Madrid, 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos I, rey de España.

Ese día amaneció con un sol radiante, un cielo azul, luminoso, madrileño hasta el tuétano, sin una sola nube que pudiera ensombrecer la histórica jornada.
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A las 8 de la mañana, la Carrrera de San Jerónimo ya estaba abarrotada de miles de españoles, que no se querían perder ni un detalle de lo que estaba a punto de suceder ante sus ojos. Tras 44 años de historia convulsa y trágica, con una II Republica incapaz de gobernar España, una Guerra Civil fraticida y sangrienta y una dictadura que acababa de tocar a su fin, la monarquía regresaba a España en la persona de D. Juan Carlos de Borbón y Borbón, que a partir de ese día iba a ser el rey de todos los españoles con el nombre de Juan Carlos I.
Y lo ha sido, ¡Vive Dios, que lo ha sido!
Corona y cetro
Desde la Puerta del Sol hasta Neptuno había banderas con los colores nacionales, el rojo y el gualda, adhesivos, banderines, pancartas… todo con la inscripción “Juan Carlos I, Rey de España”. A las 10 comenzaron a llegar los procuradores y los primeros invitados, entre los que se encontraban Nicolás Franco, hermano general Franco, los marqueses de Villaverde, los duques de Cádiz, las infantas Pilar y Margarita, hermanas de don Juan Carlos, los ex soberanos de Grecia, Constantino y Ana María y la princesa Irene, la infanta doña Alicia, tía de don Juan Carlos, y sus primos, los príncipes de Zamoysky. El primer representante extranjero en llegar a las Cortes fue el príncipe Raniero de Mónaco, que ocupó su lugar en el palco junto al rey Hussein de Jordania y el general Augusto Pinochet. A la 12 los palcos ya estaban completamente ocupados por los invitados, y poco después, todos ellos puestos en pie, recibieron a D. Juan Carlos y Dª. Sofía, cuya entrada en el Congreso fue recibida con una gran ovación, acompañados por sus hijos, y por los tres miembros del Consejo de Regencia. Don Juan Carlos vestía el uniforme de capitán general y de su cuello pendía el Toisón de Oro; Dª Sofía, traje largo de color fucsia; las infantas de terciopelo verde, y Don Felipe traje oscuro y corbata negra.
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Acto seguido, el presidente del gobierno D. Carlos Arias Navarro, dio comienzo a al ceremonia y a las 12:35 en punto del día 22 de noviembre de 1975, solo dos días después de la muerte del general Franco, el príncipe D. Juan Carlos de Borbón y Borbón prestaba juramento como rey de España, con el nombre de Juan Carlos I, en presencia de la princesa Sofía, y de sus hijos, Elena, Cristina y Felipe y ante las Cortes, el Gobierno, el Consejo del Reino y el Consejo de Regencia, cuyo presidente Alejandro Rodríguez de Valcárcel le tomó juramento. D. Juan Carlos, con la mano derecha sobre los Evangelios y teniendo ante sí el cetro y la corona (los atributos de la realeza) y un crucifijo, pronunció las siguientes palabras: “Juro por Dios y sobre los Santos Evangelios cumplir y hacer cumplir las leyes fundamentales del Reino y guardar lealtad a los principios que informan el movimiento nacional”. Acto seguido, el presidente de las Cortes gritó “¡Viva el Rey!”, y las 1.500 personas que se encontraban presentes en el hemiciclo del Palacio de las Cortes respondieron emocionadas “¡Viva!”
Don Juan Carlos, serio y visiblemente emocionado, dio comienzo a su primer discurso:
“Hoy comienza una nueva etapa de la historia de España. Esta etapa que hemos de recorrer juntos se inicia en la paz, el trabajo y la prosperidad, fruto del esfuerzo común y de la decidida voluntad colectiva. La Monarquía será el fiel guardián de esa herencia y procurará en todo momento mantener la más estrecha relación con el pueblo. La institución que personifico integra a todos los españoles, y hoy en esta hora trascendental os convoco porque a todos nos incumbe por igual el deber de servir a España. Que todos entiendan con generosidad y altura de miras que nuestro futuro se basará en un efectivo consenso de concordia nacional. Asumo la Corona del Reino con pleno sentido de mi responsabilidad ante el pueblo español. Pido a Dios ayuda para todos y os prometo firmeza y prudencia. Confío en que todos sabremos cumplir la misión en la que estamos comprometidos. Si todos permanecemos unidos habremos ganado el futuro. ¡Viva España!”.
