El Madrid medieval. El barrio de la Morería.

Pasear por el barrio de la Morería supone recorrer las calles donde inicialmente vivieron los mozárabes y posteriormente, tras la reconquista de Mayrit por Alfonso VI en 1083, los mudéjares. Conviene aclarar que los mozárabes eran aquellos que siendo cristianos vivían en territorios ocupados por el Islam, mientras los mudéjares eran aquellos musulmanes que decidían permanecer en las ciudades reconquistadas para la cristiandad.
La Latina (80)
Barrio de la Morería, / patinado de poesía y ungido de tradición; / con sus casucas judaicas, / con sus leyendas arcaicas / y su honda desolación. / Rinconcito madrileño, / que yace en profundo sueño / de los siglos a través; / en cuya paz solitaria/ cantaba la legendaria / campana de San Andrés”
(Emilio Carrere – Diario Madrid, 1944)
Cuando Alfonso VI reconquistó Mayrit, concedió a los musulmanes un amplio autogobierno, que les permitió mantener vivas sus costumbres y tradiciones, y así agricultores, herreros, caldereros, aceiteros, comerciantes, artesanos… abandonaron el antiguo recinto amurallado de los musulmanes junto a la actual Catedral de la Almudena, para cruzar hacia el cerro de las Vistillas, donde se instalaron en el antiguo barrio mozárabe que de ese modo se convirtió en la Morería, un barrio extramuros que pocos años más tarde quedaría definitivamente incorporado a la ciudad tras la construcción de una segunda muralla, cuyo propósito era proteger este nuevo barrio de Madrid de posibles ataques. Ambos barrios se encontraban separados por un arroyo de nombre Mayra, que acabaría transformándose en Mayrit (agua que corre), que discurría siguiendo el trazado de la actual calle Segovía.
La Latina (81) Plaza del Alamillo
En la actualidad, es posible imaginar cómo debió ser aquel barrio que se extendía en torno a la plaza del Alamillo, lugar de gran importancia ya que era donde se reunía el Tribunal Árabe de Justicia, y en cuya proximidad se encontraban las dos mezquitas, situadas en el lugar donde hoy podemos contemplar la iglesia de San Andrés y la iglesia de San Pedro el Viejo con su torre mudéjar. Cuenta la leyenda que la primera campana que sonó en su esbelta torre se coloco sola. Cuando los hombres cargaban la campana para situarla en lo alto del campanario, ésta se quedó atascada entre los muros de la torre. Tras vanos intentos para intentar moverla, decidieron descansar y regresar al día siguiente. Su sorpresa fue mayúscula, cuando comprobaron que misteriosamente la campana ya estaba en su lugar.
El cronista Pedro de Répide, nombrado Cronista de la Villa en 1923 y primer representante del Cuerpo de Cronistas Oficiales de la Villa de Madrid nos cuenta que fue en la plaza del Alamillo donde el Cid Campeador, “alanceó un toro en la fiesta de Aliatar” para celebrar la conquista de Toledo por Alfonso VI. También son legendarias las catacumbas, pasadizos y cuevas que desde la Casa del Pastor se dice que llegaban hasta el Manzanares. A pesar de sus orígenes árabes, no está claro si el nombre de esta pequeña plaza proviene del árabe “alamil” (tribunal), o simplemente se debe los árboles que en ella había, en especial a un álamo que estuvo en la plaza hasta el siglo XIX.
Casa del Pastor
 Se accedía a la Morería tras cruzar el arroyo Mayra por el lugar donde se encontraba la Casa del Pastor, de la que únicamente se conserva un escudo de piedra en el que ya aparecen la osa y el madroño coronados, símbolo de Madrid, que podemos ver en la fachada de un edificio de nueva construcción situado en la calle Segovia al pie del Viaducto. Cuenta la tradición, que justo en este lugar se alzaba la llamada Casa del Pastor, llamada así porque su morador original, un clérigo de vida ejemplar, que a diario visitaba a los enfermos, llamado José, dejo instrucciones para que tras su muerte, todas sus pertenencias fueran entregadas, a la primera persona que subiera por la Cuesta de la Vega al día siguiente de su fallecimiento, y verdad o leyenda, el afortunado fue un pastor que había dado cobijo al cura cuando este fue perseguido por la Inquisición. Pero como ya os habréis dado cuenta, esta historia es muy posterior a los hechos que estamos rememorando.
La Aljama de Madrid
Plaza de la Paja Costanilla de San Andrés
La primera referencia documental a los mudéjares madrileños es tardía, pues  no aparece hasta el fuero de 1202. No obstante, es muy probable que tras la capitulación de 1085, algunos grupos de musulmanes no conversos, la mayoría de ellos campesinos o artesanos de bajo nivel socio económico, decidieran permanecer en la villa, tal y como ocurrió en otras zonas del Reino de Toledo tras la reconquista. El resto, especialmente las clases mas pudientes de la sociedad islámica madrileña, (militares, administrativos o religiosos, habrían optado por abandonar Mayrit para establecerse en los Reinos de Taifas vecinos. Este grupo de musulmanes que decidió permanecer en Mayrit, fue aumentando a lo largo del siglo XII con la llegada de cautivos obtenidos en los combates fronterizos que siguieron a la reconquista de Madrid por Alfonso VI. De este modo la población musulmana de Madrid estaba formada por tres grupos bien diferenciados: los mudéjares descendientes de aquellos que permanecieron en la villa, los cautivos obtenidos como botín de guerra y los libertos, cautivos emancipados de sus amos, pero que mantenían estrechos vínculos con ellos.
