Tras las huellas de San Isidro Labrador.
A punto de celebrar, como cada 15 de mayo, la festividad de San Isidro Labrador, Santo Patrón de la Villa y Corte de Madrid, me parece oportuno proponeros un recorrido por su vida, obra y milagros, a través de aquellos lugares madrileños con él relacionados. ¿Os animáis?
Un breve apunte biográfico.
Isidro de Merlo y Quintana nació en Madrid en el año 1082, en el seno de una familia humilde, en una casa situada en el lugar en el que en la actualidad se encuentra la calle de las Aguas. Tras quedar huérfano a muy temprana edad, se procuró el sustento con diversos trabajos hasta que finalmente se empleó como labrador. Cuando el emir almoravide, Alí ibn Yusuf, atacó Madrid en 1110, el joven Isidro, como otros muchos madrileños, se trasladó en busca de seguridad a Torrelaguna, donde continuó trabajando en el campo. Sería aquí, donde conocería a la que poco después se convertiría en su esposa, una joven llamada María, natural de Uceda, cuya dote matrimonial consistía en unas tierras de labranza en su pueblo natal, lo que hizo que los jóvenes esposos se trasladaran. Fruto de este matrimonio tuvieron un hijo al que pusieron de nombre Illán. Pasados unos años, la familia regresó a Madrid donde Isidro comenzó a trabajar en las tierras de la familia Vargas. Isidro se levantaba de madrugada y nunca empezaba su jornada de trabajo sin haber asistido antes a la Santa Misa. Sus compañeros lo acusaron ante el patrón de llegar tarde al trabajo y cuando Iván de Vargas fue a comprobar si tal acusación era cierta, contemplo asombrado que, si bien era cierto, que Isidro llegaba más tarde que los demás, mientras Isidro oía misa, un ángel guiaba sus bueyes que araban como si el propio Isidro los estuviera dirigiendo.
En el año 1130, sintiendo que su muerte estaba cercana, Isidro hizo humilde confesión de sus pecados y tras aconsejar a sus familiares y amigos que vivieran en el amor a Dios y la caridad con el prójimo, murió cristianamente. A los 43 años de haber sido sepultado, en 1163 sacaron del sepulcro su cadáver que, milagrosamente se halló incorrupto, algo que los devotos madrileños consideraron como un milagro. Siglos más tarde el rey Felipe III se hallaba gravísimamente enfermo, a su regreso de Lisboa, en Casarrubios del Monte (Toledo), hasta que le fue llevado el cuerpo de San Isidro a sus estancias, y en ese preciso momento, el monarca sanó milagrosamente. Tras este prodigio, el rey intercedió ante el Sumo Pontífice para que declarara santo al humilde labrador, y por este y otros muchos milagros, el Papa Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622 junto con Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri.
Y ahora, tras este breve apunte biográfico de nuestro Santo Patrón, comencemos nuestro recorrido por Villa de Madrid, siguiendo sus huellas.
Recorreremos el Madrid medieval, con los restos de las antiguas murallas, las iglesias mudéjares, la sorprendente Capilla del Obispo, de estilo gótico-renacentista, la torre mudéjar de la iglesia de San Pedro el Viejo, la Capilla de la Cuadra de San Isidro y la Capilla de San Isidro en la iglesia de San Andrés. Pero también nos acercaremos hasta la Ermita de San Isidro, cruzando el Manzanares, el Museo de San Isidro, donde se encuentra el Pozo del Milagro, la casa de Iván de Vargas, para finalizar en la Colegiata de San Isidro, donde reposan sus restos mortales y los de su esposa, Santa María de la Cabeza.
Murallas medievales: Tras la conquista de Toledo en el año 1085 por Alfonso VI, rey de Castilla y León, ciudades y fortalezas como Guadalajara, Rivas, Uceda y Mayrit, capitularon sin oponer resistencia. Mayrit siguió desempeñando su papel de fortaleza, razón por la que a lo largo del siglo XII se construyó una nueva muralla, aprovechando las ya existentes de la época de dominación musulmana, realizada en cantería de pedernal entorno a torres de planta semicircular. Este recinto amurallado, conocido como muralla cristiana, rodeaba una superficie de algo más de 33 hectáreas y contaba con cuatro puertas de acceso, Guadalajara, Valnadú, Moros, y Cerrada.
