La Gran Via y sus edificios. Tramo I.
ANTECEDENTES Y PROYECTO DEFINITIVO DE LA GRAN VÍA.
A lo largo de la primera mitad del siglo XIX , resultó evidente que Madrid necesitaba un ensanche que permitiera superar los límites impuestos dos siglos atrás por la cerca de Felipe IV, unos límites que se habían visto sobrepasados y resultaban claramente insuficientes, y todo ello sin contar con que dificultaban sobremanera el desarrollo urbanístico de la capital de España.
Tras varios intentos fallidos, el 19 de julio de 1860 se aprobaba el Anteproyecto del Ensanche de Madrid, firmado por Carlos María de Castro, que proponía un aumento del espacio urbano en 2.294 hectáreas en el norte de la capital, con las llamadas Rondas como límite. (Paseo de Reina Victoria y las calles Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela y Doctor Esquerdo). Mediante este aumento del suelo urbanizable se pretendía lograr un incremento de 150.000 habitantes que dispondrían de 40 m2/habitante, en lugar de los 26,7 m2 disponibles hasta ese momento. Pero la realización de este proyecto, pondría en evidencia de forma inmediata las carencias que presentaba el casco antiguo de Madrid, con sus escasas condiciones de salubridad y sus callejas estrechas y empinadas.
La Reforma de la Puerta del Sol de 1862, sería el detonante que Madrid necesitaba para plantearse la necesidad cada vez más urgente de conectar los barrios del este y oeste de Madrid, y así surgió la idea de crear una gran avenida, una gran vía que permitiría descongestionar el abigarrado entramado de calles, callejas plazas y plazuelas de la zona centro de la capital. En un principio se presentó el Proyecto de la prolongación de la calle Preciados y su enlace con la calle de Alcalá, en el que se proponía ampliar la calle de Preciados hasta la plaza del Callao y desde allí llegar hasta la calle de Alcalá ensanchando la calle de San Miguel y por el otro lado, llegar hasta la plaza de San Marcial por Santo Domingo. Finalmente este primer proyecto sería abandonado debido a su excesivo coste ya a lo estrechos que resultarían algunos de los tramos, algo incompatible con la idea de lo que debía ser una gran avenida.
Un segundo proyecto presentado en 1886 por el arquitecto Carlos Velasco, proponía unir la calle de Alcalá con la plaza de Leganitos evitando pasar por la Puerta del Sol. El proyecto que debía atravesar parte del barrio de Maravillas (Malasaña) supondría la desaparición de más de 350 edificios entre los que se encontraban la iglesia de San José, el teatro Lara o el cuartel de San Gil. Asimismo deberían desparecer varias calles como la de San Miguel, la Nao, y la Cruz Verde entre otras. Aunque este segundo proyecto no se llevó a cabo,la idea de una gran vía que atravesara el centro de Madrid, ya había calado profundamente no solo en el ayuntamiento sino también en los madrileños de la época y la zarzuela La Gran Vía de Federico Chueca es la mejor prueba del sentir popular.
Y así lentamente, como casi todo en Madrid, se promulgaba en 1895 la nueva Ley para Saneamiento, Reforma y Ensanche Interior de las grandes poblaciones, que crearía el marco legal adecuado para la construcción de la Gran Vía. Aun tendrían que pasar 6 años más hasta que por fin, en 1901 se aprobara el que sería el proyecto definitivo, realizado por los arquitectos Francisco Andrés Octavio y José López de Salaberry, que permitiría el nacimiento, tras casi 50 años de fiascos, de la tan deseada Gran Vía. Con su creación se lograría la comunicación directa entre los barrios de Argüelles y Salamanca, la descongestión de la Puerta del Sol y un enlace más cómodo entre las estaciones de Atocha y Príncipe Pío.
El trazado de la nueva avenida se dividía en tres tramos que irían de la calle de Alcalá a la Red de San Luis, de la Red de San Luís a la plaza del Callao, y el último tramo hasta la Plaza de Leganitos. La longitud total era de 1316 metros y la anchura era de 25 m. en los tramos 1º y 3º y de 35 m. en el bulevar del 2º tramo. La ejecución de las obras recayó inicialmente en el banquero francés Martin Albert Silver quien consiguió que el ayuntamiento se hiciera cargo de las expropiaciones y que la construcción se hiciera mediante concurso. A partir de 1923 será Horacio Echevarrieta quien se hará cargo de la finalización de las obras de construcción de la Gran Vía.
Y por fin, el 4 de abril de 1910 D. Alfonso XIII, con una piqueta de plata, dio inicio a las obras de la Gran Vía con el derribo de la pared de la Casa del Cura anexa a la Iglesia de San José de la calle de Alcalá. Lo que ahora es una de las principales arterias de Madrid, antes no era sino un denso conglomerado urbano, con decenas de manzanas de casas de vecindad, conventos, iglesias y colegios, apiñados en sinuosas y estrechas calles, que pedían una renovación inmediata, una gran avenida que diera un respiro al envejecido, insalubre y trasnochado centro de la capital de España.
Con la expropiación de 33 solares y la demolición de casi 300 casas, 15 calles desaparecidas, cambios y recortes en el trazado de otras 34, 14.000 metros de cañerías y 274 farolas eliminadas, 9.000 metros cuadrados de aceras levantadas, y 29.000 metros cuadrados de adoquines, Madrid, por fin, entró en el siglo XX. Había nacido la Gran Vía.
LA GRAN VÍA TRAMO A TRAMO. HISTORIA DE UNA GRAN AVENIDA.
