Madrid a caballo. Las estatuas ecuestres de la capital. 4ª parte: dos generales… y alguien más.

 El general Martínez Campos en el parque de El Retiro.
El Monumento al general Arsenio Martínez Campos se encuentra situado en la Plaza de Guatemala en el Parque del Retiro, de Madrid, la capital de España, y está dedicado una de las más insignes figuras de la política española de la segunda mitad del siglo XIX, fundamental de la restauración borbónica de Alfonso XII. «La idea de dedicar un monumento para enaltecer y honrar la figura del capitán general Arsenio Martínez de Campos y Antón surgió en 1888, a propuesta de los profesores Pedro Antonio Berenguer y José Ibáñez Martín de la Academia Militar», señala el Ayuntamiento de Madrid. Fue erigido por iniciativa del Marqués de Cabriñana tras una suscripción popular en la que participó la Familia Real, el Gobierno y el Ejército, el cual aportó las 21 toneladas de bronce fundidas.
El Retiro 53
El monumento a este ilustre segoviano sería finalmente inaugurado con la asistencia del rey Alfonso XIII el 28 de enero de 1907. Diseñado por el escultor Mariano Benlliure, consta de un pedestal de piedra que soporta la estatua de bronce del general Martínez Campos a caballo y tiene unas dimensiones de 7,00 × 5,65 × 7,40 metros. El conjunto se compone de tres piezas superpuestas: un pedestal, una gran roca y la estatua ecuestre propiamente dicha. Benlliure representa al general a caballo mientras parece observar al enemigo, sobre un alto pedestal a modo de risco. Dicho pedestal está decorado con relieves sobre sus campañas bélicas y que completa con un trofeo en bronce.
El Retiro 54 El Retiro 55
Se trata de una representación de gran realismo, absolutamente naturalista en la composición, el gesto y los detalles, por la cual el escultor recibió la Gran Cruz del Mérito Militar. El 18 de febrero de 2013 fue Incoado expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural.
El general Espartero en la calle Alcalá.
Espartero 2
Esta estatua ecuestre, situada en la confluencia de las calles de Alcalá y O’Donnell es también una de las más representativas de Madrid. Frente a ella pasan diariamente miles de vehículos en una de las zonas más monumentales de Madrid. Este homenaje a Joaquín Baldomero Fernández Álvarez Espartero (1793-1879) fue proyectado a finales del siglo XIX y representa al político y militar con traje de campaña. Fue costeado por suscripción nacional e inaugurado con toda solemnidad el 31 de agosto de 1866.
Espartero 1
Fundida en bronce en los talleres barceloneses de José Comas Blanch, representa un brioso corcel que marcha al paso, con la cabeza gacha y la pata izquierda alzada montado por el general Espartero, vestido con uniforme de gala de Capitán General con charreteras, la orden del Toisón de Oro y otras condecoraciones, que sujeta las riendas con la mano izquierda y el bicornio que se acaba de quitar en la diestra. Descansa sobre un pedestal de granito y piedra caliza, donde se puede leer el siguiente texto inscrito en bronce en la cara frontal: 

"A / ESPARTERO / EL PACIFICADOR / 1839 / LA NACIÓN AGRADECIDA"

En los laterales dos bajorrelieves de bronce, obras también de Pablo Gibert: uno con la escena del abrazo de Vergara, escenificado por Espartero y Maroto ante sus respectivas tropas y otro que reproduce la batalla del Puente de Bolueta, con las tropas cristinas liberales en primer plano, mientras al fondo se ve la carga contra los carlistas absolutistas que esperan al otro lado del río.
Espartero 4
No se sabe la razón, pero Pablo Gilbert, el escultor encargado de realizar la estatua, la esculpió dotando al caballo de grandes atributos. Esto propició que rápidamente, y desde entonces en Madrid tengamos un dicho popular que hace referencia a esta estatua que dice: “Tiene los cojones como el caballo de Espartero” o “Tienes más huevos que el caballo de Espartero” en clara alusión al tamaño de los genitales del caballo del general. Expresión que se viene utilizando desde entonces, para señalar la valentía de alguien frente a situaciones arriesgadas o complicadas.
Y ya que andamos a cuestas con los generales, creo llegado el momento de hablar de las dos estatuas desmanteladas del “Generalísimo Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios”.
¡Cuántas veces habremos pasado junto a esas estatuas de Franco! Era una época en la que decir “la estatua del caudillo” o “la plaza del caudillo” era algo habitual. Eran otros tiempos.
Franco en el Ramiro de Maeztu
La estatua ecuestre del general Franco que se podía ver frente al Instituto Ramiro de Maeztu, fue obra de un escultor navarro, discípulo de Benlliure, Fructuoso Orduña Lafuente, autor asimismo de las otras esculturas que se encontraban en el Ramiro (la estatua de Minerva, el Discóbolo y los seis atletas de estilo helenista). Fue encargada en 1941 por el entonces Ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, y fue colocada frente a la entrada de Instituto, en 1942. Realizada en bronce, caballo y jinete, tenía una altura de 3 metros, y pesaba 1.300 Kg. Descansaba sobre un pedestal de granito de 1,5 metros de altura, y tenía grabado texto en latín que, traducido decía:

“EL VENCEDOR AVANZA EN SU CABALLO..."

A pesar de que el caballo estaba inmóvil sobre sus cuatro patas.
Franco en el Circulo de Bellas Artes
Antes de ser instalada frente al Ramiro de Maeztu, la estatua estuvo expuesta en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en 1987 fue trasladada a la Academia de Toledo, donde aún debe seguir, si no la han vuelto a trasladar. Destacar que esta fue la primera estatua ecuestre que se realizó de Franco.
Franco en Nuevos Ministerios 1
Luego seguirían otras muchas a lo largo y ancho de nuestra geografía, Santander, Valencia, Melilla, Zaragoza, El Ferrol… o la que estuvo situada en la Plaza de San Juan de la Cruz, en un lateral de los Nuevos Ministerios desde 1959, que sería retirada finalmente la madrugada del 17 de marzo de 2005 y trasladada al almacén del MOPU del distrito madrileño de Ciudad Lineal. Era obra del escultor José Caput y fue realizada en 1956. Su autor se inspiró en la figura ecuestre dedicada al condottiero Erasmo de Narmi, más conocido como Gattamelata. El monumento fue financiado por la Administración del Estado. Estaba fundida en bronce y tenía una altura, incluido el pedestal de 7 metros y medio. Antes de ser retirada, fue durante años objeto de frecuentes ataques con pintura roja y punto de reunión de numerosas manifestaciones antifranquistas de la izquierda radical, en su continuo afán de reescribir, cuando no borrar definitivamente, determinadas páginas de la historia de España.

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