Su construcción se realizó con lienzos de cantería de pedernal articulados entorno a torres semicirculares. Quedan muy pocos restos de estas murallas, engullidos por el caserío durante los siglos XIV y XV, y demolidas en gran medida durante el siglo XVI. De la muralla árabe quedan algunos vestigios en el Parque de Mohammed I, frente a la entrada de la Cripta de la Catedral de la Almudena, y otros de la cristiana en las calles de los Mancebos, del Almendro, la Cava Baja, Mesón de Paños, Escalinata y poco más.
Capilla del Obispo: La capilla comenzó a construirse en 1520 por orden de D. Francisco de Vargas, concluyendo las obras quince años más tarde, en 1535, siendo obispo de Plasencia su hijo Gutierre Vargas de Carvajal. Bajo la advocación de Santa María de los Ángeles y San Juan de Letrán, ha sido siempre conocida como Capilla del Obispo por encontrarse en ella el monumento funerario del obispo de Plasencia, frente al de D. Francisco de Vargas y su esposa.
La Capilla se adosó al lado norte de la iglesia de San Andrés, y en ella reposaron los restos de San Isidro hasta que, en 1544, tras una disputa entre los responsables de una y otra iglesia por las limosnas que generaban los sagrados restos, el arca que los contenía fue devuelta a San Andrés. En señal de protesta por dicho traslado, los responsables de la capilla tapiaron la puerta que comunicaba ambas iglesias , colocando en su lugar el sepulcro del obispo de Plasencia esculpido en alabastro, que hoy podemos contemplar. El retablo mayor y los sepulcros fueron realizados por el escultor vallisoletano Francisco Giralte, discípulo de Alonso de Berruguete , alrededor de 1550. Fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1931, y desde 2002 esta considerada Bien de Interés Cultural. Se trata del mejor, y prácticamente el único edificio gótico que se conserva en Madrid .
Torre mudéjar de la Iglesia de San Pedro el Viejo: En el corazón de la Morería madrileña, encajonada en el intrincado laberinto de callejuelas del Madrid de los Austrias, se levanta esta alta y esbelta torre de la iglesia de San Pedro el Viejo, único elemento auténticamente mudéjar que se conserva de uno de los templos más antiguos de la capital. Edificada en el siglo XIV, sobre la antigua mezquita del barrio de la Morería, hoy conocido como La Latina, su construcción se realizó siguiendo el modelo de los campanarios mudéjares de Segovia, Ávila o Guadalajara.
Esta construida completamente de ladrillo con gran sobriedad, especialmente en su zona inferior donde tan solo vemos algunos ventanales rematados con un arco. En el cuerpo superior presenta dos vanos de medio punto rodeados de arcos dobles enmarcados por alfiz bajo el cual corren frisos de ladrillos en esquinillas.
En San Pedro el Viejo se guarda una de las imágenes religiosas de mayor devoción entre los madrileños: La talla de Jesús el Pobre, obra Juan de Astorga, de finales del siglo XVIII. La Archicofradía de Jesús el Pobre sale en procesión cada Jueves Santo, portando también la talla de María Santísima del Dulce Nombre, en una de las procesiones más multitudinarios de la Semana Santa madrileña.
Iglesia de San Nicolás de los Servitas: Esta iglesia aparece mencionada en el Fuero de Madrid de 1202, lo que la convierte, casi con total seguridad, en la más antigua de todo Madrid, tras el derribo en 1868 de la iglesia medieval de Santa María la Real de la Almudena, construida sobre la antigua mezquita de Mayrit. Su proximidad al viejo recinto musulmán ha hecho pensar en más de una ocasión, que la torre mudéjar de ladrillo, rematada por un chapitel herreriano de pizarra típico en Madrid, fuese el antiguo minarete de alguna primitiva mezquita, pero finalmente no se ha encontrado ningún dato que permita confirmar tal suposición. La albañilería y decoración mudéjar de su interior es la única muestra existente en Madrid. A la derecha del presbiterio se conservan yeserías de estilo mudéjar junto a arcos de herradura y las armaduras mudéjares. El retablo mayor es obra de Juan de Herrera. En las capillas laterales podemos admirar pinturas y tallas de Salvatierra, Pedro de Mena y Nicolás de Busi.
La torre mudéjar está formada por tres cuerpos cúbicos, cada uno de los cuales presenta 12 arquerías, de diferente diseño en cada tramo. El primer tramo se puede ver desde el interior de la iglesia, y está decorado con arcos ciegos de tres lóbulos. El segundo, presenta arcos de cinco lóbulos separados por finas columnas de mármol, mientras el tercero y último, presenta simples arcos de herradura apoyados en pequeñas columnas.
