno de
los últimos sobre los que se construyó en la Gran Vía, debido a los problemas
planteados por la obligada demolición del Mercado de los Mostenses, inaugurado
hacía tan solo 50 años y finalmente desparecido en 1927. El edificio estaba
destinado a oficinas de oficinas y un cine en la planta baja que se llamaría
Gran Vía, actualmente convertido en teatro. Tenía capacidad para 950 espectadores, 650 en el
patio de butacas y 300 en el anfiteatro. En el proyecto original la entrada a
la sala estaba situada en el lateral del edificio, dejando la fachada principal
para el acceso a las oficinas, aunque finalmente se destinó la zona central de
la fachada a Gran Vía para el hall circular de entrada, con el acceso a las
plantas de oficinas a través de un portal situado a la izquierda y las
taquillas a la derecha con objeto de respetar la simetría. El sótano se destinó
a salón de baile con acceso por la calle lateral.
El edificio, con estructura
realizada íntegramente en hormigón, tenía once plantas con un basamento de
piedra que incluye la planta baja y la entreplanta,
con el chaflán rematado con un arco de medio punto, mientras las siete plantas del
cuerpo principal de oficinas serían de ladrillo visto con guarniciones de
huecos en piedra granítica. Una vez más, el resultado final vario notablemente,
sustituyéndose el ladrillo por un revoco imitando sillería, aunque se
construyeron de granito, el basamento, el chaflán y el guarnecido de huecos. El
ático se decoró a base de una
composición geométrica en piedra con entre paños resaltados. Por su parte la
fachada lateral se simplificó con un frontón curvo y sencillos óculos ciegos. Las
sencillas fachadas no permiten adivinar la riqueza decorativa del interior de
la sala con sus dos escaleras de acceso al anfiteatro realizadas en mármol, que
a día de hoy se encuentra parcialmente oculta tras los numerosos elementos
necesarios de tramoya e iluminación.
Fue
reformado en 1948 por el arquitecto José María Barbero Carnicero y en 1985 por Enrique
López-Izquierdo Camino. Actualmente además del teatro situado en la planta
baja, y una segunda sala en el antiguo salón de baile, el Hotel Vincci Gran Via
ocupa el resto de las plantas.
EDIFICIO DE LA UNIÓN Y EL FÉNIX - GRAN VÍA,68
Este edificio de estilo racionalista fue construido en 1948, siendo un encargo de la Sociedad La Unión y El Fénix al arquitecto José María Díaz Plaja Tobías, autor asimismo del edificio situado en el nº 80 de la Gran Vía, en la esquina con la plaza de España. Las obras comenzaron en enero 1944, finalizando en junio 1947.
Este edificio de estilo racionalista fue construido en 1948, siendo un encargo de la Sociedad La Unión y El Fénix al arquitecto José María Díaz Plaja Tobías, autor asimismo del edificio situado en el nº 80 de la Gran Vía, en la esquina con la plaza de España. Las obras comenzaron en enero 1944, finalizando en junio 1947.
El edificio tiene una
gran importancia urbana y visual en el conjunto de la Gran Vía, con un chaflán
curvo que se prologa por la calle García Molina. Presenta un basamento de
granito que incluye las plantas baja y primera con sencillos y amplios huecos
horizontales al que sigue el cuerpo principal con siete plantas con franjas
horizontales que continúan las líneas del chaflán, con sencillos huecos
horizontales, todo ello con un sencillo revoco claro. El edificio tenía en la planta
baja un pasaje que unía la Gran Vía con la calle Ricardo León, en cuyo centro se
encontraban la escalera y el ascensor de acceso a plantas superiores.
El edificio original se
remataba con un torreón de tres plantas decorado con parejas de pilastras y
jarrones, sobre un cuerpo de transición con huecos con arcos de medio situado sobre
el en el chaflán. En 1955, el mismo arquitecto José María Díaz Plaja, sustituye
el remate de esquina del edificio por una cúpula sobre la que se situa el, emblema
de la compañía propietaria, La Unión y El Fénix Español, con el objeto de dar a
todos sus edificios unidad corporativa. En
el proyecto, la cúpula estaba realizada a base perfiles de acero curvado recubiertos
con hormigón traslúcido que permitía la iluminación nocturna de la cúpula,
aunque finalmente sería revestida de plomo.