En esta primera parte de las tres que dedicaré a la Gran Vía, recorreremos el Tramo I o Avenida B desde su inicio en la calle de Alcalá hasta la Red de San Luis.
Tramo I o Avenida B.
Las obras del primer tramo, comprendido entre la Calle de Alcalá (exactamente entre la plazuela de la Paja en la que desembocaban las calles del Caballero de Gracia y de San Miguel) y la Red de San Luis, se prolongaron hasta la década de los años 20. El trazado siguió casi al milímetro el de la calle de San Miguel, modificando otras como Víctor Hugo, Marqués de Valdeiglesias, Montera, Red de San Luís, Fuencarral, Clavel, Caballero de Gracia y la plazuela de la Paja.
El Primer problema surgió con el Oratorio del Caballero de Gracia. Construido por Juan de Villanueva en 1795, en un principio estaba prevista su demolición, aunque afortunadamente se cambió de opinión y se optó por realizar un pequeño cambio en el trazado, optando por terminar este primer tramo en una suave curva que llegaba hasta la Red de San Luís.
Pero otros muchos edificios no fueron tan afortunados y en este primer tramo, denominado Avenida B, desaparecieron las casas de Astrearena, del Ataúd, de la Condesa de Jaruco y la de la Duquesa de Abrantes, los palacios de Masserano y de la Duquesa de Sevillano o el Colegio de las Niñas de Leganés.
En un primer momento este primer tramo de la arteria se llamó Avenida del Conde de Peñalver. Tres meses antes de comenzar la Guerra Civil, los dos primeros tramos pasaron a denominarse Avenida de la CNT. A comienzos de la guerra, serían conocidos como Avenida de Rusia, para en noviembre de 1937 pasar a ser la Avenida de la Unión Soviética, colocándose una placa conmemorativa de piedra con los escudos de la II República Española y la Unión Soviética y el siguiente texto:
"HOMENAJE A LOS AMIGOS DE LA URSS"
Tras el final de la contienda, el 1 de abril de 1939, fue conocida como Avenida de José Antonio y por fin en 1980 recibió el nombre con el que siempre había sido conocida por los madrileños: Gran Vía. Un nombre que se hizo extensivo igualmente a los otros dos tramos.
Y ahora, tomando como punto de partida la confluencia de la calle de Alcalá y la gran Vía frente al edificio Metrópolis, os propongo un recorrido a lo largo y ancho de la madrileña Gran Vía, deteniéndonos en sus edificios más representativos.
No me extenderé hablando sobre el edificio Metrópolis por dos razones: la primera, es que realmente no es el primer edificio de la Gran Vía aunque muchos así lo crean y la segunda es que este emblemático y elegante edificio ya tiene su propia entrada en este blog.
VIVIENDAS DE LUIS DE OCHARÁN. EDIFICIO GRASSY - GRAN VÍA, 1
Construido siguiendo un estilo claramente eclecticista entre 1916 y 1917 por el arquitecto Eladio Laredo y Carranza, el edificio Grassy presenta en sus fachadas, numerosos elementos decorativos modernistas como las figuras femeninas sobre los portales y sus puertas de hierro, los zócalos de cerámica del paso de carruajes o los paneles alicatados que decoran los tímpanos de los pisos superiores diseñados por Daniel Zuloaga.
Consta de dos inmuebles independientes unidos en su planta baja por el vestíbulo y el patio. En su fachada destaca la rotonda de la esquina con la calle del Caballero de Gracia, rematada con dos templetes superpuestos de clara influencia renacentista, sin duda una de las imágenes más representativas de la avenida y en las fachadas, Laredo y Carranza alternó cuerpos retranqueados y avanzados con balcones abalaustrados.
Entre las pérdidas de elementos ornamentales sufridas por el edificio en las sucesivas reformas efectuadas hay que destacar el grupo escultórico de niños que coronaba el templete, así como las guirnaldas y el remate del capitel realizado en hierro.
En 1952 se instaló en sus locales la Joyería Grassy, en cuyo sótano se encuentra un Museo de Relojes Antiguos, que reúne la colección reunida por el fundador de la firma, Alejandro Grassy, presente en la Gran Vía desde 1929 con la Unión Relojera Suiza y en su entresuelo estuvo durante muchísimos años el restaurante Sicilia Molinero.
EDIFICIO GRAN PEÑA – GRAN VÍA, 2
En 1911 la Gran Peña, sociedad fundada en el café Suizo el 14 de marzo de 1869 inició las gestiones con la sociedad promotora de la Gran Vía para adquirir el solar de esquina de la nueva avenida con la por aquel entonces calle de las Torres (actual Marqués de Valdeiglesias) y construir allí su nueva sede. El solar de 681 m2 fue tasado en 1.021.500 ptas. y 885.300 ptas. A finales de 1913, la Gran Peña formalizó la adquisición del solar, que sería ampliado hasta los 1.090 m2 a principios del siguiente año, y el 30 de marzo de 1914 convocó un concurso entre arquitectos españoles al que se presentaron doce proyectos.
El concurso se declaró desierto por considerar que las propuestas superaban ampliamente el presupuesto previsto, aunque se adquirieron dos de ellas tituladas “In Hoc Signo Vinces, Carolus III” y “Santa Bárbara”, siendo los arquitectos autores de la primera, Eduardo Gambra Sanza y Antonio de Zumarraga Egozcúe los elegidos para realizar el proyecto definitivo tras incorporar las modificaciones necesarias.