Calle del Toro Costanilla de san Andrés y San Pedro el Viejo
Todos ellos se establecieron en la margen izquierda del arroyo de San Pedro junto a la plaza de la Paja, formando la Morería Vieja, donde estaban la mezquita, los baños, la carnicería para abastecer en exclusiva a los miembros de la comunidad musulmana o la casa de bodas, un barrio que sobrevivió hasta al menos 1502, fecha del edicto de expulsión.
Madrid - Plaza del Arrabal
Este colectivo se constituyó en Aljama en el siglo XIII. La autoridad máxima y juez era el alcalde, asesorado por consejeros y expertos alfaquíes. Se tiene constancia de que en Madrid lo fueron Don Mahomad, el maestre Hamete o el maestre Abrahem, y entre los alfaquíes, Alcahen o Abraham. Desde mediados del siglo XIV con la Aljama en su momento de mayor esplendor, muchos de los miembros de las familias mas acomodadas se trasladaron a la Morería Nueva, situada entre la plaza del Arrabal (actual plaza Mayor) y Puerta Cerrada.
Calle de la Morería
Las leyes de 1481, que determinaban que los judíos viviesen separados de la población cristiana, se aplicaron también a los musulmanes, que se vieron forzados a vivir en una zona aislada situada junto a su mezquita. Fueron obligados a llevar señales distintivas sobre el hombro derecho y ropas que les identificasen y les estaba prohibido tener negocios fuera de la Morería. Únicamente la insistencia del concejo ante los Reyes Católicos permitió suavizar dichas prohibiciones en 1482, cuando se hizo petición a los monarcas “a favor de los moros, para que puedan tener sus tiendas, de día solamente en las plazas desta Villa”. Con la peste que asolo Madrid en 1488, la comunidad musulmana se vio reducida a menos de 300 miembros ya que “con la pestilencia se murieron muchos e otros se an ido a lugares de señorío” y “después acá se an muerto e ydo mas de la mitad de los moros que avia en la dicha aljama”
La Conversion de los Moriscos - Retablo de Felipe Vigarny
Finalmente, el 12 de febrero de 1502 una Real Cédula ordenó la conversión o el destierro de los mudéjares que vivían en todos los reinos cristianos. Gran parte optó por el bautismo forzoso que en Madrid implicó a prácticamente toda la Aljama a cambio de algunos beneficios como la exención de impuestos durante diez años, el cese de la jurisdicción sobre la comunidad del Tribunal de la Inquisición y el mantenimiento de la casa de  bodas, la carnicería o el cementerio.  Se les permitía conservar las tiendas que poseían fuera de la Morería y se les concedieron nuevos negocios, sin coste alguno durante al primer año, en la plaza del Arrabal. A cambio el concejo conseguía “que no se despueble donde avía personas dellos de oficios de albañiles e carpenteros necesarios al bien desta villa”
La Latina (62)
Los primeros miembros de la comunidad musulmana en convertirse fueron un alfarero y sus tres hijos a quien el Concejo premio su celeridad con la esperanza de que cundiera el ejemplo con ”paño de Londres morado para capuz  e caperuça e sayas e sayuelos e sayo para sus hijos”. Entre los notables cuya conversión quedo documentada estaban el alcalde Yuçu Mellado que pasaría a llamarse Juan Zapata desde el momento de su bautismo, el alarife Abraen de San Salvador, a partir de ese momento Francisco Ramírez o el maestre Haçan bautizado como Gonzalo Fernández.
La Latina (61) La Latina (74) La Latina (63)
En la actualidad, si nos situamos en la plaza de los Carros, junto a la  iglesia de San Andrés, podremos ver, gracias a una de esas placas amarillas que el Ayuntamiento madrileño ha repartido por toda la capital, el lugar exacto donde se encontraba otro de los accesos a la Morería: la Puerta de Moros, junto a la que se encontraba el cementerio árabe de Uesa del Raf, muy próximo a la plaza de la Cebada. Siguiendo por la Cava baja, llegaremos hasta otro de los accesos el de Puerta Cerrada, para subiendo por la Cava de San Miguel, encontrarnos con la Puerta de Guadalajara, que en su momento fue la principal entrada a la Villa de Madrid. La muralla continuaba por la calle de la Escalinata, para desde allí dirigirse hacia el Alcazar, cerca del cual se encontraba la última de las puertas de acceso: la Puerta de Valnadú.