En 1961, Enrique Simonet
añadió una marquesina la compañía Autocares Juliá, ejecutada por Enrique
Simonet en 1961. También ocuparon la planta baja en algún momento las compañías
aéreas TWA y British Airways. En 1985 una bomba colocada en las oficinas de
British Airways, que causó un muerto y varios heridos, dañó seriamente la
estructura del local que fue reconstruido por el arquitecto José de Lastra.
VIVIENDAS PARA JOSÉ MARÍA ESCRIÑA - GRAN VÍA, 69
Este inmueble, propiedad de José María Escriña, forma pareja con el situado en el nº 71 con el que comparte dos de sus cuatro patios, siendo el autor de ambos edificios el arquitecto José Sanz y de Bergue. El solar sobre el que se edificó, según consta en el proyecto fechado en enero de 1930, tenía una superficie de 731 m2 y se preveían tres viviendas por planta con ascensor y montacargas, mientras que la estructura se realizó con cimentación de hormigón y estructura metálica en las plantas superiores.
Y en las dos esquinas situadas más al sur, con la calle Bailén y la calle Ferraz respectivamente nos encontramos el palacete de la Real Compañía asturiana de Minas, construido entre 1891 y 1899 por el arquitecto Manuel Martínez Ángel, director de la compañía y la Casa Gallardo construida en 1911 por el arquitecto Federico Arias Rey. Sin duda, uno de los mejores ejemplos del modernismo madrileño.
Hasta aquí hemos llegado en nuestro recorrido a lo largo de la que es, con toda probabilidad la más emblemática
de las avenidas madrileñas, a la que le cabe el honor añadido de haber
transformado el centro de Madrid en una zona urbana digna de la capital de
España además de lograr que la ciudad entrara de golpe en el siglo XX aunque
fuera con once años de retraso. España tiene estas cosas.
No obstante, me
gustaría aprovechar esta nueva entrada de DE REBUS MATRITENSIS, para dar la
voz de alarme ante el progresivo abandono y consecuente deterioro que sufre la
Gran Vía en los último años. El cierre de la mayor parte de sus cines, la
prostitución que sube desde la calle Montera y se acerca peligrosamente desde
la zona de la Ballesta, la venta ambulante y los manteros incontrolados que
venden sus imitaciones y falsificaciones sin pudor alguno delante de los
comercios que pagan puntualmente sus impuestos, la machacona e insistente
presencia de los mendigos de mafias organizadas, la irreparable pérdida de las
tiendas de lujo y prestigio presentes hasta hace unas décadas para ser
sustituidas por franquicias de marcas adocenadas e impersonales… Todas estas situaciones,
y algunas más, han herido a la Gran Vía gravemente, aunque no de muerte.
Confiemos en que por parte de quien corresponda se tomen las medidas oportunas
para restañar tan graves heridas. Aunque si he de ser sincero, hace tiempo que
mi confianza en la clase política de este país está bajo mínimos, si es que no
ha desaparecido por completo.
Este inmueble, propiedad de José María Escriña, forma pareja con el situado en el nº 71 con el que comparte dos de sus cuatro patios, siendo el autor de ambos edificios el arquitecto José Sanz y de Bergue. El solar sobre el que se edificó, según consta en el proyecto fechado en enero de 1930, tenía una superficie de 731 m2 y se preveían tres viviendas por planta con ascensor y montacargas, mientras que la estructura se realizó con cimentación de hormigón y estructura metálica en las plantas superiores.
Ambos edificios,
muestran una similitud casi total y se componen de un cuerpo central volado
sobre la planta baja con huecos sencillos de balcones en la planta primera, entresuelo,
y arcos en el principal. El proyecto original preveía una fachada con balcones
volados, decorada con pilastras verticales enmarcando los huecos centrales,
rematada con una balaustrada corrida de hormigón moldeado. La coronación se
realizaba mediante una balconada corrida con pilastras decoradas a base de
florones y pirámides, aunqueque como venía siendo habitual la decoración prevista se simplifio de forma considerable.
Debido a la longitud
de la fachada se proyectó un pasadizo, actualmente clausurado, iluminado a través de los patios cubiertos,
que comunicaba la Gran Vía con la calle
Leganitos, desde el que se accedía a las tres escaleras que daban servicio los
pisos superiores. La planta baja se destinaba a un amplio local comercial,
encontrándose los portales de acceso en
las calles Doctor Carracido y Gran Vía. En la fachada a Gran Vía destaca un bajorrelieve de estilo Art Decó representando a Diana Cazadora.