La sociedad Gran Peña, se reservaba para uso propio las plantas de sótano, baja, principal, y parte del sub sótano, primera y el ático y planeaba alquilar los cuatro pisos superiores como viviendas particulares. La Gran Peña, disponía de ese modo de espacio más que suficiente para uso y disfrute de sus socios que dispondrían de salones de tertulia, reservados, comedores de socios e invitados con su office, salones de juegos, billares y biblioteca, bodega y un hall distribuidor en el patio cubierto, dominado por una gran escalera que permitía el acceso al principal, donde se encontraba el gran salón de recreos de planta ovalada. Los cuatro pisos restantes disponían de dos lujosas viviendas por planta, con las habitaciones principales dando a las fachadas exteriores y el ático incluía una vivienda y el comedor de verano de los socios, que ocupaba el cuerpo de la rotonda y su torreón.
Por último hay que citar la lápida conmemorativa de la apertura de la nueva avenida, que se instaló a finales de 1917 en la que podemos ver el escudo municipal de la Villa de Madrid, enmarcado por un arco con el nombre del primer tramo, Avenida del Conde de Peñalver, sobre el siguiente texto:
"PRIMERA VÍA DE LA REFORMA URBANA / A CUYA REALIZACIÓN DEDICO TODAS SUS / INICIATIVAS D. NICOLÁS PEÑALVER ZAMORA / SIENDO ALCALDE DE MADRID"
"HOMENAJE DEL PUEBLO / MCMXVI"
Tras la Guerra Civil se sustituyó el nombre original de la avenida por la siguiente frase:
"A LA MEMORIA DEL CONDE DE PEÑALVER"
Finalmente en una última modificación, se desplazó hacia la derecha la fecha final para poder intercalar una sola palabra:
“MADRID”
EDIFICIO DEL BANCO URQUIJO - GRAN VIA, 4
El solar que ocupa este inmueble se corresponde aproximadamente con el del desaparecido Parador de Barcelona, un antiguo mesón muy popular entre los arrieros, hasta el punto de denominarse como plazuela de la Paja al ensanche que formaban la unión de la calle del Caballero de Gracia con la desaparecida de San Miguel, por descargarse aquí el heno destinado a las caballerías. En un primer momento el propietario del solar, el banquero Juan Manuel de Urquijo y Ussía, pensó en construir un teatro, aunque al final lo destinó a sede de su banco. La construcción fue encargada al arquitecto José María Mendoza Ussía al mismo tiempo que el edificio colindante trazado en colaboración con José de Aragón Pradera.
Estilísticamente, es uno de los edificios más avanzados del primer tramo de la Gran Vía siguiendo a menor escala los patrones de la arquitectura de oficinas norteamericana,
EDIFICIO DE GIRALT LAPORTA - GRAN VÍA, 5
Se trata de un edificio estrecho, pero no por ello menos importante, obra del arquitecto D. José Monasterio Arrillaga en un estilo afrancesado conocido como de los Luises. Estaba destinado a viviendas, con un único local comercial en la planta baja debido a la estrechez del solar antes mencionada, lo que obligo a desplazar la puerta de acceso a las plantas de viviendas con objeto de conservar la simetría de la fachada. Cuenta con dos viviendas por planta, distribuidas en torno a tres patios de luces, con el salón y los dormitorios con vistas a la Gran, a las que se accede a través de una única escalera y un ascensor. Las dos fachadas presentan aspectos bien diferenciados, con mayor sobriedad en Caballero de Gracia, con un sencillo zócalo almohadillado de doble altura con cuatro arcos, y un cuerpo superior que enlaza un balcón abalaustrado en arco de medio punto en el piso principal y dos balcones de cerrajería en los superiores, rematándose el edificio con una cornisa con balaustrada corrida.
Respecto a la fachada que da a Gran Vía presenta igualmente un zócalo almohadillado en el que los arcos se abocinan hacia el exterior sosteniendo los cuatro balcones del principal y el mirador enmarcado en sendas columnas jónicas. El ático presenta balcones abalaustrados y se remata con un torreón central enmarcado por columnas corintias y un tímpano de medio punto que enmarca un óculo bordeado de guirnaldas y coronado por una cúpula revestida de pizarra.
Las obras de este singular edificio comenzaron en 1915, concluyendo el 20 de septiembre del año siguiente. Tras la inauguración en el primer piso se instaló uno de los primeros salones de belleza femenina madrileños: el Instituto Kinesicoterápico de Armida Sansoni Marchiori. En la actualidad, está dedicado a apartamentos de lujo en régimen de alquiler, habiendo recibido el Premio APCE (Asociación de Promotores Constructores de España) a la mejor obra de rehabilitación llevada a cabo en 2008.
VIVIENDAS PARA EL MARQUÉS DE URQUIJO – GRAN VÍA, 6
El marqués de Urquijo encargo a los arquitectos José María Mendoza Ussia y José de Eragón, la construcción de este edificio situado en un solar con fachada a tres calles: Gran Vía, Víctor Hugo y de la Reina.
El edificio constaría de planta de sótano, con los almacenes de las tiendas superiores, el cuarto de calderas y la carbonera, dos lavaderos, la vivienda del portero y trasteros; planta baja, con el portal de acceso y ocho locales comerciales; entresuelo diáfano para oficinas; y cuatro plantas, divididas en cuatro viviendas cada una, a las que se accedía mediante una única escalera principal, y dos de servicio. Las obras finalizaron el 8 de mayo de 1919, y en octubre de ese mismo año abrió sus puertas la joyería Perera, la primera que se inauguró en la Gran Vía, a la que después se unieron la segunda tienda de Kodak en Madrid tras la ya existente de la Puerta del Sol y la sede del Banco Anglo Sud Americano.