Madrid y sus murallas medievales
Este era el Madrid que daba cobijo por igual a musulmanes y cristianos y dentro de este reducido recinto amurallado se encontraba la Morería, un conglomerado urbano compacto, privado, sin una unidad en el aspecto arquitectónico, con sus callejuelas tortuosas construidas sin planos, una acumulación de edificios y casas en calles que variaban de anchura y dirección continuamente, hasta formar una especie de laberinto intrincado y misterioso.
Restos de la 2ª muralla en la calle de los Mancebos, 3 Restos de la 2ª muralla en la calle del Almendro
Diez siglos después, aun es posible contemplar algunos lienzos de las murallas que rodeaban la Morería en las calles del Almendro y de los Mancebos, aunque en un estado de conservación realmente lamentable.
Los imprescindibles de la Moreria madrileña.
Barocco
Barocco – Plaza de la Morería, 4. Un Cafe Teatro, un lugar de encuentro recién llegado al barrio en 2013 de la mano de Emilio, entregado en cuerpo y alma a su creación. Actuaciones, música en directo, lecturas de poesia y obra narrativa… Emilio pretende que la oferta se vaya ampliando. Barocco es un lugar muy especial que te sorprenderá día a día donde podrás disfrutar de una noche diferente. Y a partir de septiembre, un brunch los sabados y domingos a la 1:00 p.m. a base de miniplatos, con 8 salados y 3 dulces.
El Colmao GastroClub – Redondilla, 7. Un lugar muy especial, punto de encuentro multicultural donde la decoración, junto con el cuidado servicio, juegan un papel fundamental. Platos tradicionales cargados de cariño, vinos de la tierra seleccionados con talento, conservas, pan reciente y repostería casera. Aparte de su carta, sus brunchs y su plato del día, puedes comprar los productos seleccionados por el El Colmao GastroClub, como sus tartas caseras, el pan del día, flores, vinos, conservas, menaje e incluso el mobiliario del local.
Corral de la Morería
El Cosaco - Zakuski
El Cosaco – Plaza de la Paja, 2. Toda una institución en el barrio. Llevan desde 1969 dando a conocer lo mejor de la cocina de la Rusia Zarista del XIX y fue el primer restaurante ruso que abrió en España. Buena cocina en un ambiente acogedor, selecto y elegante. Los jueves por la noche música rusa en directo.
La Latina (108)
El Estragón – Plaza de la Paja, 10. El Estragón es un una vieja taberna convertida en restaurante vegetariano, donde podrás disfrutar de su amplia y elaborada carta junto a tus amigos no vegetarianos. Un restaurante para la gente que disfruta comiendo, en el que ni os daréis cuenta de que no hay carne en la carta.
Gauranga
Gauranga Transcendental Food – Angosta de los Mancebos, 6. Una exquisita sorpresa y unos precios de lo mas asequibles, con un menú del día por tan solo 7,50 €. No hay carta ni la habrá, se trata de que los ingredientes de sus recetas sean lo más frescos posible, utilizando para ello, únicamente productos de temporada. Sin duda uno de mis favoritos.
 Off de La Latina (2)
Off de la Latina – Mancebos, 4.  Ocupando el local anteriormente ocupado por La Escalera de Jacob, llega al corazón del barrio el Off de la Latina, un espacio escénico multidisciplinar dedicado al teatro, los monólogos, la magia, el cabaret, los conciertos y hasta los espectáculos infantiles. Dos salas y dos barras para tomar unas cañas antes del espectáculo.
Taberna Rayuela
Taberna Rayuela – Morería, 8. La Taberna Rayuela es un lugar donde podréis disfrutar de recetas conocidas y probar otras nuevas, tomar una copa o uno de sus fantásticos mojitos. Una taberna con encanto con una comida excelente a base de tapas. Los menús son estupendos ya que se salen de lo habitual y todo ello con unos precios de lo mas razonables.
Taquería del Alamillo
Taquería del Alamillo – Plaza del Alamillo, 8. Probablemente uno de los mejores restaurantes mexicanos de la capital, la Taquería del Alamillo, con su tranquila y escondida terraza es el lugar perfecto para disfrutar de la mejor cocina del país hermano. Fantásticos sus tacos de tinga poblana, de cochinita pibil, el guacamole y unas sorprendentes quesadillas con huitlacoche (el hongo negro del maíz) o con flor de calabaza.
Desde El Ventorrillo
El Ventorrillo – Bailén, 14. Para una ciudad sin mar como Madrid, este es el mejor de los sitios para disfrutar de una espectacular puesta de sol, y de las inmejorables vistas a la Catedral de La Almudena mientras nos tomamos algo. Una terraza perfecta para recuperar fuerzas después de recorrer el Madrid mas antiguo. No dejéis de probar el pollo o el conejo al ajillo o su buenísima tortilla de patatas. No es especialmente barato, pero aun así, merece la pena.
No dudéis en acercaros a disfrutar de la Morería madrileña y todo lo que ofrece, no os arrepentiréis.

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