Madrid a caballo. Las estatuas ecuestres de la capital. 6ª parte: la antigüedad, Grecia y Roma.
Hoy llega a su fin nuestro paseo “a caballo” por las calles y parques de Madrid. Y lo haremos desde la antigüedad, Grecia y Roma, cuadrigas, aurigas, Pegasos… y como no, con la desidia, una vez más, de nuestro Ayuntamiento. Creo no haberme dejado ninguna estatua ecuestre en el teclado, pero si así fuera, pido disculpas de antemano. Espero que lo disfrutéis.
Las Cuadrigas de la antigua sede del Banco de Bilbao en la calle de Alcalá.
Las dos cuadrigas con sus respectivos aurigas se encuentran en uno de las zonas más representativas y frecuentadas de toda la ciudad, casi al comienzo de la calle Alcalá partiendo desde la Puerta del Sol. Rematando majestuosamente el edificio que fuera la sede del BBVA, que actualmente alberga las dependencias de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
El edificio se construyó en 1923 y poco después se remató con la colocación de las dos cuadrigas, como representación de la fuerza y el poder, los valores que el Banco de Bilbao quería transmitir a quienes pasaran frente a su sede madrileña. Las esculturas, obra de Higinio Basterra, tienen un peso de 25 toneladas y fueron realizadas en fundición de cobre, plomo, hierro y bronce en Bilbao, desde donde serían transportadas a Madrid tras su finalización para ser colocadas en su ubicación definitiva. Originalmente eran doradas, siendo pintadas del color, prácticamente negro, que presentan en la actualidad para evitar que sirvieran de referencia a los aviones durante los bombardeos que sufrió Madrid mientras duro la Guerra Civil.
Otro dato que merece señalarse es que los aurigas no están representados en su posición lógica en el interior de la cuadriga, sino que están situados a mayor altura, de pie, si, pero en un pedestal sobre el carruaje, con el propósito de que se les pueda apreciar mejor desde el nivel de la calle. Los que hayáis visto la película “La Comunidad” dirigida por Álex de la Iglesia, sin duda recordareis la espectacular escena final del film que transcurre en este lugar.
Otra anécdota, tal vez una leyenda urbana poco menos que imposible de comprobar, relacionada con estas magníficas obras: se contaba que, durante su transporte desde Bilbao a Madrid, uno de los caballos se perdió y el escultor lo buscó de estación en estación, a lo largo y ancho de todo el recorrido, hasta que finalmente lo encontró sano y salvo para ser instalado junto a sus compañeros de tiro.
La Cuadriga de Minerva sobre el Arco de la Victoria en Moncloa.
La segunda de las cuadrigas que hoy nos ocupan, está situada sobre el Arco de Moncloa, en una de las entradas principales a Madrid, la de la carretera de La Coruña. El arco, de casi 40 m. de altura, obra de los arquitectos Modesto López Otero y Pascual Bravo Sanfeliú, esta decorado , con bajorrelieves neoclásicos e inscripciones latinas en ambos frontispicios. En el frente que da a Moncloa se puede leer:
MVNIFICENTIA REGIA CONDITA/AB HISPANORUM DVCE RESTAVRATA/AEDES STVDIORVM MATRITENSIS/FLORESCIT IN CONSPECTV DEI
(Fundado por la generosidad del Rey/restaurada por el Caudillo de los españoles/el templo de los estudios matritenses/floreció bajo la mirada de Dios)
Mientras en el frente que mira a la Ciudad Universitaria figura la siguiente inscripción:
ARMIS HIC VICTRICIBVS/MENS IVGITER VICTVRA/MONUMENTUM HOC/D.D.D.
(A los ejércitos aquí victoriosos/la inteligencia, que siempre es vencedora/da y dedica este monumento)
Y debajo, dos medallones coronados por laurel, se pueden leer dos fechas: ANNO MCMXXXVI A y ANNO MCMXXXIX Ω, que corresponden a los años de comienzo y fin de la Guerra Civil, 1936 y 1939. Todo ello bajo el grupo escultórico de la Cuadriga de Minerva, de Ramón Arregui.
Y una anécdota: el tradicional ingenio e irónico sentido del humor de los madrileños, conocedores de la existencia de una fábrica de cervezas situada en Moncloa, llamada El Laurel de Baco, hizo que cuándo se erigió el Arco de la Victoria, fuera llamado burlona y jocosamente el “Laurel de Paco”, en clara alusión al general Franco.
El Carro de la Aurora en el paseo de Recoletos.
Y una cuarta, sobre la cúpula que remata el edificio de 1926, de estilo ecléctico, que ocupa la aseguradora Aurora Polar en el Paseo de Recoletos, se alza otra cuadriga, símbolo del Carro de la Aurora.
Los Pegasos del Ministerio de Agricultura en Atocha y…
En realidad no son únicamente dos Pegasos, sino cuatro, como os contaré a continuación. Esta es la agitada e inconclusa historia de un magnífico grupo escultórico, cuyo nombre completo es “La Gloria ofreciendo palmas y laureles al Arte y la Ciencia, acompañada por dos grupos de Pegasos, guiados por los genios del Arte y de la Industria”. Fue realizado en 1905 por el escultor Agustí Querol (autor entre otras obras del friso de la Biblioteca Nacional, el monumento a Francisco de Quevedo, o el sepulcro de Antonio Cánovas del Castillo), en mármol de Carrara y está formado por tres figuras: La Gloria (una victoria alada junto a las alegorías de la Ciencia y el Arte), flanqueada a ambos lados por dos Pegasos, acompañados por figuras humanas que simbolizan la Agricultura y la Industria y la Filosofía y las Letras.
Las figuras que actualmente podemos ver sobre el Ministerio de Agricultura, son replicas en bronce hueco realizadas por Juan de Ávalos, mediante la técnica del vaciado, instaladas en 1976 ante el grave deterioro sufrido por las obras originales, a causa, principalmente, de la dureza del clima madrileño y a los daños sufridos durante la Guerra Civil.
Ante el peligro de desprendimientos (de hecho algunos fragmentos ya se habían desprendido y habían caído sobre la acera frente al Ministerio), el grupo original se dividió en dos partes y en 1997 se instalaron en la plaza de Legazpi los dos caballos alados, cuyas alas de mármol tuvieron que ser sustituidas por otras de fibra de vidrio debido al enorme peso, y en 1998 la figura de La Gloria, se emplazó en la glorieta de Cádiz, en el centro de una fuente. Con motivo de las faraónicas obras de soterramiento de la M-30, los dos Pegasos fueron rodeados de andamios con el fin de protegerlos mediante un recubrimiento plástico. En el proceso uno de ellos resulto dañado, de modo que en la plaza de Legazpi sólo quedó, que permaneció envuelto en plástico desde 2005 hasta hace tan solo unos meses en que se le retiró el envoltorio que lo cubría.
En cuanto al otro caballo alado, desapareció de la plaza y en la actualidad se encuentra en un almacén municipal de la calle Áncora, a la espera de, no sabemos bien, qué incierto futuro. El magnífico Pegaso de mármol es visible desde la calle e incluso se puede ver con Google Maps.
Y ya sin mas, descendamos de nuestras monturas y sigamos paseando, a partir de ahora a pie, por las calles y parques de Madrid.
Enhorabuena por la entrada. Este fin de semana he estado en Madrid, y no sabía nada de estas estatuas ecuestres.
ResponderEliminar