Es uno de los edificios más imponentes del primer tramo de la Gran Vía, con una gran sobriedad decorativa que saca el mayor partido al contraste entre el almohadillado horizontal de la planta principal y las pilastras toscanas que enmarcan los miradores. En la esquina, un voladizo redondeado con un gran torreón circular coronado por una balaustrada de pináculos con bolas herrerianas remata el edificio.
EDIFICIO DE SEGUROS LA ESTRELLA – GRAN VÍA, 7
Construido según un proyecto del arquitecto Jerónimo Pedro Mathet Rodríguez este edificio de estilo regionalista, destaca por sus voladizos de madera, la rejería realizada en forja o los azulejos que adornan la fachada. También del arquitecto Pedro Mathet y de Seguros la Estrella son el nº 10, con un grupo escultórico en la puerta principal, y el nº 20, mucho más sobrio y discreto.
VIVIENDAS Y OFICINAS PARA JOSÉ MARÍA DE ANTONIO BECERRIL – GRAN VÍA, 8
En el solar que ocupa este edificio se alzaba anteriormente la iglesia del colegio de Nuestra Señora de la Presentación, fundado en 1630 por el genovés Andrea Spínola, conocido popularmente como de las Niñas de Leganés. Sobre la parcela resultante tras el derribo, el arquitecto Francisco Pérez de los Cobos proyectó un edificio distribuido en sótano, bajo comercial, entresuelo para oficinas, y cuatro pisos más ático de viviendas de alquiler con dos viviendas por planta.
En 1921 se instaló la firma automovilística FIAT, en un local diseñado por el arquitecto italiano Enrique Daverio Vara en un estilo modernista, con cerámicas de Zuloaga y vidrieras de Maumejean. Desde 1939 Loewe ocupa este espacio, que en su momento fue decorado por el arquitecto Francisco Ferrer en estilo clasicista.
VIVIENDAS PARA SEGUROS LA ESTRELLA – GRAN VÍA, 10
Este edificio se realizó mediante un concurso convocado entre arquitectos españoles por la compañía de seguros La Estrella. Según el primer proyecto, el edificio contaba con planta de sótanos destinada a servicios generales y almacenes de los cuatro locales de la planta baja, repartiéndose cada uno de los seis pisos superiores en dos viviendas de alquiler, mientras que la terraza se destinaría a lavaderos, tendederos y trasteros.
El edificio debía rematarse con tres torreones: dos laterales de dos pisos de altura, y uno central de cuatro plantas flanqueado por dos águilas de bronce con la estrella de doce puntas símbolo de la compañía, que enmarcaban un tímpano con un grupo escultórico emblema del arte, la industria y el trabajo, coronado por una cabeza representando el Comercio.
Sin embargo, este primer proyecto fue rechazado por el Ayuntamiento, por lo que la compañía propietaria solicitó una ampliación de obra que preveía conservar los torreones originales rebajando los extremos a un solo piso y retranqueando el central, al tiempo que se modificaba la fachada, eliminando las águilas de bronce y la cabeza que simbolizaba el Comercio y bajando una planta el grupo escultórico proyectado por Miguel y Luciano Oslé, mientras que Manuel Castaños sería el autor de las cariátides que sostienen los miradores laterales. Las obras finalizaron el 1 de octubre de 1918.
En sus bajos se instaló en 1926 la joyería Brooking creada por el joyero londinense Charles Brooking, que abrió sus puertas a la Gran Vía el 31 de marzo asistiendo a la inauguración la reina Victoria Eugenia, quien le otorgó el título de proveedora de la Real Casa el 27 de abril de ese mismo año. En 2009 el espacio fue ocupado por el restaurante Umami. La perfumería Rosi, otro de los locales comerciales del inmueble, se encuentra protegida por el Catálogo municipal de establecimientos comerciales, con el Nivel 2. El torreón central, así como parte de la decoración de los torreones laterales fueron demolidos en 1953 durante la reforma realizada por el arquitecto Ricardo Gómez Abad.
CASA DEL CONDE DE ARTAZA – GRAN VÍA, 11
La señorial casa del conde de Artaza, puede considerarse una de las obras más brillantes del arquitecto D. Cesáreo Yradier. El edificio consta de nueve plantas, con la planta baja y el entresuelo destinados locales comerciales y una terraza para el disfrute de los inquilinos.
En este edificio los vanos acristalados de la fachada se amplían hasta casi hacer desaparecer los muros, que se ven reducidos a esbeltas pilastras almohadilladas que recorren toda la altura del inmueble, rematándose el conjunto con dos torreones que flanquean la gran terraza.
Incluido el solar, la obra costó dos millones de pesetas. En los premios convocados por el Ayuntamiento de Madrid para los mejores edificios finalizados en 1918, recibió una mención honorífica. En la actualidad, está ocupado por el Hotel de Las Letras
VIVIENDAS PARA LA SOCIEDAD INMOBILIARIA DE LA VILLA DE MADRID – GRAN VÍA, 12
Junto con su vecino casi gemelo situado en el nº 14, este edificio fue construido por la Sociedad Inmobiliaria de la Villa de Madrid, principal promotora de las obras de la Gran Vía. Los trabajos se iniciaron en 1913, finalizando el 12 de octubre de 1915. El arquitecto Eduardo Reynals Toledo, adoptó el denominado estilo "Monterrey" la más prestigiosa de las respuestas españolistas a las tendencias afrancesadas utilizadas en otros edificios de la época.