Un campanario, de estilo toscano y la fachada del siglo XVII, con una portada barroca del siglo XVIII, obra de Luis Salvador Carmona, con jambas y dinteles ejecutados en granito, rematan el singular conjunto arquitectónico de la iglesia de San Nicolás de los Servitas, declarado Monumento Nacional en 1931.
Ermita de Santa María de la Antigua: Fue construida en el siglo XIII para rendir culto a Santa María Magdalena y actualmente se utiliza como capilla del cementerio de Carabanchel Bajo, donde se encuentra, aunque en sus orígenes servía de parroquia al, entonces pueblo de Carabanchel. Aparte de ser la ermita más antigua de Madrid, es la única completa de la Comunidad de Madrid y uno de los pocos ejemplos de arquitectura en ladrillo de estilo que se conserva en la Capital, junto con San Nicolás de los Servitas y la torre de San Pedro el Viejo. Cuando fue construida, servía de parroquia del pueblo de Carabanchel pero fue en el siglo XV cuando pasó a ser ermita. En el interior de la ermita, bajo la escalera que conduce al coro, se encontró un pozo donde se dice que San Isidro Labrador abrevaba allí los bueyes de su arado.
La planta de santa maría de la Antigua es rectangular con un ábside semicircular de mampostería, con una ventana ojival. La portada de ladrillo con arco lobulado enmarcado por un alfiz, algo característico del mudéjar y la torre es de planta rectangular, en mampostería y ladrillo rematada con un campanario. En su interior se conserva el techo de madera original, medieval, con pinturas al temple de esa época con castillos, imágenes heráldicas, figuras geométricas. El retablo es de estilo barroco, del siglo XVI y en él se puede ver una copia de la imagen medieval de Nuestra Señora de la Antigua que desapareció durante la Guerra Civil.
Se afirma que San Isidro venía a rezar a este lugar, a un pequeño templo que existía antes de la construcción de la ermita. Y era aquí donde, según cuenta la tradición, tuvo lugar el milagro del lobo: San Isidro se hallaba rezando en el interior del templo, cuando unos niños le avisaron de que un lobo estaba merodeando con la intención de matar a su burro. San Isidro, les dijo “Id en paz, hágase la voluntad de Dios” y siguió rezando para al terminar sus oraciones y salir del templo, encontrarse al burro pastando tranquilamente y al lobo muerto.
Capilla de la Cuadra de San Isidro: En el número 3 de la calle Pretil de Santisteban, en la planta baja de un edificio construido en 1856, nos encontramos una pequeña capilla construida sobre lo que en el siglo XII fue una cuadra propiedad de D. Iván Vargas, el patrón de San Isidro. Cuenta la tradición, que Isidro guardaba los bueyes que le ayudaban en sus tareas diarias en esa cuadra, y en los crudos inviernos de Madrid, pasaba muchas noches junto a los animales que le proporcionaban calor. En la capilla actual, se encuentra un bello retablo neoclásico del XVIII y en el Altar, imágenes de estilo napolitano de San Isidro y Santa María de la Cabeza tocados con coronas de plata. Algunos cuadros cuyo tema son los milagros de San Isidro pintados en el siglo XIX por Manuel Castellanos, así como un retrato de D. Diego de Vargas, Gobernador de Nuevo México entre 1690 y 1704. Completan la decoración de esta, prácticamente desconocida capilla, dos vidrieras con las imágenes de San Isidro y Santa María de la Cabeza.
Capilla de San Isidro en la iglesia de San Andrés: El 12 de abril de 1657, con la presencia de los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, se colocó la primera piedra de la Capilla de San Isidro, en los terrenos que ocupaban las casas del Duque de Béjar y de D. Fadrique Enríquez, que fueron derribadas, así como la parte de las murallas que discurría por la Puerta de Moros y la Cava Baja. La capilla de San Isidro está situada en el presbiterio, en el lado del Evangelio y se compone de una antecapilla contigua a la iglesia y perpendicular a ella con zócalo de mármol y pilastras del mismo material hasta la cornisa, cubriéndose con bóvedas de lunetos.
Por su parte la capilla, tiene forma ochavada y doce columnas de mármol negro sobre pedestales de la misma piedra con capiteles dorados de orden corintio, cubierta con una cúpula con tambor y linterna. En el centro podemos observar un templete con cuarto caras de mármol, realizado por Juan de Lobera, bajo el cual se encontraba el cuerpo del San Isidro en el arca de plata. La obra dio lugar al mejor edificio religioso del barroco madrileño, y tuvo un coste total, según Mesonero Romanos, cronista de la Villa de Madrid de 11.960.000 reales, que fueron financiados por la Corona en su mayor parte, con aportaciones de la Villa de Madrid y donaciones de particulares.