Un discurso emotivo y  lleno de esperanza, pero muy realista que fue interrumpido por los aplausos hasta en cinco ocasiones y en el que transmitió D. Juan Carlos logro hacer llegar a todos los que estábamos siendo testigos de ese momento histórico, su deseo de ser el rey de todos los españoles. Los aplausos del hemiciclo duraron varios minutos. España era de nuevo monárquica, o al menos “juancarlista”.
Una nueva etapa se iniciaba en la historia de España, y todos habíamos sido testigos y eramos conscientes de ello.
Juan Carlos I, Rey de España Juan Carlos 1 - Jura
Finalizado el acto, a la 1 de la tarde, los ya reyes de España, D. Juan Carlos y Dª Sofía, abandonaron el Palacio de las Cortes mientras sonaba el himno nacional y en un Rolls-Royce Phantom IV descubierto de la Casa Real, iniciaron un recorrido por las calles de Madrid, desde la Carrera de San Jerónimo, hasta el Palacio Real, pasando por  Neptuno, el paseo del Prado, la castiza Cibeles, Alcalá, Gran Vía y la plaza de España.
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Y ya en Palacio presidieron el primer acto público de su reinado: el último adiós a Franco en el Salón de Columnas. Un acto cargado de significado, pues suponía el cierre definitivo de una etapa de la historia de España, y el esperanzado y optimista inicio de una nueva.
Juan Carlos I - Balcón Palacio Real
La ceremonia fue retransmitida por televisión a más de 30 países y seguida por más de 300 millones de telespectadores en todo el mundo. Desde Francia a Dubái, pasando por Suiza, Alemania, Austria, Italia, Jordania, Brasil, Marruecos, Chile, Venezuela, Costa Rica, o Colombia, por enumerar tan solo algunos.
El Rey confirmó en su puesto al Presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, pero su mas que evidente inmovilismo y apego al pasado, pronto se convirtió en un lastre, que hacía muy difícil llevar a cabo las reformas políticas necesarias, lo que desembocó en un distanciamiento cada vez mayor entre Arias Navarro y D. Juan Carlos. Finalmente el Presidente del Gobierno presentó su dimisión al rey el día 1 de julio de 1976 y a continuación, para sorpresa de propios y extraños, el rey nombró Presidente del Gobierno a Adolfo Suárez. La transición había comenzado.
Alfobso XII - Exilio
La entronización de D. Juan Carlos representó la restauración de la monarquía en España después de 44 años. Quedaban felizmente atrás, las imágenes de Alfonso XIII, abuelo del nuevo monarca, partiendo hacia el exilio tras su abdicación en abril de 1931, tras la proclamación de una II República, absolutamente incapaz, surgida de unas simples elecciones municipales, quedaba atrás la cruel Guerra Civil, y quedaban atrás los 40 años de gobierno del general Franco. Ante los españoles, se presentaba un horizonte despejado y lleno de esperanza y eso fue precisamente, lo que Juan Carlos I nos dio a todos: esperanza en un futuro en paz y mejor. Una esperanza que el tiempo se encargo de convertir en feliz realidad.
Felipe VI
Ahora el reto es para su hijo, D. Felipe de Borbón y Grecia, que reinara con el nombre de Felipe VI desde el día 19 de junio de 2014.
Solo con que cumpla su misión como rey de España, tan bien como lo ha hecho su padre a lo largo de sus casi 40 años de reinado, los españoles nos podremos dar por más que satisfechos.
Bandera de España
¡Viva España! ¡Viva el Rey!

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