Destacan las ménsulas de soporte de los miradores de fachada, adornadas con atlantes, que recuerdan las del patio del Palacio de la Salina de Salamanca, atribuido a Rodrigo Gil de Hontañón. En cuanto a la distribución, se efectúa en torno a cuatro patios de luces cubiertos a la altura de planta baja con cristal.
El sótano estaba destinado a almacenes, trasteros e instalaciones generales, la planta baja a locales comerciales, el entresuelo a oficinas y los pisos superiores a pisos de lujo con dos viviendas por planta, con el salón dando a la fachada de la Gran Vía.
En los locales comerciales se instaló una empresa de pompas, mientras que en la fachada trasera a la calle de la Reina, Emilio Saracho abrió en otoño de 1921 la coctelería Cock, cuyo barman era el célebre Perico Chicote, que en 1931 compró la funeraria y abrio el Bar Chicote, diseñado por el arquitecto Luis Gutiérrez Soto, que creó una obra maestra del estilo racionalista internacional, con dos zonas de público claramente diferenciadas: una primera como vestíbulo de entrada con muebles de acero cromado diseñados por él mismo, y dos pinturas murales vagamente cubistas de Hipólito Hidalgo de Caviedes y otra al fondo con muebles de madera de roble tapizados en cuero y divanes curvos de ébano.
CASINO MILITAR – GRAN VÍA, 13
El edificio del Casino Militar fue construido según un proyecto del arquitecto Eduardo Sánchez Eznarriaga, sobre un solar con fachadas a la recién nacida Gran Vía y las calles del Caballero de Gracia, adquirido por un millón y medio de pesetas de la época. Tenía como principal objetivo difundir la actividad cultural y recreativa entre militares y civiles. Las obras comenzaron a principios de 1915, siendo inaugurado por D. Alfonso XIII el 16 de noviembre de 1918.
El edificio, de planta trapezoidal, está construido en torno a un patio central y cuenta con dependencias destinadas a los juegos de mesa, billar y tiro al blanco, salas de lectura, salas de reuniones, y varios salones y comedores. Destacan la cubierta del hall de la planta baja y la marquesina exterior que cubre el acceso al edificio realizadas en hierro y cristal diseñadas y fabricadas por Maumejean. El subsótano estaba destinado a sala de tiro al blanco mientras que en le semisotano se podía disfrutar de sala de esgrima, gimnasio con vestuario y duchas, guardarropa, peluquería, servicio de limpiabotas y baños.
La planta baja estaba elevada sobre la calle con el objetivo de lograr una mejor iluminación al semisótano, al tiempo que proporcionaba una mayor intimidad a dicha planta al no poder verse el interior desde la calle. Constaba de portal con portería, un vestíbulo que daba acceso a la escalera principal y los ascensores, sala de ajedrez, un gran hall central con tribuna de oradores, salas de visitas y distintos salones.
Todo en el exterior permanece fiel a su estado original, excepto el escudo y el grupo escultórico situados sobre el último balcón del chaflán, que fueron eliminados tras una inspección. La planta principal disponía de salas de billar, un gran salón y varios despachos.
En cuanto al resto de las plantas, el casino Militar contaba con comedor para ochenta comensales, sala de fumadores, aulas, una biblioteca de doble altura rodeada por una galería elevada, sala de juntas, despachos y oficinas, cocina, comedor de verano... Sin duda edificio muy bien dotado.
Al exterior, la fachada se resolvía con un balcón con puertas en arco de medio punto y antepecho abalaustrado, que da a la Gran Vía. Los pisos restantes presentan balcones abalaustrados o con barandilla de forja, un balcón abalaustrado volado a la altura del principal, flanqueado por columnas toscanas de doble altura que soportan el balcón del tercer piso y un torreón de remate con la cubierta de pizarra.
En cuanto a la fachada de Caballero de Gracia, ésta es notablemente más sencilla, rematándose con un gran escudo coronado de España; debiendo citarse la importancia decorativa concedida en todo el conjunto a las espléndidas farolas de hierro forjado que puntean paramentos, balcones y terrazas. En los Premios del Ayuntamiento para los mejores edificios terminados en 1916 el Casino Militar obtuvo la primera mencione honorífica y su arquitecto, un diploma de cooperación.
VIVIENDAS PARA LA SOCIEDAD INMOBILIARIA DE LA VILLA DE MADRID – GRAN VÍA, 14
Este edificio presenta un esquema similar a su vecino del nº 14, aunque aquí el remate se resuelve con dos torreones laterales enmarcando una terraza central, utilizando igualmente para su construcción el estilo “Monterrey”. Los trabajos se iniciaron en junio de finalizando el 12 de octubre de 1915.
Al igual que sucede en su vecino, las plantas se distribuyen en torno a cuatro patios de luces cubiertos a la altura de planta baja con cristal, con el sótano dedicado a almacenes baja, trasteros e instalaciones generales, planta baja para comercios, el entresuelo para oficinas y los pisos superiores para viviendas de lujo, con dos pisos por planta.
Poco después de terminado, el inmueble fue adquirido por el Banco de Aragón, que instaló aquí su sede y en 1923 se instaló en sus locales destinados a oficinas la agencia internacional Publicitas, una de las pioneras de la publicidad en España. En 1955, el edificio pasó a ser propiedad del Banco de Fomento, y se eliminó la decoración de fachadas, dejando los volúmenes desnudos, aunque se mantuvo la cerrajería de los huecos y balcones.