EDIFICIO POMPEYA - GRAN VÍA, 70
El edificio Pompeya,
obra del arquitecto Juan Pan da Torre fue
construido entre 1947 y 1949, según un proyecto fechado en noviembre de 1947. El proyecto inicial
preveía viviendas y locales comerciales con amplios escaparates, respondiendo su
estilo al ecléctico propio de la época, en el que destaca una triunfalista
portada neo barroca, inspirada en la del edificio Telefónica.
Esta gran portada
ocupa las tres primeras plantas y está adornada con pilastras en la planta
primera, y rematada en la cuarta planta con unos atlantes realizados por el
escultor Antonio Cruz Collado.
El edificio presenta
un basamento de dos plantas a base de sillares de granito, y un cuerpo
principal de seis plantas en ladrillo visto con huecos enmarcados en piedra y
sillares en las medianeras. El conjunto se remata con dos plantas situadas obre
un balcón corrido en voladizo con balaustrada metálica con jabalcones de
granito, decoradas con pilastras y dinteles. La fachada posterior a la calle Ricardo
León presenta un aspecto similar tanto en calidad como en aspecto, aunque con
una decoración notablemente aligerada.
La sala de cine, llamada
Pompeya, se situaba bajo el patio central de luces. Con capacidad para 481
espectadores, no se inauguró hasta 1949, debido probablemente a su riquísima y cuidada
decoración, aprovechando su construcción para situar en el sótano una sala de fiestas.
En 1952 Adolfo
López-Durán proyectó la joyería Sotolargo y en 1997, Alfonso Pérez Guerra presentó
un proyecto de remodelación Guerra, en el que se reducía la capacidad de la sala
de actuaciones y convenciones, a la vez que las vinculaba al hotel.
Este edificio fue un
encargo efectuado en 1929 por Alfonso Peña Boeuf, primer ministro de Obras
Públicas de Franco tras la Guerra Civil al arquitecto Fernando de Escondrillas.
El solar sobre el que debería construirse tenía una superficie de 431 m2. Destinado a locales comerciales y viviendas
el edificio constaba de sótano, planta baja y siete plantas superiores cada una
con dos viviendas. La estructura, al igual que muchos edificios de la gran vía
se realizó con hormigón en los cimientos y estructura metálica en el resto.
Este edificio tiene
especial importancia ya que es el último de la acera de los impares de la Gran
Vía frente a la plaza de España. Su arquitectura, con elementos historicistas presenta
un esquema a base de paños centrales con balcones y miradores en las esquinas y
los encuentros con los edificios vecinos. El proyecto inicial se simplificó
sustituyendo la coronación proyectada a base de petos con remates decorativos por
un sencillo remate curvo que enmarca las terrazas de los áticos. Las esquinas
se resolvieron con dos torreones.
La licencia se otorgó
en febrero 1930 tras pagar las 20.344 pts. correspondientes a la tasa por el
incremento de altura hasta los 30 m, por debajo de los 35 m permitidos del
ancho de la avenida, consiguiendo la licencia de alquiler tras la instalación del
ascensor requerida por el Ayuntamiento
Hay que destacar que
al ser éste, uno de los primeros edificios en edificarse en el último tramo de
la Gran Vía, tuvo que convivir muchos años con las obras de infraestructura y
las demoliciones realizadas en la zona para la construcción de la que años más
tarde sería la plaza de España.
Entre estas
demoliciones se encontraba el ya citado Mercado de los Mostenses, la iglesia de
San Francisco de Borja y la Casa Profesa de la Compañía de Jesús. Hasta 1884 el
colegio de San Dionisio, construido sobre los terrenos resultantes del derribo
del antiguo palacio de los duques de Pastrana en la calle Isabel la Católica, había
sido dirigido por las religiosas del Sagrado Corazón. Tras realizar un
intercambio de inmuebles los Jesuitas construirían en estos terrenos sus
edificios trasladándose las religiosas a unos terrenos delimitados por las
calles Leganitos, Dos Amigos y la plaza de Leganitos, construyendo un edificio
que puede verse en las fotografías antiguas al final del trazado de la Gran Vía,
derribado en 1943 para enlazar la Gran Vía con la calle de la Princesa a través
de la plaza de España. Las monjas sabedoras del inevitable derribo de su
convento, levantaron un nuevo edificio antes de la Guerra Civil en la calle
Ferraz que resultó seriamente dañado durante la contienda. Iniciándose su
reconstrucción en 1940, ésta no finalizaría hasta 1943
.
