Esplendor Aristocrático II. Tres palacios con acento italiano.
Palacio
de Amboage
Don Ramón Pla Monge, I marqués del
título pontificio de Amboage, notablemente enriquecido en su aventura indiana, se
instaló en Madrid en 1860, donde contrajo segundas nupcias, con doña Faustina
Peñalver y Fauste. Fruto de este matrimonio, nacería Fernando Pla Peñalver,
diputado a Cortes y heredero de su capital y su título, quien decidió construir
el Palacio de Amboage en la segunda década del siglo XX. El arquitecto Joaquín
Rojí, autor entre otras obras de la restauración del Tribunal Supremo llevada a
cabo tras incendio que sufrió en 1915, inició los trabajos para los Amboage
sobre un solar de 8.000 m2 en el ensanche del barrio de Salamanca. El palacete obtuvo el primer premio concedido por el Ayuntamiento a la
mejor casa construida en 1918 en la categoría de hoteles particulares.
La licencia de construcción fue
solicitada en enero de 1914.
El elegante edificio con cerca de 1350 m2 se sitúa
en la manzana delimitada por las calles de Juan Bravo, Velázquez, Padilla y
Lagasca ,se distribuía en torno a un patio central cubierto y contaba con tres
pisos, más semisótano. La entrada a la finca se realizaba por la esquina de las
calles de Juan Bravo y Lagasca a través de una puerta de forja coronada con las
letras “M A”, correspondientes al marquesado de
Amboage, y flanqueada por dos columnas jónicas junto a la que se edificó el
pabellón de portería, a modo de templete.
A la vivienda se accedía por un camino
de carruajes, que atraviesa un pórtico central acristalado conectado con el
vestíbulo de rotonda cubierto con una cúpula apoyada sobre columnas exentas. Tras
este vestíbulo nos encontramos con un hall dividido en tres zonas mediante
columnas jónicas de mármol rematadas con capiteles de bronce. A ambos lados quedaban el salón, con su
galería exterior y el arranque de la escalera de honor realizada en mármol, con
la barandilla de hierro forjado y bronce, que recibía la luz a través de una vidriera
fabricada por la prestigiosa firma francesa Maumejean.
Frente a la escalera se encuentra el
comedor de gala, decorado a base de pilastras, espejos y una chimenea de mármol
veteado. En esta misma planta se encuentra la serre o invernadero, con una fuente
de mármol y la estatua de la bailaora Pastora Imperio, realizada Mariano
Benlliure de 1916, para desde allí, a través de una gran cristalera, acceder a
la terraza donde arranca la escalinata de bajada al jardín.
En un reportaje dedicado a este palacio, publicado en la revista La Construcción
Moderna en 1915, se destacaba especialmente “su artístico y bien trazado jardín”, "la elegante traza de la escalera principal”, "la magnificencia de los salones de la planta baja” así como “la grandeza y suntuosidad de la fachada”.
Entre las numerosas obras de arte que el
Palacio de Amboage alberga en la actualidad se encuentran un lienzo atribuido a
Claude Joseph Vernet, “La abundancia” de Gandolfi, “San Juan Bautista en el desierto”,
de Pier Francesco Mola, “Retrato del Dux Francesco Donato”, atribuido a
Tintoretto, “La Última Cena”, de Giovanni Francesco Romanelli, “La Visitación
de la Virgen”, atribuida a Giovanni Balducci, o
la “Virgen con el Niño y Santos”, atribuida a Ludovico Carracci. Desde 1939 es la sede de la Embajada de
Italia.
Palacio
de Abrantes
En la primera mitad del siglo XVI, poco antes de que Felipe II trasladara la capital de las Españas desde Toledo a la Villa de Madrid, se produjo un pleito entre unos vecinos a causa del cual en 1549 Cristóbal de Villarreal dibujó un plano, conservado en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, en el que se podía ver la planta de varios edificios situados entre la calle de los Palominos (actual calle del Factor) y la Iglesia de Nuestra Señora de la Almudena de Madrid, viéndose en la parte superior del plano el ábside de la que fuera primera iglesia de Madrid, que antes de la reconquista había sido mezquita.
En la primera mitad del siglo XVI, poco antes de que Felipe II trasladara la capital de las Españas desde Toledo a la Villa de Madrid, se produjo un pleito entre unos vecinos a causa del cual en 1549 Cristóbal de Villarreal dibujó un plano, conservado en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, en el que se podía ver la planta de varios edificios situados entre la calle de los Palominos (actual calle del Factor) y la Iglesia de Nuestra Señora de la Almudena de Madrid, viéndose en la parte superior del plano el ábside de la que fuera primera iglesia de Madrid, que antes de la reconquista había sido mezquita.