VIVIENDAS Y COMERCIO PARA RAFAEL SÁNCHEZ - GRAN VÍA, 16
Se trataba de un edificio con uso mixto, con el sótano y las plantas baja y entresuelo comunicadas por una gran escalera, donde se encontraban los Almacenes Rafael Sánchez, y los cinco pisos restantes divididos en tres viviendas, dedicándose un segundo sótano a los servicios generales. El local comercial estaba distribuido alrededor de un patio central, con una cubierta acristalada a la altura del piso principal. La fachada presenta un estilo barroco eclecticista con miradores coronados por pequeñas torrecillas, y un esbelto torreón de planta cuadrada y dos alturas rematado por una pequeña cúpula.
Los trabajos se iniciaron el 28 de abril de 1914, finalizando las obras el 1 de febrero de 1916. El propietario presentó la finca a los premios convocados por el Ayuntamiento de Madrid a los mejores edificios finalizados en 1916, obteniendo el tercer premio.
Como estaba previsto, los almacenes Rafael Sánchez ocuparon el bajo comercial y el entresuelo; y aunque ya hace tiempo que desaparecieron, todavía puede verse sobre la entrada de esquina el rótulo de sus herederos y sucesores, que reza "HIJOS DE RAFAEL SÁNCHEZ SL" en una elegante tipografía de los años treinta. En la fachada trasera a la calle de la Reina abrió sus puertas en 1992 el bar Del Diego, creado por el barman Fernando del Diego Mingarrón después de treinta años de trabajar en el cercano Chicote, siguiendo un refinado diseño de los arquitectos Álvaro Soto Aguirre y Javier Maroto Ramos.
ORATORIO DEL CABALLERO DE GRACIA – GRAN VÍA, 17
El Oratorio del Caballero de Gracia, se salvó por poco de la piqueta, lo que forzó el trazado de la Gran Vía, describiendo la curva que caracteriza el final del primer tramo, que en un principio debía de ser recto. En 1916 Carlos de Luque ocultó el ábside del edificio construido por de Juan de Villanueva tras una fachada acorde con el resto de edificios de la avenida.
En 1976 Fernando Chueca elimina esta falsa fachada dejando el ábside a la vista. Finalmente en 1989 Javier Feduchi construye el arco que permite la alineación de las fachadas.
HOTEL ROMA – GRAN VÍA, 18
Este inmueble ocupa parte del solar donde según Mesonero Romanos pudo haber nacido el escritor Agustín Moreto en 1618. Fue el primer edificio terminado en la Gran Vía, pues venía a sustituir al antiguo Hotel de Roma situado en la acera de enfrente, suntuoso edificio diseñado como palacio de Anglada y después reconvertido en hotel de viajeros, que no podía derribarse hasta que éste estuviera ultimado.
La construcción corrió a cargo de la Sociedad Inmobiliaria de la Villa de Madrid, y tras un primer proyecto del arquitecto francés Paul Ernest Sanson, el diseño definitivo fue realizado por el arquitecto español Eduardo Reynals Toledo, que firmó los planos en mayo de 1913, finalizando las obras el 15 de agosto de 1915. La inauguración, que contó con la presencia de Alfonso XIII, tuvo lugar el 3 de octubre siguiente. El nuevo proyecto contaba con un sótano donde se situaban todos los servicios del hotel, planta baja con el vestíbulo de acceso, un hall distribuidor con cubierta acristalada , salón, restaurante y peluquería, así como las oficinas de la agencia de viajes Cook, y los cinco pisos superiores estaban destinados a las habitaciones todavía con baños, retretes y lavabos comunes y el gran salón de la esquina para las visitas; por último, el último de los pisos acogía las habitaciones del propietario y la servidumbre.
Las fachadas sobrias y elegantes, presentaban un basamento almohadillado de doble altura delimitado por los balcones corridos del piso principal, dos pisos lisos, y un ático de remate con cornisa volada sostenida por ménsulas. El conjunto se debía rematar con un torreón de esquina coronado por una cúpula sobre la que campearía una reproducción en bronce de la loba capitolina, que finalmente sería sustituido por un gran cartel con el nombre del hotel, coronada por un frontón partido con una guirnalda y un pedestal con la estatua citada.
Tras la Guerra Civil el edificio pasó a convertirse en la sede del Banco Ibérico, sufriendo varias reformas en las que fueron eliminados muchos de los elementos decorativos de las fachadas. Una última y lamentable reforma, llevada a cabo en 2001 con el fin de convertir el inmueble en la sede de la Consejería de Justicia de la Comunidad de Madrid, hizo que, una vez más, se eliminaran muchos de los elementos decorativos que aún se conservaban, como los semifrontones del remate, la Loba Capitolina de bronce, las inscripciones "S.P.Q.R." y la fecha "MCMXV" junto con el rótulo "HOTEL DE ROMA", los frontones curvos que se alternaban sobre las ventanas del piso principal y la gran marquesina de forja y cristal .
EDIFICIO DE VIVIENDAS – GRAN VÍA, 21
Obra del arquitecto José López Sallaberry, la construcción de este edificio destinado a oficinas y vivendas situadas en torno a un patio interior, comenzaron en 1915 finalizando en 1918. Aquí estuvo el Cafe de Andrés Barquín.
Entre 1999 y 2003 fue remodelado por Jaime Feeser Pérez Presenta una sobria y elegante fachada barroca con entrada por la calle Montera por la que hasta ahora se accedía al Hotel Senator lamentablemente cerrado. La firma de ropa deportiva Adidas, planea instalarse en este edificio, abriendo su primera "flagship" en Madrid que contara con una superficie de 1800 m2.
