“Friedenskirche”, la joya escondida del barrio de Salamanca .

Escondida al comienzo del paseo de la Castellana, a apenas 200 m de la plaza de Colón, se encuentra una de las iglesias más desconocidas de Madrid,  una pequeña joya centenaria de gran valor arquitectónico, histórico y cultural. 

Un poco de historia

Os hablo de “Friedenskirche” o Iglesia de la Paz, un templo protestante de comienzos del siglo XX, de inspiración bizantina con elementos arquitectónicos de estilo neo gótico, edificada por encargo del Kaiser Guillermo II de Alemania para la comunidad protestante de su país residente en la capital de España.


En 1907, fecha del inicio de su construcción, el protestantismo estaba perseguido en España, lo que sin duda trajo consigo lo escondido del templo y la ausencia de una torre o campanario que pudiera ser visto desde el exterior. Sería el clérigo alemán Fritz Fliedener, quien haría realidad los deseos del Kaiser, construyendo la “Friedenskirche”, una casa parroquial y el palacete que sería durante décadas la sede de la Embajada de Alemania en España. Un elegante edificio que en 1966, como tantos otros, sería demolido.


Las persecuciones no se hicieron esperar en el marco ultra conservador de la España de comienzos del siglo XX, pese a que también hubo periodos de una cierta permisividad y por tanto, una tensa tranquilidad. Con el estallido de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936, la iglesia, entonces conocida como Iglesia de Jesús, paso a convertirse en refugio de aquellos alemanes que, pese a la orden de regresar a Alemania emitida por el Tercer Reich de regresar a Alemania, o bien no pudieron o no desearon hacerlo. Un refugio que sería igualmente utilizado por aquellos españoles cercanos al bando nacional del general Franco, hasta que, con el fracaso del alzamiento en Madrid  y con los republicanos controlando Madrid, tanto la iglesia como la embajada fueron saqueadas y utilizadas hasta el final de la sangrienta contienda barracón y almacén. El 28 de Marzo de 1939, con la entrada en Madrid de las tropas franquistas, los pocos alemanes que quedaban en Madrid desplegaron en la fachada una bandera nazi con objeto de identificarse e impedir nuevos ataques. 


A partir de ese momento, comenzaría un período de cierta calma, en el que se reconstruyeron tanto la iglesia como la casa parroquial y la embajada, que pasó a convertirse en el centro del espionaje alemán en España durante la II Guerra Mundial, junto al vecino salón de té Embassy, abierto en 1931 por la irlandesa Margaret Kearny Taylor, donde coincidían espías y diplomáticos de ambos bandos, junto a miembros del gobierno y la alta sociedad españoles, ávidos por vender al mejor postor los secretos del enemigo, obtenidos mediante métodos no siempre legales.


Pese a la incuestionable simpatía de Francisco Franco con la Alemania nazi, el protestantismo sólo pudo ser profesado en secreto en la España nacional católica del momento, siendo su pastor Bruno Mohr sometido a una estricta vigilancia. Tras la derrota de Alemania, se temía una nueva serie de saqueos y expropiaciones que finalmente, gracias a las gestiones de la comunidad alemana en Madrid y del pastor Mohr ante el Consejo de Control Aliado se logró evitar. En la actualidad el templo está dedicado al culto de la Comunidad Evangélica Alemana de Madrid

La "Friedenskirsche”


La casa parroquial de la “Friedenskirche será lo primero que nos encontraremos tras traspasar la entrada. Se trata de un sobrio edificio con tejado a dos aguas de dos alturas situado a la izquierda del complejo. Tras cruzar un patio con una galería porticada de dos alturas, en el que cada Navidad se instala  un mercadillo tradicional alemán en el que podremos disfrutar del tradicional vino caliente, mientras compramos adornos, dulces, libros, juguetes y otros artículos típicamente navideños, descubriremos la iglesia. 



 El templo presenta como elementos más destacados los dos rosetones neo góticos con sus vidrieras de la fachada y las columnas rematadas con capiteles del mismo estilo que flanquean la entrada. En su interior se conserva un magnífico Cristo Pantocrátor que se encuentra situado en el ábside.


Sin duda uno de los muchos tesoros escondidos, y casi desconocidos, que nos podemos encontrar un día sí y otro también en nuestra querida Madrid.

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