Sería sobre esas casas, donde por
encargo de Juan de Valencia, Espía Mayor del Consejo Secreto de su Majestad en
la corte de Felipe IV se construyo el edificio original entre 1653 y 1655, con
sus dos torres rematadas con chapiteles herrerianos, tan características de la
arquitectura española de la época de los Austrias. El edificio fue construido
bajo la dirección de Juan Maza, quien apoyaría una de sus muros exteriores, sobre
el lado norte de la alcazaba de Magerit fundada en el siglo IX por los árabes.
El edificio pasó en 1669 a manos de don
Antonio de Valdés y Osorio, caballero de Alcántara, y marqués de Alcañices,
para posteriormente pasar a manos de sucesivos propietarios, lo que irremediablemente
acarreó un progresivo deterioro del edificio y su división con el objeto de
facilitar su alquiler entre los siglos XVIII y XIX. El maltrecho palacio fue
finalmente adquirido en 1842 por los duques de Abrantes, quienes encargaron al
arquitecto Anibal Álvarez Bouquet el
acondicionamiento y reforma del inmueble entre 1844 y 1845, quien lo transformo en un palacio de estilo
isabelino. Álvarez conservo la portada original de piedra barroqueña, a la vez
que eliminaba los torreones de las esquinas y añadía, entre otros elementos, la
escalera principal y los balcones de la fachada. Los marqueses vivirían en el hasta
1874, año en el que se establecería en sus dependencias la dirección del
periódico “La Correspondencia de España”, propiedad del senador progresista
Manuel María de Santa Ana.
Durante la Guerra Civil, el Palacio de Abrantes sirvió
de sede a las Brigadas Internacionales procedentes de Italia, sufriendo serios
desperfectos como consecuencia de los bombardeos llevados a cabo por el
ejército franquista. Con el traslado de la embajada en 1939 al Palacio de Amboage,
el palacio pasaría a ser la sede del Instituto Italiano de Cultura. Situado en
el nº 86 de la calle mayor, frente al palacio de los duques de Uceda, el
edificio tiene tres plantas y su interior contiene diversas salas para albergar
exposiciones, conferencias, recitales o proyecciones cinematográficas, además
de un teatro, lo que ha convertido el Palacio de Abrantes en el centro más
importante de la cultura Italiana en Madrid.
Enrique de Queralt y Fernández, XI conde
de Santa Coloma, y senador de origen catalán encargó para la edificación de su
palacete al arquitecto Joaquín Saldaña, quien realizó entre otros el Palacio de
Adanero en Santa Engracia, hoy Secretaría de Estado de Administraciones
Públicas, el palacio de D. Joaquín Sánchez Toca, actual Embajada de Brasil o la
casa palacio del marqués de Portázgo en Serrano, actualmente la sede del
Colegio de Abogados. El edificio, construido entre 1911y 1914, presenta un
estilo afrancesado propio de la época. La
parcela donde se levantó el edificio contaba un amplio espacio destinado al
jardín rodeado de una verja realizada en forja de hierro.
El acceso al inmueble se realiza a través de un pórtico cubierto que conduce a un vestíbulo ovalado tras el cual se encuentra un gran hall de distribución, rectangular tripartito con dobles columnas enmarcando la escalera imperial y lo que originalmente fueron el comedor y la serre o invernadero. En esta planta baja se encontraba casi el despacho del conde, la única habitación que aún conserva la original en de paredes, suelo y techo, mientras en la primera planta se repite la distribución en torno a un gran hall.
El acceso al inmueble se realiza a través de un pórtico cubierto que conduce a un vestíbulo ovalado tras el cual se encuentra un gran hall de distribución, rectangular tripartito con dobles columnas enmarcando la escalera imperial y lo que originalmente fueron el comedor y la serre o invernadero. En esta planta baja se encontraba casi el despacho del conde, la única habitación que aún conserva la original en de paredes, suelo y techo, mientras en la primera planta se repite la distribución en torno a un gran hall.
El Palacio de Santa Coloma, situado en el barrio de Ríos Rosas frente a la fachada trasera de los Nuevos Ministerios, fue adquirido a comienzos de los años 40 del siglo XX por el Gobierno italiano, con el fin de convertirlo en el Liceo Italiano. Las obras fueron llevadas a cabo por el arquitecto Manuel de Artiñano Luzárraga, quién aprovecho para añadir una nueva planta y un nuevo edificio situado en la parte trasera del jardín.
Desde finales de los años 70 del siglo pasado fue la sede del Consulado de Italia. Pasando a ser en diciembre de 2008 la Cancillería Consular de la Embajada de Italia.
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