CIRCULO DE LA UNIÓN MERCANTIL E INDUSTRIAL – GRAN VÍA, 24
El Círculo de la Unión Mercantil e Industrial institución fundada en 1858 con el fin de promover el comercio y la industria madrileños se planteó ya en 1912 levantar una nueva sede en la Gran Vía, aunque ante las dificultades planteadas por la empresa concesionaria de las obras que pretendía construir directamente los edificios e incluso controlar los proyectos desvió sus intereses a la adquisición del palacio de Oñate, inmenso caserón barroco entre las calles de Mayor y Arenal próximo a derribarse, en cuyo solar el arquitecto Luis María Cabello Lapiedra propuso la construcción de una gran sede que podría compartirse con otras instituciones como la Cámara de Comercio o la Sociedad de Viajantes.
Nada se hizo por el momento, pero cuatro años después, cuando a finales de 1913 la empresa promotora de la Gran Vía aceptó vender directamente las parcelas, renunciando a ejecutar los edificios, se adquirío el solar de 1.592 m2 que hoy ocupa, donde según Pedro de Répide se alzaba antaño el antiguo palacio de Santa Coloma, con esquina a la Red de San Luis y fachada lateral a la calle de Hortaleza, escriturándose en marzo de 1917 la compra por 1.086.988 ptas. Cuatro meses más tarde se convocó entre arquitectos españoles un concurso de anteproyectos con plazo límite el 31 de octubre y un exigente y detallado pliego de condiciones, al que se presentaron doce propuestas, siendo elegidas las de José Yarnoz Larrosa, y Luis y Joaquín Sainz de los Terreros Gómez para pasar a una segunda fase de proyectos, aunque finalmente, el 23 de abril de 1918 el premio se declaró desierto por superarse el presupuesto estipulado de 1.400.000 ptas. El edificio sería finalmente inaugurado por D. Alfonso XIII el 27 de abril de ese año según figuraba en una lápida hoy desaparecida quese encontraba en el rellano de la escalera principal.
El edificio resultante se estructura en torno a un patio de cristales de planta cuadrada y tres alturas. El Círculo ocupa buena parte del sótano con las cocinas y el gimnasio, casi todo el entresuelo, destinado a salas de tertulia y lectura en la fachada a la Gran Vía y a comedor de socios hacia la calle de la Reina, la planta principal, con los salones de tertulias, las oficinas de dirección y un monumental salón de fiestas de doble altura con arañas de cristal y la primera, con los billares, la biblioteca y el salón de gremios, mientras que los pisos segundo y tercero se destinan a viviendas de alquiler, reservándose el ático de nuevo al Círculo, con los comedores de verano y un estudio y laboratorio fotográfico. Estilísticamente el edificio adoptó un estilo a medio camino entre el Renacimiento español y un Barroco afrancesado, aunque la ejecución de algunos detalles decorativos delatan la influencia Art Decò.
Poco después de la inauguración, se instaló en uno de los locales comerciales el concesionario de la marca de automóviles de lujo Studebaker, mientras los pisos alojaron durante años la pensión Calero y el llamado Hotel Suizo.
VIVIENDAS Y OFICINAS PARA JESÚS DE MURGA – GRAN VÍA, 26
Aprovechando su privilegiada posición entre las calles de Fuencarral y Hortaleza, frente a la "Red de San Luis", Jesús Murga y Ansuátegui encargó en 1914 al arquitecto Pablo Aranda Sánchez la construcción de un edificio residencial con nueve plantas sobre rasante que alcanzaría una altura de 31'12 m hasta la cornisa, inferior a los 35 m permitidos, suficiente para convertirse temporalmente en el edificio de viviendas más alto de la capital.
El proyecto inicial fue firmado el 20 de junio de 1914, otorgándose el 25 de febrero del siguiente año la licencia definitiva de obras, que fueron dirigidas por el arquitecto Julio Martínez Zapata Rodríguez, que firmó el certificado de finalización de los trabajos el 1 de agosto de 1916. El propietario optó a los premios del Ayuntamiento a los mejores edificios construidos en 1916, consiguiendo una mención honorífica para el inmueble y un diploma de cooperación para el arquitecto.
La fachada presentaba un aspecto próximo al estilo modernista, que a pesar de las sucesivas reformas aún se puede observar en los ricos capiteles y en las ménsulas de los balcones de la primera planta. En la actualidad han desaparecido el remate que coronaba el mirador central del segundo piso, la peineta calada central y los dos torreones de los extremos, las bolas de remate enlazadas por guirnaldas, así como todas las balaustradas de piedras, sustituidas por barandillas metálicas.
RED DE SAN LUIS
La Red de San Luís originariamente era el espacio originado por la confluencia de las calles de la Montera, Fuencarral y Hortaleza, más pequeño de lo que es en la actualidad. Se denominaba Red de San Luís debido a que durante los siglos XVII y XVIII, cercano a la iglesia de San Luis Obispo, lamentablemente desaparecida tras ser incendiada el año 1935, existió un mercado de pan cuyos puestos eran protegidos por unas redes. Posteriormente, y hasta bien entrado el siglo XIX, otro mercadillo de frutas y verduras ocupó su lugar. El diez de octubre de 1832, para celebrar el nacimiento Isabel II, se inauguró en este lugar la fuente de los Galápagos, obra del arquitecto Francisco Javier Marietegui y del escultor José Tomás, permaneciendo en la Red de San Luis hasta 1879, año en el que fue trasladada al Retiro. Aquí tambien estuvo el conocido Cafe de Andrés Martín, que anteriormente había sido el Café de San Luis en el que solían reunirse los vascos que vivían en Madrid, entre los que se contaba José María Iparraguirre Balerdi , que interpretó aquí su "Guernikako Arbola".