Este es uno de los últimos
edificios edificados en el último tramo de la Gran Vía, ya que su construcción
se debe al proyecto de los arquitectos Manuel y Cayetano de Cabanyes y Mata fechado
en 1952. El edificio del Hotel
Menfis, actualmente Tryp Menfis, es extremadamente sencillo y discreto aunque
innovador y brillante en sus instalaciones y sus soluciones decorativas. Consta
de tres sótanos destinados a servicios, un basamento de dos plantas con grandes
huecos horizontales realizado en granito, sobre el que se sitúa una planta de
enlace con el cuerpo principal de once plantas, con 125 habitaciones,
organizado en torno a un gran patio central.
Toda la longitud de la fachada,
acabada con un revoco liso simulando sillares alineados, presenta huecos de
balcones ortogonales volados. Por su parte, la entrada estaba realizado a base
de mármol travertino, maderas tratadas, espejos envejecidos… Materiales de moda
en el momento de la construcción, destacando especialmente el cuidado y moderno
diseño del mobiliario utilizado, destacando especialmente el salón y bar
americano con sus paredes curvas decoradas con pinturas sobre papel del francés
Pierre François representando escenas coloniales.
Aunque
lamentablemente, en las sucesivas reformas realizadas se ha perdido gran parte
de la cuidada decoración original aún permanecen la colosal embocadura de
acceso con su dintel metálico y sus jambas de piedra, el pavimento de mármol
rojo de la entrada, la escalera de acceso a las plantas superiores y poco más. En la esquina con la
calle estuvo la tienda Jardín de Modas, ya desaparecida y en los últimos años
la tienda y café de National Geographic,
que cerró sus puertas a finales del año 2015.
Este edificio que inicialmente
se proyectó en estilo neo barroca, se
construyó por encargo de Jesús Ussía y Cubas a los arquitectos José María de Mendoza
y Ussía y José de Aragón Pradera. Estaba destinado a locales comerciales y
viviendas de lujo y constaba de sótano, planta baja, un cuerpo principal con ocho
pisos y dos plantas de ático. Presenta una fachada con balcones en los paños
centrales y miradores en la esquina de la parcela, remarcando su horizontalidad
con balcones corridos con balaustrada de hormigón moldeado en la planta primera
y en las plantas de remate añadiendo dos torreones en ambos.
El proyecto está
fechado en febrero 1930, certificándose el final de obra en abril de 1931,
solicitándose en esa misma fecha licencia de alquiler. La propiedad pagó una
tasa de 61.000 pts. por el exceso de 9,70 mts. sobre los primeros 25 mts. qué
estaban exentos. En abril de 1933 los autores del edificio presentaron un
proyecto de modificación con objeto instalar cine con 340 localidades en patio
de butacas y 72 en entresuelo que se llamaría Cine Velussia, solicitando poco
después la construcción de una marquesina de hierro y cristal, así como la
instalación de un guardarropa.
Tras varias reformas
llevadas a cabo entre 1945 y 1958 paso a ser hasta el Cine Azul. En la
actualidad es un restaurante la cadena estadounidense T.G.I.Fridays. En sus locales
comerciales se instaló en 1956 la firma
de moda Cortefiel, pasando a ser en los últimos años una tienda de la
firma Springfield.
Este singular
edificio un encargo del compositor Jacinto Guerrero a los arquitectos Pedro
Muguruza y Casto Fernández-Shaw, hermano de Guillermo Fernández Shaw, abogado,
periodista y autor junto a Guerrero de zarzuelas como Dª Francisquita o La rosa
del azafrán para las que escribió los libretos.
