Madrid a caballo. Las estatuas ecuestres de la capital. 3ª parte: una reina, dos libertadores y un marqués.

 Isabel la Católica en el paseo de la Castellana.

 

El monumento a Isabel la Católica, obra de Manuel Oms y Canet se halla situado en el Paseo de la Castellana. Fue inaugurado en 1883 y su nombre oficial era, y sigue siendo “La apoteosis de Isabel la Católica marchando a la realización de nuestra unidad nacional”. El grupo escultórico que preside el monumento está formado por tres figuras fundidas en bronce que representan a Isabel la Católica montada a caballo y a Gonzalo Fernández de Córdoba “El Gran Capitán” y al Cardenal Mendoza marchando a pie junto a la reina. El monumento se encontraba inicialmente en el centro del paseo de la Castellana, muy cerca del Colegio de Sordomudos y Ciegos, en la actualidad la escuela Superior del Ejército y próximo al Palacio de la Industria y de las Artes, donde hoy se encuentran el Museo Nacional de Ciencias Naturales y la E. T. S de Ingenieros Industriales.

  

En 1958 se decidió su traslado a un lateral de la Castellana, a los pies del citado Museo nacional de Ciencias Naturales. Con el traslado el pedestal original de estilo neo árabe, realizado en mármoles de distintos colores, con un cuerpo central cilíndrico en el que se veían las armas de los reyes Católicos y de la Villa de Madrid y a su alrededor ocho columnas dispuestas por parejas que sostenían los escudos de Castilla, León, Navarra y Aragón, fue sustituido por el que podemos ver en la actualidad, de planta ochavada y realizado en granito. En cada uno de sus cuatro chaflanes vemos los emblemas en bronce de Castilla, León, Granada y Aragón y en su parte frontal un escudo de Madrid con la siguiente leyenda:

“A Isabel la Católica, bajo cuyo glorioso reinado se llevo a cabo la unidad nacional y el descubrimiento de América. El pueblo de Madrid, 1883”

Simón Bolívar en el parque del Oeste.

  

A mitad de camino entre el Arco de la Victoria y la Ciudad Universitaria, en el paseo de Camoens del parque del Oeste madrileño, se encuentra esta estatua ecuestre dedicada al militar y político venezolano Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte-Andrade y Blanco, más conocido en los libros de Historia como Simón Bolívar. Uno de los principales artífices de la independencia de los países latinoamericanos.

 

El primer intento se realizó en 1925 pensando emplazarlo en la Plaza del marques de Salamanca donde el general Primo de Rivera llego a colocar la primera piedra del monumento y era una obra del escultor español Enrique Martin. Hubo un segundo intento en 1957 realizado conjuntamente por los institutos de Cultura Hispánica de España y Venezuela. El artista escogido fue Juan de Ávalos, por aquel entonces en la cima de su éxito como escultor, quien presento el proyecto de una gran obra, de dimensiones colosales, con salón de lectura, biblioteca y museo en su interior, con la posibilidad de poder hacer un mirador desde los ojos del libertador. El descomunal proyecto asusto a los solicitantes por su elevado costo en una España con muy pocos recursos económicos, siendo rapidamente descartado. Finalmente en 1967, el Doctor Marañón como presidente del Instituto de Cultura Hispánica y el alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro, consiguieron convencer a diplomáticos de Venezuela, Ecuador, Panamá, Perú, Chile,  El Salvador y Colombia, para que corrieran con el coste de unos siete mil quinientos euros, al cambio actual, de la estatua que sería realizada por el escultor Emilio Laíz Campos para el actual monumento, ofreciendo el Ayuntamiento de Madrid el terreno para su emplazamiento en el Parque del Oeste.  Un espacio en el que se encontraba anteriormente el monumento a los Héroes de las Guerras Coloniales, destruido durante la Guerra Civil.

La estatua ecuestre fue realizada en la fundición Angel Gonzalez Sellas de la capital y el monumento fue finalmente inaugurado en 1970 y el autor realizó algunas copias más del mismo que serían llevadas hasta Colombia y Venezuela. Como dato curioso señalar que, el caballo utilizado como modelo, de aspecto muy alejado a las clásicas monturas militares, pertenecía a la yeguada del rejoneador Ángel Peralta.

El general José de San Martín en el parque del Oeste



Esta estatua ecuestre representa a uno de los más insignes libertadores de la América Hispana, el general José Francisco de San Martín y Matorras, considerado uno de los máximos luchadores por la independencia de las naciones de latinoamérica, siendo reconocido en Argentina  como un héroe nacional, en Perú como el libertador del país y en Chile como un histórico Capitán General de su Ejército.



El conjunto escultórico, obra de Louis Joseph Daumas fue un regalo de Argentina a la ciudad de Madrid en 1960 y se encuentra situado sobre un pedestal realizado en granito, obra del arquitecto, Manuel Herrero Palacios, donde se pueden ver dos relieves en bronce, que representan escenas de la vida militar de este gran militar: La carga de la caballería en la batalla de Bailen, del escultor Agustín de la Herrán y El paso de los Andes, obra de Luis Perloti.

 

Se trata de una réplica de la situada en la Plaza de San Martín en Buenos Aires, fundida en Madrid en los talleres de Angel González Sellas. La primera piedra fue colocada por el presidente de Argentina Arturo Frondizi el 9 de julio de 1960, inaugurándola el 25 de mayo de 1961 Héctor D’Andrea , embajador de Argentina en España.

El marqués del Duero en la plaza de Gregorio Marañon.

  

En la Plaza de Gregorio Marañón se encuentra esta estatua ecuestre, homenaje a Manuel Gutiérrez de la Concha, más conocido como el Marqués del Duero. Según nos cuenta el propio Ayuntamiento de Madrid:

“Este monumento dedicado al héroe de las dos primeras guerras carlistas fue promovido por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Ayuntamiento de Madrid, que el 31 de agosto de 1875 convocaron un concurso para consagrarle un mausoleo y una estatua ecuestre”

 

La estatua, obra Andres Aleu, representa al marques del Duero vestido con el uniforme de general y la espada enfundada colgando del lado izquierdo, sobre un elegante y brioso caballo. Tiene su brazo derecho extendido al frente, para indicar el camino que debían tomar sus tropas, mientras que con el brazo izquierdo sujeta las bridas del animal. Se alza sobre un pedestal obra de Pablo Gilbert, en cuya parte frontal puede leerse en letras mayúsculas de bronce:

“AL CAPITÁN GENERAL/ MARQUÉS DEL DUERO”

En los laterales podemos ver dos relieves. En el lateral izquierdo, representó Gilbert la entrada del marqués en Oporto cuando acudió con sus tropas para ayudar a la Reina Dº María de la Gloria, consiguiendo restablecer, sin llegar acombatir, la autoridad de la soberana portuguesa en Oporto, hecho por el que recibió honores en Portugal y en España, y en la derecha el momento en el que era recogido por sus ayudantes, herido de muerte, en la batalla de Monte Muro en Navarra, mientras preparaba el ataque a Estella, la capital simbólica de los carlistas. Manuel Gutiérrez de la Concha era, con toda probabilidad, el militar que estaba destinado a proclamar la restauración borbónica en la persona de Alfonso XII. Tras su muerte, sería el general Martínez Campos, quien lo haría unos meses más tarde en Sagunto.

La obra costó 143.000 pesetas de finales del siglo XIX. Como curiosidad, el material para la escultura se consiguió fundiendo el bronce de viejos cañones facilitados por el Cuerpo de Artillería y fue inaugurada el 27 de junio de 1885.