Raúl Guerra Garrido, en su libro "La Gran Vía es Nueva York", escribio estas lineas dedicadas a la Red de San Luis:
"Siempre fue éste lugar de putiferio, oración y desparpajo. Aquí mismo se instaló un púlpito ambulante para predicar la moralidad de las costumbres a tanta moza de rompe y rasga y a su incalculable clientela. El fraile predicador, dominico por más señas, durante la arenga levitaba hacia el cielo convirtiéndose en uno de los espectáculos más atractivos de la corte; entretuvo más que convenció hasta que la Inquisición puso de manifiesto que no ascendía gracias a un impulso místico sino a unos zancos hábilmente disimulados".
Allí se encontraba el templete que daba acceso al Metro de Madrid diseñado por el arquitecto Antonio Palacios y abierto a los usuarios en 1919, coincidiendo con la inauguración de la línea 1 del suburbano madrileño. El 6 de diciembre de 1969 el templete de la Red de San Luis dejó de funcionar. Permaneció en la Gran Vía hasta 1970, año en el que el entonces alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro ordenó su desmontaje. Durante mas de medio siglo, esta pequeña joya estuvo ubicada en la confluencia de la Calle de la Montera con la Gran Vía. Se trataba de una pequeña estructura de planta rectangular de estilo Art Decó. En la fachada que daba a Gran Vía se encontraba la escalera de acceso al Metro, mientras que la salida se encontraban en la fachada de la calle de la Montera. Dos ascensores y una escalera de bajada se encargaban de facilitar el acceso de los viajeros a los andenes. La salida a Montera presentaba un arco de medio punto, con dovelas en forma de estrella y dos pilastras rematadas con bolas de piedra, y una inscripción con la palabra "Metro".
Pero sin duda el elemento más destacable era la gran marquesina realizada en hierro y cristal a modo de visera. Tras el desmontaje del templete, se instaló una fuente circular, diseñada por Gaeardo Martín Gallego en la que se podían ver unos cisnes metálicos que movían sus alas.
Tras la última remodelación el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón anuncio la instalación de una réplica del templete desaparecido, un anuncio que nunca se hizo realidad.
LOS DESAPARECIDOS
En este primer tramo de la Gran Vía, han sido dos los edificios que a lo largo del siglo XX sucumbieron ante la pasividad del Ayuntamiento de Madrid y la voracidad de la piqueta para ser sustituidos por impersonales edificios modernos sin ningún valor arquitectónico que merezca ser destacado y que rompen claramente la uniformidad estética de esta avenida: La Sociedad de Los Previsores del Porvenir, en cuyo lugar se encuentran actualmente las oficinas de Atención al Ciudadano de la CAM, y los Almacenes Rodriguez.
Respecto al primero, se trataba de un edificio finalizado en 1917, obra de los arquitectos Javier y Luis Ferreo Tomás. Fue el primer edificio en desaparecer de la Gran Vía, sin tan siquiera haber cumplido los cincuenta años de existencia. Su fachada presentaba cuatro alturas aparentes que disimulaban seis reales. Estaba realizado en piedra, con un estilo neobarroco en sus dos primeras plantas, siendo más sobrio en el resto y se remataba con un templete con reloj, flanqueado por las efigies del Trabajo y del Ahorro. El interior fue diseñado para alojar las oficinas de la compañía con mamparas de madera y vidrio que no llegaban al techo, permitiendo así el aprovechamiento de la luz y una mejor ventilación. Los suelos eran de mármol, loseta hidráulica y tarima, según el uso de los diferentes espacios a los que se accedía mediante una escalera de mármol con barandilla de hierro y un ascensor.
Tras su inauguración los dos locales situados a pie de calle acogieron una empresa de automóviles ligeros y de camiones, propiedad de D. Antonio Jaén y el Café de S. Paulo (Brasil) un elegantísimo establecimiento el Estado Federal de Sao Paulo de Brasil realizado por la casa Algueró e Hijo, que dividió el local en dos zonas: un despacho de café y el salón para degustaciones. Años más tarde el inmueble pasó a ser la sede del Banco Continental, siendo José Mª de la Blanca Finat Escrivá de Romaní, conde de Mayalde y alcalde de Madrid entre 1952 y 1965, quien pasará a la historia por haber permitido esta lamentable demolición en 1962.
El segundo de los edificios desapareció en 1977 y estaba situado en Gran Vía, 19. Se trataba del edificio de los Almacenes Rodríguez, los primeros en instalarse en la nueva avenida, con fachada igualmente a la calle del Caballero de Gracia. Fue construido según un proyecto del arquitecto Modesto López Oterom, autor igualmente de la reforma llevada a cabo en 1945, esta vez en colaboración con José Luis Subirana y Miguel de los Santos.
El edificio, inaugurado por D. Alfonso XIII el 15 de mayo de 1921, constaba de nueve plantas y presentaba una fachada que permitía ver desde el exterior los productos ofrecidos por los almacenes. En la actualidad su solar lo ocupa un impersonal edificio donde en la actualidad tienen su sede los Tribunales de lo Contencioso Administrativo.
Hasta aquí este recorrido por el primer tramo de la Gran Vía y sus edificios. En entradas posteriores recorreremos los dos tramos restantes hasta llegar a la Plaza de España lugar en el que finalizaremos nuestro paseo.
Extraordinario trabajo tanto por las ilustraciones como por los textos.Es de lo mejor que he visto sobre la Gran Via. Gracias y enhorabuena.
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