El proyecto tiene
fecha de 1931 y se edificó en un solar irregular, el penúltimo del tercer tramo
de la Gran Vía, con una gran superficie rectangular en su parte delantera que
los autores del proyecto utilizaron para situar el amplio hall de acceso a la
sala llamada Cine Coliseum, con capacidad para 1740 espectadores, 840 de ellas
en la platea, se situaba al fondo de la parcela y estaba diseñada, según se
puede leer en el proyecto, como una
"gran bocina, para mejor difundir los timbres de voz y oír bien las orquestas y solistas"
"gran bocina, para mejor difundir los timbres de voz y oír bien las orquestas y solistas"
La estructura de la
sala se realizó en hormigón y la decoración se realizó combinado el llamado
estilo Internacional con el Art Decó. Destacando especialmente el innovador
mobiliario de la firma Rolaco, las
vidrieras de Maumejean realizadas sobre bocetos de Muguruza, las pinturas de
Fontanals de la sala y el vestíbulo con temas de Castilla y Valencia, las
lámparas de cobre con forma de pandereta diseñadas por Juan José García inspiradas en instrumentos
musicales tradicionales de España. Y la gran lámpara cenital situada en el
centro de la bóveda interior.
El proyecto apenas
varió en su ejecución, variando tan solo los remates de estilo Art Decó
previstos, que se cambiaron por unos remates curvos en los perfiles verticales
que recorren la fachada, que en los años 50 fueron a su vez sustituidos por los
remates escalonados y planos que tiene actualmente. Igualmente se eliminaron
los arcos de medio punto de los huecos de la primera planta.
El certificado de
final de obra tiene fecha de 1933, inaugurándose el Cine Coliseum en febrero
del mismo año. En las plantas superiores, se construyeron viviendas de lujo,
dos por planta en la fachada a la Gran Vía, con jardín privado en la cubierta
del inmueble y más modestas en la calle General Mitre. Como dato curioso, cabe
citar que en este edificio vivieron el maestro Guerrero, promotor del inmueble y
Concha Piquer, sin duda la tonadillera más famosa de la posguerra española.
Antes de su cierre se conservaban algunos elementos de la decoración original,
aunque eso sí, ocultos tras una moderna e impersonal decoración. Así la lámpara
de la bóveda se encuentra camuflada bajo un bastidor de tela roja y las
pinturas de Fontanals están ocultas tras unas cortinas, al igual que las
vidrieras del hall cubiertas con tela del mismo color, quedando únicamente a la vista las
lámparas con forma de pandereta.
El Cine Coliseum, que fue convertido en teatro a principios de este siglo, cerró sus puertas en el verano del año 2014, sin que la S.G.A.E. haya decidido hasta el momento cuál será su futuro, tras haber subido a su escenario algunos de los más famosos musicales de
Broadway y Londres, como My fair lady, Cats, Mamma Mia!, Rent, Chicago o el musical español
Hoy no me puedo levantar, que fue el último en representarse.
HOTEL ASTORIA - GRAN VÍA, 80
El primer proyecto
para este edificio de viviendas, fechado en 1945, fue un proyecto de
Construcciones Sacristán al arquitecto José María Plaja Tobía. Al solar
inicial, se unió poco después otro
situado en la calle Reyes, lo que obligo a modificar el proyecto que conservo su
uso inicial.
Se trata de un
edificio de estilo ecléctico tardío, también denominado Nacionalista, realizado
con estructura de hormigón y acabado exterior de revoco imitando sillares
recercados que se alternan con paños de
ladrillo visto en las plantas superiores, rematándose con un torreón de esquina
y una decoración a base de dobles pináculos piramidales y jarrones situados en
las cornisas escalonadas de la fachada.
La propiedad del edificio debió enfrentarse a numerosos problemas burocráticos desde el principio. En mayo de 1946, se solicita la construcción una nueva planta y un ático sobre lo construido argumentando la importante perspectiva que el edificio tendría sobre la perspectiva desde la futura plaza de España y el hecho de que otros edificios importantes de la Gran Vía se han excedido en altura citando el edificio de Telefónica, el edifico Carrión y el palacio de La Prensa. Se solicita igualmente el cambio del uso como viviendas a despachos y establecimientos comerciales. Tras la denegación inicial, se aprobó la modificación del proyecto en septiembre de 1946, siempre que el edificio se limitase a los 35 m. de altura autorizados en el plano de fachada y los dos pisos añadidos se retranqueasen, permitiendo una altura máxima de 55 m sobre esta altura máxima.