Ermita de San Isidro: En 1528 la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V, ordena construir una ermita en honor de San Isidro a las afueras de Madrid, al otro lado del río Manzanares. Allí donde el santo hizo surgir una fuente milagrosa, golpeando una peña mientras trabajaba los campos de su señor, Iván de Vargas. La sencilla iglesia que conocemos hoy fue reedificada en 1725, con fondos aportados por el marqués de Valero y virrey de Nueva España, D. Baltasar de Zúñiga, sobre las ruinas de la construcción original. Consta de una única nave de tres tramos, cubierta por bóvedas de cañón con cúpula de media naranja dispuesta sobre pechinas y soportada por pilastras con capiteles toscanos, provista de linterna y con cubierta de pizarra. El exterior de la ermita es sencillo y muestra, sobre el atrio, una fachada a modo de campanario rematada con frontón triangular.
Desde el primer momento la ermita ha sido lugar de peregrinación para ir a beber el agua “milagrosa” de su fuente convirtiéndose en lugar de encuentro durante la romería de San Isidro Labrador que los vecinos de Carabanchel y de Madrid celebraban, y seguimos celebrando, en la pradera de San Isidro y que por aquel entonces eran tierras de labor. Detrás de la ermita, en el llamado cerro de San Isidro, se construyo en 1811 el Cementerio Sacramental de San Isidro.
Museo de San Isidro. Los orígenes de Madrid: situado en los terrenos que ocupaba el palacio de los condes de Paredes, es más conocido como la Casa de San Isidro, ya que, según la tradición esta fue la casa de los Vargas, patronos de San Isidro, y donde vivió y murió el Santo. El edificio fue construido durante la primera mitad del siglo XVI por la familia de los Lujanes, cuyo escudo puede aún verse en los capiteles del patio. Con el traslado de la corte a Madrid fue destinado a alojar al Nuncio hasta mediados del siglo XVII, por ser uno de los palacios más importantes de la Villa. La apertura del Museo ha permitido recuperar la tradición de la visita al Pozo del Milagro, situado junto al patio, donde San Isidro salvó a su hijo de morir ahogado, haciendo subir las aguas hasta el brocal.
En 1974 el palacio fue demolido casi por completo debido a su estado ruinoso, para tras una serie de excavaciones arqueológicas realizadas en su solar, ser levantado de nuevo con el aspecto que podemos ver actualmente: un moderno museo en cuyas instalaciones se han integrado a la perfección los pocos vestigios que se lograron conservar del edificio original: el pozo del Milagro, la capilla con sus pinturas de los siglos XVII y XVIII y el patio renacentista.
Casa de Iván de Vargas: el edificio original fue construido en el siglo XVI sobre los restos de un viejo edificio medieval, donde, entre los siglos XI y XII, vivió Iván de Vargas. En los siglos XVII y XVIII, fue objeto de diferentes transformaciones, que afectaron, sobre todo, a la fisonomía de la fachada principal, que daba a la actual Calle del Doctor Letamendi. Los primitivos blasones medievales que decoraban sus muros fueron recolocados, a la vez que se colocaron otros nuevos, de factura barroca, dando lugar a una distribución asimétrica de los escudos heráldicos, muy poco frecuente en las casas señoriales. En la década de los cincuenta, fue derribada la parte del inmueble que daba a la Calle de San Justo, para abrir una pequeña explanada frente a la Basílica Pontifica de San Miguel, parte de un proyecto más ambicioso, que contemplaba el traslado de la portada gótica del antiguo Hospital de la Latina, para posteriormente a su alrededor, una nueva fachada para la Casa de Iván de Vargas. Un proyecto que finalmente se abandono. En 1994, el caserón fue declarado en ruinas, y en 2002 fue demolido, pese a encontrarse incluido dentro del Catálogo de Elementos Protegidos.
La Casa de Iván de Vargas ha sido finalmente reemplazada por un moderno edificio: la Biblioteca Pública Municipal Iván de Vargas. En su interior, se han respetado los dos antiguos patios de la casa original, y en uno de ellos, se puede ver el brocal de un antiguo pozo, donde hay labrada una imagen de San Isidro que puede datarse en la Edad Media, recuperándose así, otro de los pozos milagrosos del santo, que hasta ahora había permanecido oculto a la vista de los madrileños. En la fachada que da la Calle del Doctor Letamendi, se ha intentando reconstruir el aspecto que tenía el viejo caserón renacentista. Incluso se han utilizado algunas piezas primitivas, caso de tres escudos heráldicos, que han regresado a su lugar de origen tras su restauración.
Sin embargo, no ha corrido la misma suerte la puerta original, que ha sido sustituida por una mala imitación, aunque mucho más lamentable es la desaparición del escudo renacentista que estaba situado sobre el dintel de dicha puerta, del que no se ha vuelto a tener noticias.
Real Colegiata de San Isidro: El templo ocupa el solar de la Casa de Los Vera, donde vivieron San Isidro y Santa María de la Cabeza y donde excavó una cueva y un pozo, cuya agua era muy saludable y curaba enfermedades de personas y animales. Tiene su origen en la iglesia dedicada a los Santos Pedro y Pablo por la Compañía de Jesús en 1567, según un proyecto del jesuita Bartolomé Bustamante. A su lado se construyo el Colegio de la Compañía, fundado en 1603 por la Emperatriz María de Hungría, hermana de Felipe II, y que dio el apelativo de imperial al mismo. En 1622, año de la Canonización de San Isidro, se puso la primera piedra de la iglesia actual, que pasó a llamarse de San Francisco Javier según un proyecto de Pedro Sánchez, que sigue el modelo de la Iglesia del Gesú en Roma y que finalizaría Francisco Bautista. El pozo y cueva de la Casa de los Vera quedaron bajo el altar.
Destacar que el templo fue destruido, prácticamente por completo, por un incendio provocado en 1936, siendo reconstruido de forma prácticamente idéntica tras la Guerra Civil. El cuerpo incorrupto del santo consiguió salvarse, apareciendo, una vez finalizada la contienda, oculto tras un muro, algo que se considero como un nuevo milagro del santo. De lo poco que se salvó, merece destacarse el Cristo de la Buena Muerte de Juan de Mesa, actualmente en la catedral de la Almudena, aunque en el incendio se perdieron las figuras que se agrupaban a sus pies, representando a la Virgen, San Juan y la Magdalena, obras de Pedro de Mena, la pintura de Luca Giordano titulada, San Francisco bautizando y una talla de la Inmaculada, de la escuela granadina, atribuida a José de Mora.
En su maravilloso retablo de tres cuerpos, se encuentra el arca de plata de San Isidro con sus restos, apoyada sobre otra urna que contiene las reliquias de Santa María de la Cabeza, su esposa. Dos esculturas, La Fe, de Manuel Álvarez, y La Humildad, de Francisco Gutiérrez, enmarcan la escena. El retablo que en la actualidad podemos ver, es una réplica del anterior que resulto completamente destruido, y el arca de plata, desaparecida también en 1936, ha sido igualmente reproducida con absoluta fidelidad al modelo original.
En la Real Colegiata de San Isidro, tiene su sede La Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Esperanza Macarena, conocida popularmente como la Hermandad del Gran Poder y de la Esperanza Macarena que realiza su estación de penitencia por el Madrid de los Austrias el día de Jueves Santo.
Hasta aquí este, no tan breve, recorrido por los lugares de Madrid donde nació, vivió, trabajo, rezo y murió nuestro Santo Patrón, San Isidro Labrador, pero aún hay una pequeña sorpresa, y para los más creyentes y devotos del Santo, aquí os dejo la oración a San Isidro.
Glorioso San Isidro,
tu vida fue un ejemplo de humildad y sencillez,
de trabajo y oración;
enséñanos a compartir el pan de cada día
con nuestros hermanos los hombres,
y haz que el trabajo de nuestras manos
humanice nuestro mundo y sea,
al mismo tiempo, plegaria de alabanza
al nombre de Dios.
Como tú, queremos acudir confiadamente
a la bondad de Dios
y ver su mano providente en nuestras vidas.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
tu vida fue un ejemplo de humildad y sencillez,
de trabajo y oración;
enséñanos a compartir el pan de cada día
con nuestros hermanos los hombres,
y haz que el trabajo de nuestras manos
humanice nuestro mundo y sea,
al mismo tiempo, plegaria de alabanza
al nombre de Dios.
Como tú, queremos acudir confiadamente
a la bondad de Dios
y ver su mano providente en nuestras vidas.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
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