De nuevo se acabó construyendo un volumen mayor del autorizado, lo que dio lugar a una orden de demolición lo excedido, interviniendo el arquitecto Modesto López Otero que propuso una construcción en pérgola para la última planta, con el fin de evitar la demolición, solución que finalmente obtuvo la aprobación municipal. La construcción continuó y una vez más se excede el volumen autorizado en los áticos retranqueados, dando lugar a una nueva orden de demolición con multa de 10.000 pts. qué sería ejecutada a finales de 1947.
Por último, en 1948 se denegó inicialmente un cambio de uso del edificio para destinarlo a hotel, aunque finalmente sería autorizado, inaugurándose el Hotel Astoria en 1948. Como veis demasiadas infracciones y por tanto, demasiados problemas para tan corto espacio de tiempo. A día de hoy el edificio conserva algunos apartamentos, pero está ocupado en su mayoría por despachos y oficinas con el consiguiente deterioro.
Por último, en 1948 se denegó inicialmente un cambio de uso del edificio para destinarlo a hotel, aunque finalmente sería autorizado, inaugurándose el Hotel Astoria en 1948. Como veis demasiadas infracciones y por tanto, demasiados problemas para tan corto espacio de tiempo.
Plaza de España
El derribo del
cuartel de San Gil en 1909 supuso el inicio de la reforma necesaria para
construir la plaza de España en los terrenos hasta entonces ocupados por la
plaza de San marcial, la calle de José Cañizares y el callejón de Leganitos.
En
esta amplia plaza destacan cuatro edificios: En su lado norte el
Edificio España, un imponente rascacielos escalonado de 117 m de altura e
incierto futuro en cuya puerta principal con su portada neo barroca aún puede
leerse GRAN VÍA 86. Fue construido por la Compañía Inmobiliaria Metropolitana entre 1948 y 1953 según un
proyecto de los hermanos Julián y José María Otamendi Machimbarrena. El Hotel
Plaza, que con sus 360 habitaciones ocupo parte del edificio, abrió sus puertas
en octubre de 1953.
En su esquina
noroeste la Torre de Madrid, obra igualmente de los hermanos Otamendi, Construida
entre 1954 y 1960, tiene una altura de 142 metros, 25 más que el Edificio España.
Y en las dos esquinas situadas más al sur, con la calle Bailén y la calle Ferraz respectivamente nos encontramos el palacete de la Real Compañía asturiana de Minas, construido entre 1891 y 1899 por el arquitecto Manuel Martínez Ángel, director de la compañía y la Casa Gallardo construida en 1911 por el arquitecto Federico Arias Rey. Sin duda, uno de los mejores ejemplos del modernismo madrileño.
En el centro de la
plaza, presidiendo la zona central ajardinada se encuentra el monumento a
Miguel de Cervantes, erigido para conmemorar el tercer centenario de la
publicación de la segunda parte del Quijote en 1915 y el fallecimiento de
Miguel de Cervantes en 1616. Para ello se convocó
un concurso nacional, resultando ganador el proyecto presentado por los
arquitectos Rafael Martínez Zapatero, Pedro Muguruza y por el escultor Lorenzo
Coullaut-Valera, creándose en 1920 un comité de recaudación, cuya finalidad era
la obtención de los fondos necesarios, aunque las obras no se iniciarían hasta
finales de los años 20. Tras la guerra Civil, la construcción del monumento,
estuvo parada hasta bien entrada la década de los 50, cuando el hijo de
Federico Coullaut-Valera añadió las figuras de Dulcinea del Toboso y
Aldonza Lorenzo. Ya en los 60, se
instalaron los grupos escultóricos dedicados a la Gitanilla y a Rinconete y
Cortadillo.
Magnífico trabajo, como son todas tus crónicas. En primer lugar agradecerte que los publiques al alcance de todos los interesados. En segundo lugar hacerte una consulta: En referencia al Cine Rialto, dices "Lo más interesante del edificio reside en la sala cinematográfica teatro y su cuidada y elegante decoración, inspirada en los cines Paramount y Roxy de Nueva York, diseñada por el artista Agustín Espí y realizada por la empresa Hermanos Arregui y Compañía S.L." Me gustaría que me aclarases este punto. Soy nieta de Agustín Espí Carbonell y según nos consta, la decoración la realizó el taller familiar del pintor como se puede leer en el periódico la Libertad del 18-10-1930 pag.9 y 10. Muchas gracias,
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